Capítulo 2

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Después de media hora en la cola, por fin fuimos capaces de entrar en la discoteca.

- Aún tuvimos suerte de poder entrar - dijo Naomi alisándose el vestido.

Ahora que lo pensaba, la verdad es que si. Estábamos en la mayor discoteca de Los Ángeles, Avalon, y los sábados por la noche eran una locura. Era consciente de que habíamos podido entrar gracias a pertencer a la manada más grande de Estados Unidos, ya que había sido comprada por nosotros, bueno, más bien por el Alpha y su grupito de consejeros, por lo que era un espacio seguro para los lobos.

La pista de baile estaba abarrotada de lobos y lobas disfrutando al máximo y preparándose para la temporada de apareamiento que empezaba dentro de varias semanas. La gente que no tenía la suerte de tener un compañero, se buscaba una pareja para pasar la semana, ya que nuestros sentidos se ampliaban y la necesidad de mantener sexo era casi descontrolada.

La pista de baile estaba coronada por varias luces que proyectaban rayos de colores azules y violetas por todo el establecimiento.  Había dos barras para pedir las consumiciones, una en cada esquina del local.  Cerca de las barras había varias mesas de pie y en el segundo piso se encontraba la zona VIP, para la cual o pagabas un dineral o tenías que tener una invitación personal del círculo del Alpha. Se rumoreaba que había habitaciones para terminar lo que empezaste en la pista de baile, entre otras cosas. No es necesario confirmar que nunca estuve en esa parte del pub, pero tampoco me interesaba.

- Vamos a por una ronda- dijo Jaimie. Se pasó las manos por el pelo rojizo y echó una visual por toda la discoteca, claramente buscando alguna chica o chico con la que terminar la noche.

Todos asentimos y nos dirigimos a una de las barras. Cuando llegamos, me incliné por encima de la barra, dejando mi escote pronunciado a la vista.

- Di que si Sienna, así nos atienden rápido - dijo riendo Naomi.

Le sonreí en respuesta, siendo consciente de que si no llamábamos la atención de los camareros, iba a terminar la noche sin probar una gota de alcohol.

- Siempre os podríais apoyar Julia y tú en la barra y dar un espectáculo- respondí- nadie se resiste a dos chicas guapas liándose entre ellas.

- Estoy de acuerdo - dijeron Jaimie y Colton a la vez.

- Eso os gustaría a todos vosotros, ¿eh? - Naomi me guiñó un ojo y Julia se sonrojó.

Iba a responder cuando el chico de la barra se paró delante de mi.

- ¿Qué va a ser, preciosa?- me preguntó mirándome al escote.

- Una ronda de chupitos de tequila - contesté mientras todos se quejaban de mi elección.

- No jodas Siennita, eso nos pega demasiado fuerte- respondió Colton.

- Esa es la idea.

Todos suspiraron aceptando que esta noche iba fuerte. Tampoco es que les disgustase demasiado, ya que en cuanto dejaron los chupitos en la mesa, cada uno cogió el suyo y no se lo pensaron dos veces antes de tragarlo.

- Puaj - se quejó Esther al terminar el suyo.

Sentí el calor hormigueante típico del alcohol. Eso es lo que buscaba, pillarme una borrachera monumental y no acordarme de nada al día siguiente. Pedimos una ronda más y luego unas copas.

Nos dirigimos a una de las pocas mesas que quedaban vacías y nos pusimos a recordar nuestras gamberradas en la casa. Como siempre, salió la vez que distraje a uno de los guardias mientras el resto salía por la puerta trasera para marcharnos de fiesta, cuando entre semana estaba prohibido salir, por seguridad. Lo que les parecía gracioso es que tardé más de lo esperado, ya que tanto que le distraje, que me acabé acostando con él en uno de los armarios donde guardaban la munición.

- Madre mía, cada vez que me acuerdo de ese polvazo...-dije riendo mientras por el rabillo del ojo veía como Colton negaba con la cabeza. Era consciente de que no le hacía mucha gracia que me acostara con más gente que no fuese él pero vamos, no le debo fidelidad alguna y ni que el fuese exclusivo conmigo.

- Y que lo digas amiga.

Esther y yo nos miramos  y nos echamos a reir. No era un secreto que en esa casa nos habíamos acostado entre casi todos, ya que para nosotros el sexo forma parte de nuestra naturaleza.

Después de un rato tomando copas, decidimos ir a bailar. Naomi y Julia se pusieron a mi derecha a bailar entre ellas y Jaimie habia desaparecido hacía rato.  Colton y Esther se pusieron a bailar juntos a mi izquierda y yo me quedé en el medio de ambos grupos, lo cual no me importaba, ya que me gustaba bailar sola.

Sonaba por los altavoces una canción bastante sensual y me deje llevar por la música. Con los ojos cerrados, balanceé el cuerpo siguiendo el ritmo de la canción. La música influía mucho en mis emociones, pudiendo ponerme triste, contenta o excitarme. Abrí los ojos un momento, girando la cabeza hacia donde estaban Naomi y Julia bailando.

La verdad es que las envidiaba, se veían perfectas juntas. Naomi agarraba a Julia de las caderas mientras se movían al unísono. Tenía la cabeza escondida en el hueco de su cuello y Julia tenía las manos en la cabeza de ella. Les brillaban los ojos a ambas, por lo que dejaban claro a cualquier persona que se fijase en ellas, las ganas que se tenían.  Giré la cabeza al frente mientras sonreía, me gustaba verlas enamoradas y felices.

Continué bailando un rato más, en el cual algunos lobos se habían acercado a mi para bailar pero no me habían generado ningún interés. Llevaba ya varias copas encima y ya se me empezaba a nublar la vista. Las canciones iban y venían mientras seguía bailando, sintiendo el sudor resbalar por mi cuello. Era difícil pasar por alto el aroma a excitación que reinaba en la discoteca, con tantos cuerpos refregándose y tocándose.

Empezaba una nueva canción cuando sentí unos ojos puestos en mi espalda. Se me erizó la piel al sentir que alguien me miraba fijamente. Abrí los ojos y rastreé por toda la pista en busca de alguien que me estuviese buscando, sin localizar a nadie. Elevé la vista hacia el piso destinado a los miembros VIP de la manada y vi a un hombre trajeado apoyado en la barandilla, mirándome fijamente, recorriendo mi cuerpo una y otra vez. Sonreí coqueta, me lamí los labios y le di la espalda mientras bailaba sensualmente para él, deslizando mis manos por mi cuerpo, tocando cada una de mis curvas.

Cuando acabó la canción, me giré hacia donde había estado él, pero la barandilla estaba vacía. Me sentí decepcionada, desde la pista pude apreciar lo atractivo que era y lo bien que le quedaba el traje que llevaba, aunque no pudiese ni distinguir el color. 

Decidí abandonar la pista e ir al baño a refrescarme un poco. Cuando entré y me miré al espejo, suspiré al ver mis mejillas sonrojadas y mi cabello pegado a la cara debido al sudor. Me mojé un poco la cara y el cuello con agua y me arreglé el maquillaje.

Comprobé el móvil por si alguno de mis amigos me había mandado un mensaje mientras salía por la puerta del baño y me choqué contra un cuerpo duro.

-Discul...-empecé. Me quedó la palabra atascada en la boca cuando miré hacia arriba y vi al hombre de la barandilla mirándome a los ojos.




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