"¿Elaine?"
Elaine se da vuelta con un ligero sobresalto, encontrándose de frente con Ban. Sus ojos dorados reflejan la más pura preocupación y sus labios tiemblan de tal manera que parece estar apunto de estallar en llanto.
Algo esta mal. Haberla tomado por sorpresa ya debería ser una mala señal. La inmensidad de los poderes de Elaine siempre la han mantenido consciente de todo lo que acontece a su alrededor, tanto así que Ban no creía que fueses si quiera una posibilidad el que su presencia pasara desapercibida dentro del rango del hada.
Las pocas ocasiones en que algo se le había escapado se podían contar con los dedos de una mano y eran principalmente debido al inevitable deterioro de su cuerpo tras ser revivida por una maldición, o por estar demasiado concentrada en algo en particular.
Ban deseaba con todas sus fuerzas que esta vez sea debido a la segunda opción y no a la primera.
"¿Qué pasa?" pregunta, intentando sonar lo más tranquilo posible.
"Las plantas..." susurra Elaine. Su voz es apenas un hilo y el resto de las palabras no parece querer salir de su boca.
Sin más indicios, Ban mira a su alrededor en busca de alguna respuesta. Como de costumbre, se encuentran en la habitación que comparten en el Boar Hat. Elaine pasa la mayor parte del tiempo en cama dada su condición física y para compensar cualquier tipo de malestar que esto pueda provocar, Ban le dio la idea de decorar la habitación como ella deseara, en parte como disculpa por no poder pasar demasiado tiempo a su lado y también para ayudarle a sentirse más cómoda en un mundo que sigue siendo desconocido para ella.
Como era de esperarse, en menos de dos días Elaine había convertido la habitación en un invernadero para todo tipo de flores y plantas.
Viendo la escena detenidamente, Ban cae en cuenta de que la gran mayoría de esas mismas plantas, flores y enredaderas ubicadas por todos lados a los largo y ancho del cuarto y con las que ya estaba acostumbrándose a convivir, yacen totalmente marchitas sobre sus maceteros.
Ban es, quizás por primera vez en su vida, incapaz de hablar.
"Mis plantas se mueren" dice ella finalmente.
Y tiene razón, Ban puede ver como algunas plantas no solo se ven decaídas, si no que están tan secas como si hubiesen pasado meses sin recibir agua o luz. No tiene ni un sentido, hoy en la mañana se veían tan vivas y alegres como siempre, como deberían ser, como Elaine debería estar y no como está ahora, con lágrimas descendiendo por sus mejillas y cubriéndose la boca con sus manos.
"Elaine..." Ban trata de pensar en algo que decir, pero su cerebro esta completamente en blanco.
"Esto no esta bien" Elaine se mueve de forma nerviosa.
"Ela-"
"Trate de hacer florecer estos crisantemos" ella indica un macetero lleno de tierra al borde la ventana. "Pero una vez que terminan de brotar..."
Ban solo puede quedarse callado observando como ella pone sus manos a ambos lados del macetero y en cosa de segundos, un brote surge den medio de la tierra y se desenvuelve hasta convertirse en un conjunto precioso de flores amarillas.
Sin embargo, justo después de que las flores aparecieran, una larga enredadera en la pared empieza a tomar un tono cada vez más oscuro, contrayéndose en sí misma y cayendo en pedazos al suelo, llegando al final de su existencia.
Entonces, Ban comprende.
"Pasa cada vez que uso magia. No puedo hacer crecer una planta sin matar otra" Elaine esta tan absorta que parece estar hablando para sí misma.
"Tal vez es porqué estas lejos del bosque" Ban la mira con una amarga sonrisa. "Me dijiste que las hadas se nutren del gran árbol en el bosque ¿cierto?, quizás solo necesites-"
"No debería ser así" Elaine interrumpe. "Las estoy lastimando... estoy lastimando mis pobres plantas"
Ella se queda quieta, contemplando las palmas de sus manos, temblando notoriamente y conteniendo más lagrimas que amenazan por caer de sus ojos.
Se ve tan devastada que Ban no sabe en qué momento se puso de rodillas para abrazarla.
"No puedes ganar algo sin perder otras cosas en el camino" dice él, limpiando las lagrimas en su rostro con sus pulgares.
Ambos saben que esa es una frase con más de un significado.
Mantener a Elaine viva tiene diversas consecuencias, la fragilidad de su salud, la restricción de sus movimientos, su falta de poder, el contante deterioro de su magia...
Y su inevitable final.
Fue lo primero que Elizabeth indico cuando la trajo de vuelta. "No sé qué tanto pueda mantenerla en este mundo, pero espero que sea el tiempo suficiente".
Ban ni siquiera quiere seguir pensando en eso.
"Si quieres puedo preguntarle a la princesa o a tu hermano si saben cómo solucionar esto, incluso hasta a Merlin si es necesario"
Elaine niega con la cabeza y se acerca, rodeándolo con sus brazos y apoyando todo su peso sobre él. Ban le devuelve el abrazo con fuerza, se siente tan frágil y liviana que teme que pueda desaparecer de un momento a otro.
"... ¿Hay algo que necesites?"
Elaine tarda un tiempo en responder.
"Quédate conmigo"
Ban no necesita que se lo diga, planeaba quedarse con ella incluso si le pedía que se fuera.
Sosteniéndola como si su vida dependiera de ello, Ban la escucha sollozar contra su hombro. La impotencia le hace hervir la sangre y apretar los dientes, pero ahora todo lo que puede hacer es olvidarse de eso, quedarse a su lado y hacerla sentir protegida.
A su alrededor, las plantas se vuelven endebles, las enredaderas se rompen y los pétalos de las flores caen uno tras otro, llenando los muebles de un a lluvia de colores apagados.
-
Maldición, Elaine en esos momentos era tan frágil que me pone a pensar todo lo que sufrió junto con Ban, pero aún así jamás se rindieron, son una de las mejores parejas que existen realmente, estoy tan enamorada de ellos.
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banlaine
FantasyPequeñas historias de Ban y Elaine, una de las mejores parejas que pueda existir. 🌱