Capítulo 3

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Jadeé sorprendida al reconocer al hombre para el que bailé. Deslicé la mirada desde su cabello, negro como el carbón hasta su rostro de ojos azules y mandíbula cuadrada. Tenía unos labios gruesos, que en estos momentos formaban una sonrisa de medio lado.

Continué comiéndomelo con los ojos, sin pudor alguno. Mis rostro quedaba a la altura de su pecho, el cual estaba cubierto por una camisa blanca ajustada que marcaba sus pectorales y abdominales. A través de la camisa ya podía apreciar sus brazos musculosos y vislumbrar algún tatuaje.

Intenté apartarme hacia atrás pero me agarró de la muñeca.

-¿Te gusta lo que ves?-me dijo con voz grave.

Dios, este hombre desprende sexo por cada uno de sus poros.

- No te creas -repliqué.

- Vaya espectáculo has dado antes en la pista-susurró mientras acercaba su rostro al mío, casi rozando mis labios.

Apoyé la mano en su pecho para que no notase lo temblorosa que estaba. No le tenía miedo ni mucho menos, si no que temblaba de expectación, de las ganas que tenía de llevármelo a la cama.

- Espero que te haya gustado, eso es lo máximo que conseguirás hoy-contesté pasando por debajo de sus brazos y dirigiéndome de vuelta a la pista.

Giré la cabeza mientras marchaba para verle parado donde le había dejado, con la boca abierta y cabreado. Continué mi camino con una sonrisa en la boca.
Claro que me lo quería llevar a la cama, pero no sé lo iba a poner tan fácil.
Me abrí paso entre la gente hasta encontrar un hueco donde poder continuar bailando. Cinco minutos después, noté unos brazos que me rodeaban la cintura y como una boca se posaba en mi oído.
Sabía que era él, ya que me llegaba a la nariz su olor corporal.

- No me gusta que me dejen con la palabra en la boca-me dijo mientras apretaba su cadera contra la mía.

Su boca decía una cosa, pero su entrepierna decía otra. Notaba el bulto a través de su pantalón azul y madre mía, era grande.

- No me digas...-dije fingiendo desinterés.

Su cuerpo estaba perfectamente acoplado al mío, y empezó a moverse conmigo al son de la música, pasando las manos por cada rincón visible de mi cuerpo.  Sus manos bajaron hasta el dobladillo de mi vestido y lo subieron un poco, tanto que podría haberme tocado las bragas, si las llevase.
Soltó un profundo gruñido al darse cuenta.

-No llevas bragas - confirmó con voz ronca

Me separé un poco y me recoloqué el dobladillo del vestido. Me giré para darle la cara y no perdió ni un segundo en volver a atraerme hacia él.

- Me muero de ganas de probar tu boca - dijo mirándome a los labios.

Sin darme tiempo a contestar, juntó su boca con la mía. Sus labios acariciaron los míos mientras pasaba su lengua por mi labio inferior. Una de sus manos se deslizó hacia mi culo y la otra me agarró del pelo, dejándome totalmente a su merced.  Siguió besándome hasta que presionó con su lengua mi boca, para que le dejase entrar. Me rendí a sus órdenes y gemí al sentir como su lengua danzaba en mi boca.
Dios mío, que bien besaba.

- Que te parece si terminamos esto en otro sitio - dijo separando su boca de la mía y bajando por mi cuello.

No era capaz de pensar con su boca sobre mi piel, nunca me había sentido tan excitada simplemente con un poco de manoseo.  Fui un poco consciente del espectáculo que estábamos dando, pero no me podía importar menos.

Asentí con la cabeza un poco aturdida.

- Bien, vamos - dijo satisfecho mientras tiraba de mi mano y comenzaba a andar.

HowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora