Lo que ella fue

Ninfa

Éramos tú y yo contra el mundo.

Almas perdidas buscando refugio.

Eras la musa de mis poemas y pinturas.

Porque contigo pintaba océanos de mentiras.

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Venías con sonrisas encantadores y palabras cegadoras.

Pero, aunque el diablo tenga rostro angelical, diablo siempre será.

Porque, aunque dos almas perdidas se encuentren, perdida seguirán.

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Ninfa, te movías por mar y cielo, buscando algo que nunca tuviste.

Ninfa, me obligabas a quererte cantándome engaños y falsedades.

Ninfa, me atrapaste en tus redes.

Me sedujiste con amor y cariño falso.

Pero ya sabes lo que dicen, ninfa, amigo de todos amigos de nadie.

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El maquillaje no tapa heridas que no quieres ver.

Tapé las que tú me hiciste, mientras bailaba con los ojos cerrados, escuchando

las melodías de mentiras que me decías.

Pero ya no hay vendas, ya no hay sombras, yo no estás tú.

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Y aunque sé que siempre vas a estar.

Sé que ya no me va a importar.

Y entre sábanas manchadas de traición despertar.

Porque ninfa, con ojos cerrados te canté sentimientos que no entendías.

Te baile penas y desgracias.

Confiando en tu corazón gris y amargado.

Y ninfa, espero que vueles alto con los ángeles que alguna vez soñaste ser.

Por ahora te veré desde arriba, mientras juegas con fuego y demonios.

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Y espero que algún día.

Mires al sol y lo veas brillar.

Recordando que lo real no se habla, se muestra.

Que los amigos que más te quieren no son los que más te sonríen en

días soleados, si no los que más te brindan abrigo en

los días grises.

Que los reflectores y bombillos no esconden el vacío

que desde tus ojos puedo ver.

Porque ninfa, eres una estrella que se apaga a causa de sus propias manos