Hombre Del Norte || [Ereri] 🐺

Cap.1: Invasión.

Levi es el príncipe del reino en Paris, un joven omega de 18 años, y ya era el momento, incluso había desperdiciado demasiados años sin un esposo, y su padre necesitaba aliados, debía sacar provecho de su juventud, así que Levi debía casarse, aunque fuera contra su voluntad.

(Antiguamente la edad para casarse era demasiado temprana, incluso hasta 12 años)

Era el único heredero, un chico de personalidad tímida y lamentablemente sumiso ante las decisiones de su padre, sino lo fuese, que tipo de imagen social daría, Levi debía ser una completa dama a la vista de todos.

(Tener en cuenta que los omegas son tratados como seres femeninos, ya que son la parte femenina de la relación y cargan con un cuerpo con características más femeninas que masculinas, así que es común referirse a ellos como chicas, reinas, damas, esposa, madre, etc)

Levi se miró en el espejo, pronto se casaría con un hombre de 67 años, por supuesto no había sido su decisión, pero aquella unión haría que el rey ganara más tierras y ejercito, además de al fin poder casar a su único heredero.

Levi observó a su padre, quien había entrado al cuarto en donde él se preparaba para su boda.

—Padre...— dijo con un hilo de voz, a punto de quebrar en llanto por lo que debía hacer solo por beneficio de su país.

Mirarse en el gran espejo y verse con ese horrible traje ajustado que apenas le dejaba respirar, pero no importaba porque de seguro su alfa estaría encantado, y estar a punto de tomar la peor decisión de su vida, decisión que ni siquiera había tomado el mismo, le hacía querer huir para siempre, a un rincón del mundo en donde nadie pudiera encontrarlo, en donde se sintiera a salvo.

—Recapacita, por favor—.

—Basta— le advirtió con su mano alzada en modo de advertencia para que desistiera a la idea de cancelar la boda, las repetidas veces en que Levi le rogaba cancelar esta unión ya le habían colmado su paciencia, la cual no era mucha.

El rey, al ver que su hijo estaba listo, le hizo sujetarle del brazo.

—Sonríe, es tu boda—.

Levi le mostro una sonrisa, pero sus ojos no podían encontrarse más cristalizados, cuando creyó que la vida de ser príncipe no era sencilla y las cosas no podían empeorar más, lo hicieron.

Ambos bajaron las escaleras, debían esperar en el umbral de la capilla, allí Levi vio a todo el público, y al final del camino, a su futuro esposo.

Un escalofrió recorrió todo el cuerpo de Levi, de pies a cabeza, sus sentidos se erizaron como si estuviese en peligro, y sus piernas le decían que corriera.

—Te ruego... ten piedad de mí...— el padre solo ignoro aquellos murmullos —No quiero casarme sin estar enamorado... o al menos con un pretendiente que aun conserve todos sus dientes—.

Su padre, le dio una mirada llena de furia, odiaba ese sarcasmo no adecuado de Levi para su posición de príncipe, había intentado corregirle toda la vida, pero de alguna forma el chico seguía conservando un toque que consideraba de un pueblerino asqueroso.

—No insultes a tu futuro esposo, Levi, debes hacerlo, por el futuro de nuestro país—.

—Pero... pero yo...—.

La música matrimonial comenzó a tocar, los invitados le miraron, y aquel anciano también.

Levi lo soporto, al menos eso intento, pero al dar solo un paso dentro de la capilla, su seguridad se desmorono, y solo sabía que quería huir.