❝ 𝐴𝑣𝑒𝑐𝑒𝑠 𝑚𝑒 𝑝𝑟𝑒𝑔𝑢𝑛𝑡𝑜 𝑠𝑖 𝑚𝑖𝑠 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒𝑠 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟𝑖́𝑎𝑛 𝑜𝑟𝑔𝑢𝑙𝑙𝑜𝑠𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑚𝑖 ❞
Diecisiete años han pasado desde la muerte de Jade y Régulus Black, la pequeña Lesath quedo a cuidado de Narcissa y Lucius Malfoy...
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𝐏𝐢𝐞𝐝𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐫𝐞𝐬𝐮𝐫𝐫𝐞𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧
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2 de mayo de 1998
Harry Potter caminaba por las profundidades del bosque prohibido, preparándose para morir a manos de Lord Voldemort.
Suspiro mientras sacaba su snitch dorada del bolsillo para mirarla fijamente.
—Estoy listo para morir—susurro.
La parte trasera de la snitch se abrió en dos dejando ver un artefacto parecido a un triangulo, de color gris mercurio: la piedra de la resurrección. La tomo con una palma de su mano y la apretó en un puño, cerro los ojos por un momento.
Sin embargo, al abrirlos vio a cinco personas delante de el. Dos mujeres pelirrojas, dos hombres azabaches—uno de ellos con gafas—, y uno castaño con algunas cicatrices cruzando por toda su cara.
Algo confundido se acerco hacia ellos.
—Haz sido muy valiente cariño.—hablo Lily.
—¿Cómo es que están aquí?
Su tía soltó una risita.—Nunca nos fuimos.
Antes de que Harry pudiera responder se escucharon ramas romperse, los cinco adultos miraron encima de su hombro con una sonrisa. Lesath Black apareció entre los arbustos y la oscuridad del bosque.
—Siento llegar tarde, estaba dándole la bienvenida a los nuevos y mostrándoles el lugar—sonrió.
Jade miro a su hija frunciendo el ceño.—¿Dejaste a Fred con tu padre?
—¡Pobre pelirrojo!—Sirius rio—Reggie lo va matar por segunda vez.
La pelirroja le dedico una mirada de pocos.—Mejor cállate Sirius.
El hombre guardo silencio y se congio de hombros, provocando la risas de los presentes.
—Hola Harry, si que has crecido—Lesath le sonrió a su primo.
—Shira...—su voz salió como un hilo—L-Lo siento.
Ella negó.—No fue tu culpa, deja de pensar eso, yo decidí colocarme delante de ti para protegerte, y no me arrepiento—le guiño un ojo.
Harry apretó sus labios y dirigió su vista al licántropo.
—R-Remus, tu hijo.
—Que se joda.
Todos miraron a Jade con el ceño fruncido, aunque esta solo rio y se encogió de hombros.
—Ya, ya, perdón, arruine el momento, Lupin puedes hablar.
Remus suspiro y miro a Harry.—Alguien le dirá por que sus padres murieron, y lo entenderá.
—¿Es doloroso?—le pregunto a su padrino.
—¿Morir?—negó—Es como quedarse dormido.
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Luego de que Harry fuera a su encuentro con Voldemort en el bosque prohibido los adultos junto con Lesath regresaron a su lugar donde se reunían todas las almas fallecidas.
La chica Black rodo los ojos cuando vio a su padre mirando a Fred con el ceño fruncido y los brazos cruzados.
—Papa, ¿Puedes dejar a mi novio en paz?
—Solo quiero saber que clase de intenciones tiene este chico Weasley con mi preciosa hija—Régulus se encogió de hombros.
—Y yo estoy de acuerdo con mi querido cuñado—hablo James apareciendo atrás de su sobrina.
Lesath rodo los ojos.—Hombres...
Su padre y tío se llevaron una mano al pecho, ofendidos. Sin embargo, antes de que alguno de los dos pudiera contestar se escucho un chillido.
En el momento que la azabache se dio vuelta sintió merengue de pastel restregándose por toda su cara y parte de su cabello. Con algo de asco se lo quito con ambas manos y bajo la vista al suelo, allí se encontraba una mujer peli-violeta, su ropa llena de merengue por haber tropezado y que el pastel le callera encima.
—¡Shira!—chillo en cuanto la vio—Lo siento mucho primita, enserio lo lamento, ya sabes que soy muy torpe, enserio perdón!
Ella rio.—Acabas de declarar la guerra, Dora.
Posteriormente empezó a perseguirla mientras le lanzaba bolas de merengue al cabello, a los pocos minutos Fred se les unió, mientras escuchaban las risas de los adultos.
