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-Entonces yo le dije que le pusiéramos Sirius.
-¿Cómo el de Harry Potter?
-Exacto pero Carl dijo que no.
-Es un agua fiestas.
-Lo sé, es por eso que con Roger sugerimos Darcy.
-Ese es nombre de mujer.
-No te metas con nuestro señor Darcy- dijo Roger desde la otra pared donde conversaba con Carl.
-¿Y cuál es el final para esta historia? Me dijiste que se llamaría Dwight junior.
-En mi defensa, yo quise que tuviera tu nombre pero alguien dijo que era un nombre feo.
-Sus pelotas serán feas.
-No voy a agregar comentarios a eso- la música se detuvo, cerramos rápidamente las aberturas y esperamos a que abrieran alguna de las celdas.
-Mi niña, te hace falta una ducha, ven- me levanté sin emitir palabra alguna.
-¿Dónde están?- le pregunté tratando de sonar enojada.
-Jamás me aburro hablando contigo- comentó mientras caminábamos- bueno, cómo supongo que recordarás ya cumpliste con una parte de mi pedido, trajiste a mi hijito aquí.
-El trato solo valía para traer a Roger, vos no sos capaz ni de cumplir con tus propios acuerdos.
-Audry, cariño, te conviene ser más respetuosa con tu tía favorita.
-Y a ti superar a mi padre.
-No lo nombres.
-Entonces deja de tratarme como una niña y dame mi recompensa- entramos a su habitación.
-Ante mis ojos siempre serás mi niña, la que corría a mis brazos con sus locas ideas- nos sentamos una frente a la otra, ella hizo un gesto de disgusto antes de proseguir- siempre fuiste tan distinta a tu hermano, gracias a Dios.
-Como sea, quiero mi recompensa ahora, tengo cosas más importantes que hacer que quedarme acá recordando los viejos tiempos, eso ya no existe Lucille, superalo de una vez.
-¿Qué te mantiene acá, realmente?
-No sé a lo que te refieres.
-Audry, dejemos los juegos a un lado, ¿qué es lo que aún haces acá? No asesinaste a ninguno de mis guardias, solo escucho quejas y amenazas- bostezó- la verdad es que me decepciona tu actitud, pensé que esto sería más divertido pero viendo que no haces nada más que seguir mis órdenes, como si fueras un animal, supongo que tendré que apostar más.
-Es que esto es aburrido, ponme en una situación más divertida, podrías sacarme de los muros- ella comenzó a reír, por lo menos lo había intentado, los guardias se acercaron y me colocaron una venda en mis ojos, imposibilitandome seguir viendo a la horrosa de mi tía Lucille- ¡Ey, saquenme está porquería de los ojos, oigan!
-Tranquila, solo quise subir un poco la apuesta- mencionó divertida, habían ajustado demasiado la venda- te daré 10 minutos, sácate eso de los ojos y encuentra a los prisioneros, en esta habitación está tu katana, te daré una pista para que comprendas lo mucho que significas para mi, los prisioneros están en sus calabozos- río, sabía que estaba en la entrada, con solo escucharla bastaba- buenas suerte, mi niña y por si pierdes, ambos mueren.
Cerro la puerta, intenté sacarme la venda pero estaba muy fuertemente atada, me levanté, dude unos segundos y me tire al piso, me puse a gatear cuál bebé dirigiendome hasta donde yo creí que estaba la cocina, necesitaba un cuchillo, me golpee varias veces con algunos muebles pero no me importo, tenía que apurarme si quería encontrar un cuchillo u algo para poder sacarme está porquería y correr hacia mis amigos y esposo:
-A tu derecha- escuché el susurró de una jóven- rápido, se te acaba el tiempo.
Seguí sus instrucciones, tiré algo que había en un cajón, a ciegas la voz me dijo que eso era una tijera, la coloque casi pegada por el costado del puente de mi nariz, sintiendo el frío acero rozando mi piel, estaba segura de que había gastado un minuto de mi vida cortando esa mierda para poder sacarmela. Una vez que lo hice, me encontré con mi katana a mi lado junto a una nota que decía que la puerta de salida estaba custodiada, guarde la nota en mi bolsillo, observé el reloj, tenía solo 5 minutos para llegar o Carl... No lo iba a permitir.
Abrí una ventana y salí por ahí, con sumó cuidado de no alertar a nadie me trepe por afuera, observé por una ventana que no hubiese nadie adentro, entré y con mi katana asesine a un tipo que justo doblaba el pasillo, le saque su arma y todo lo que pudiera ayudarme, no sabía cuánto tiempo me quedaba por lo que empecé a correr, tal vez debido a los nervios y a la adrenalina que no paraba de correr por mis venas. Seguí el camino hacia las cajas, estaba cerca cuando comenzamos con un guardia a dispararnos, una de las balas rozo mi brazo, lastimandome, me dolía pero no era el momento para sentirlo, estaba segura que solo quedaban segundos para que los 10 minutos se cumplieran, me costó sin embargo logré aniquilar al sujeto, aún me faltaba una pequeña corrida más para llegar, estaba solo a unos metros cuando el sonido de un disparo invadió mis oídos... Había llegado tarde... Corrí con todas mis fuerzas, abrí la puerta y le dispare a uno de los guardias de Lucille, ella sostenía una pistola y había disparado hacía un vaso de vidrio que se encontraba allí sobre una mesa, mi respiración era agitada, sosteniendo su mirada asesiné a su otro guardia, cada parte de mi ser quería encargarse de ella y acabar de una buena vez con toda esta mierda:
-Nueve minutos, cincuenta y siete segundos- dijo sonriente la bruja.
-Quiero lo que me pertenece, ahora- la apunté.
-Bien- otros guardias entraron, baje mi arma pero la seguía manteniendo firme- elije una caja.
-La de la izquierda- le dije señalando la de Carl, los guardias me agarraron y me metieron a mi caja, obviamente sufrieron lesiones, estaba segura de que había sacado el ojo de alguno, me quedé sin pistolas pero no sin katana- ¡Este no era el trato!
-Cariño, esto es para que sepas contra quién estás jugando- habían abierto la caja de Carl, mi corazón latía más fuerte que antes, mucho más- yo ganó Audry, siempre lo hago.
Deje de golpear la puerta cuando escuché el sonido del disparó, me quedé estática en mi lugar, las lágrimas salían de mis ojos, mi cerebro estaba intentando procesar lo que había escuchado, ellos habían abandonado el lugar y prendieron la espantosa radio antes de irse, corrí hasta la pared y saque el ladrillo, intentando verlo:
-Audry

Narrador: Omnisciente

-Esto es una estupidez.
-Amy, cuida tus palabras o Junior te escuchará- le dijo Paul viéndola con mala cara.
-Estoy aburrida, no hay nada interesante para hacer.
-Suenas a Negan- le respondió Paul, Amy suspiró fuertemente.
-No comiences con tus estúpidas comparaciones, estoy estresada.
-Agarren todo, debemos irnos ahora- interrumpió Glenn entrando- voy por Negan a la habitación, tenemos que irnos ya, Lucille encontró el Reino.
-¿Que?- preguntó Amy, agarrando a Junior y colocándolo en una mochila que luego se puso sobre su pecho.
-¿Qué pasa?- preguntó Negan, los disparos comenzaron- ¿Qué está sucediendo?
-Vamos Negan- lo alzó Glenn- no tengas miedo.
-Niños, vamos- los apuro Enid desde la puerta- vamos.
-No tengo miedo- le respondió Negan, agarrándose fuertemente de la remera de su adoptivo hermano mayor- mami jamás tiene miedo.
-¿Qué haremos?- preguntó Amy.
-Iremos a dónde mamá dijo- le respondió su hermano mayor- vamos, saldremos por aquí.

La Hija De Negan 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora