Emma y Jou, mis padres.
Jess, mi hermana.
Y yo, la pequeña Wendy, siempre seré la pequeña e insignificante Wendy a la que nadie toma en serio.
Mi vida siempre ha sido un descontrol, que empezó cuando yo apenas acababa de cumplir los 3 años y mis padres y mi hermana y yo nos mudamos a Madrid. Fue un auténtico cambio, aunque yo ya ni me acuerdo, apenas empecé la guardería por aquel entonces y desde ahí me he considerado una verdadera Madrileña.