Hombre Del Norte || [Ereri] 🐺

Cap.5: Paz.

Años Atrás

Otra mujer.

Otro hombre.

Otra omega.

Otro omega.

Otra beta.

Cada noche, un acompañante nocturno diferente.

Pero siempre daba el mismo resultado, al comienzo no le importo, pero al pasar los años, comenzó a preocuparle el hecho de no poder hacer que ningún chico o chica pudiese embarazarse.

Estaba harto, pues los rumores de que Freya le había castigado con la infertilidad solo hacían que los demás dudaran de que si alguien maldecido por un dios podía gobernar.

Eren estaba enfrente de la puerta de la casucha de una aldeana que pronto no tardo en atender el llamado de la puerta.

—Mi rey... lo lamento... ya han pasado dos meses enteros y no hay signos de que este embarazada... me disculpo— hizo una reverencia para disculparse y despedirse.

—..... bien— dijo con seriedad, dando media vuelta para seguir su camino.

Reinas y reyes, condesas y condes, aldeanas y aldeanos, esclavas y esclavos, se había acostado con quien calentara su polla, pero no había resultados.

Camino sin rumbo por las calles, freno y vio hacia un lado, una tienda bastante vieja y destrozada.

Entro al lugar, choco con unos esqueletos de pequeños animales que colgaban y casi derrama unos frascos con líquidos de dudosa procedencia.

Finalmente tomo asiento, frente a él y separándoles una simple fogata, se encontraba con el Gran Sabio, su cara estaba deformada, siempre vestía la misma túnica negra, y, tenía todas las repuestas.

—Ciego estoy, pero se quién eres... Eren Jaeger.... ya has estado aquí más veces de las que puedo contar... siempre preguntas lo mismo y la misma respuesta siempre te daré—.

Eren bajo la vista, hasta la fogata, el fuego —Lo he hecho con quien he podido... pero aun así nada.... gran sabio, siempre te he preguntado, que es lo que debo hacer para tener hijos... y me dices que encamándome con el ser más bello que mi corazón viese, con alguien que reflejara la viva inocencia...—.

El sabio asintió —Es correcto, eso dije—.

—Me he acostado con cada persona bella que veo— se quejó ya exhausto Eren.

—Te he dicho que lo hagas con quien tu corazón decida... no tus ojos, cerebro o pene... sino el resultado será siempre el mismo... hasta yo que estoy ciego puede ver la desesperación en tus ojos—.

Eren suspiro —Quiero forjar una familia, no solo por la imagen social que debo entregar... sin aquello me siento vacío, quiero una esposa a quien amar y niños a quien criar... lo anhelo, pero aun así no logro nada—.

El predicador asintió.

—¿Lograre formar una familia? ¿Tendré esposa e hijos? ¿Moriré en mi soledad? —.

El sabio se quedó en silencio, y luego dijo: —Esmero deberás poner para lograr tu cometido... al lograrlo te enteraras que no todo será felicidad...—.

Eren le miro confundido —Si lograra hacerlo nada me quitaría la felicidad... no comprendo lo que dices...—.

El sabio bufo —Mas bien... no he dicho que la felicidad te seria arrebatada... sino que felicidad no será no único que tendrás... sino también responsabilidad y pesar... tristeza y amargura... odio y amor...—.