Me adentraba en un campo de bombas que explotaban detrás de mí.
Yo caminaba sin dejar que esos comentarios absurdos me hirieran.
(Aunque en lo más profundo de mí lo estaban consiguiendo)
Pero el verdadero calvario empezó cuando entré a clase y me dirigí a mi sitio de todos los días...
Disponía a sentarme cuando me quitaron la silla y caí sobre la ventana que quedó hecha añicos.
-Veo que has tenido agallas para venir- dijo Dylan a carcajadas
-Oh pobrecilla es tan patosa que se ha caido de la silla y ha roto la ventana- dijeron por detrás.
Cuando me levantaba noté un ligero dolor en la espalda que no me dejaba moverme.
Se me habían clavado algunos cristales de la ventana.
Mi suerte cambió cuando el profesor de física entró en el aula y acudió a socorrerme.
Dylan me susurró al oído:
-Si te atreves a decir que no ha sido un accidente te haremos algo aún peor.
-Qué ha pasado Wendy?- me preguntó inquieto el profesor
-Bueno...pues..
(En ese momento miré a Dylan que me comía la mirada)
-Sí...señorita Smith?-me preguntó algo más tranquilo
-Em.. Pues que he sido tan patosa que me he caido de la silla y me he dado con la ventana.