❝ 𝐴𝑣𝑒𝑐𝑒𝑠 𝑚𝑒 𝑝𝑟𝑒𝑔𝑢𝑛𝑡𝑜 𝑠𝑖 𝑚𝑖𝑠 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒𝑠 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟𝑖́𝑎𝑛 𝑜𝑟𝑔𝑢𝑙𝑙𝑜𝑠𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑚𝑖 ❞
Diecisiete años han pasado desde la muerte de Jade y Régulus Black, la pequeña Lesath quedo a cuidado de Narcissa y Lucius Malfoy...
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𝐋𝐞𝐬𝐚𝐭𝐡 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤
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En cuanto los cañones sonaron todo el público empezó a aplaudir, Lesath beso el collar de serpiente que alguna vez le perteneció a su madre, se dio vuelta y se interno en el laberinto.
Todo estaba sumamente oscuro, entrecerró los ojos para ver mejor pero seguía igual, así que decidió sacar su varita y conjuro el encantamiento:
—¡Lumus!—susurro—Bueno Shira solo tienes que encontrar la copa, ¿Qué tan difícil puede ser?-se habló a sí misma.
En cuanto empezó a caminar la presión en su pecho aumento, trago saliva con dificultad, pero se limito a seguir, pero se detuvo en seco al ver a una mujer rubia de espaldas.
Frunció el ceño mientras se acercaba y la iluminaba con su varita.—¿Tía Cissy?
La mujer se dio vuelta, y efectivamente, era Narcissa Malfoy, en cuanto sus miradas conectaron ella le dedico una sonrisa burlona y soltó una risa.
—Eres una total decepción, ahora entiendo por que Régulus y Jade prefirieron ir a una misión donde sabían que morirían, eran consientes de lo despreciable que serias una vez crecieras.
Lesath empezó a ver borroso debido a las lagrimas.—P-pero...
—Eres una escoria, una vergüenza para los Black.
—El hechizo para vencer a un boggart es riddikulus, recordemos que los boggarts se convierten en lo que mas temas, Lesath, adelante por favor, ¿Podrías decirnos a que le temes?
La chica Black se coloco alado del profesor y miro fijamente el armario mientras contestaba:
—No estoy segura... ¿Decepcionar a mi familia?, ¿Puede ser?
En el momento que recordó esa clase con el profesor Lupin supo que lo que estaba frente a ella no era su tía realmente, era un boggart, se limpio las lagrimas y alzo su varita:
—¡RIDDIKULUS!
Paso rápidamente a lado y empezó a correr, corría a donde los pies la llegaban, tomaba caminos al lazar, pero volvió a caminar con normalidad cuando empezó a cansarse, recargo sus manos en sus rodillas para recuperar el aliente, sin embargo, se volvió a enderezar cuando escucho pisadas. Movió hacia todas las direcciones posibles, cuando vio al campeón de Durmstrang.
