Kim Taehyung decide unir su vida con la de su hermosa prometida en santo matrimonio, y para ello, solicita los servicios del mejor organizador de bodas de su país, Jung Hoseok, quien con el pasar del tiempo junto al joven Kim, no puede evitar desarr...
"¿Quién es importante para ti? Quiero ser el único, pero existen más personas en tu vida."
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-Me veo del asco. Este saco me hace ver gordo y no combina con mi color de cabello. –Se quejó Jimin con un mohín, sintiéndose más que frustrado.
No podía ser que su traje aún no le convencía cuando estaba a tan poco del día de su boda.
Seokjin suspiró cansino, apretando el puente de su nariz con sus dedos.
-Pues te tiñes y te callas, ya me has hecho remodelar tu traje tres veces, Park Jimin. Y te recuerdo que aún me faltan los de Yoongi, Namjoon y Taehyung. Se nos acaba el tiempo y tú no dejas de molestar con el mínimo detalle de tu traje. –Reclamó el estilista, de brazos cruzados hacia el pelirrojo.
-¡Pero, Seokjin! –Chilló este en medio de un berrinche. –No puedo lucir como una papa con peluca en mi boda, debo estar precioso y presentable. Si Jungkook me llega a ver así cuando vaya de camino al altar, de seguro me manda a la basura como lo hicieron con Taehyung. –Rechistó, señalándose de pies a cabeza de manera exagerada.
Jung, quien estaba presente sin un motivo en específico en ese lugar, frunció su ceño ante lo dicho sobre su Tae.
-Oye, no metas a Taehyung en esto. No tiene nada que ver. –Defendió, un poco molesto.
-Sí, ofendes a su novio. –Bufó Seokjin, esta vez con burla, notando como rápidamente, las mejillas del castaño se encendían hasta llegar al tono del tinte que Park tenía en su cabeza.
-¡No es mi novio! –Refutó.
-¡Claro que lo es! –Atacó el peli-rosa.
-¡No importa! –Se interpuso Jimin, inhalando con fuerza en un intento de conservar la calma. –¿Qué acaso no se dan cuenta de la gravedad de mi asunto? Mi traje me hace ver mal y yo no puedo verme mal. Así que, mientras Seokjin ajusta las medidas, Hoseok irá por un té para que me calme, ¿sí? Okey, perfecto. –Culminó cansino, girándose de nuevo para verse en el espejo con absoluta desaprobación.
-Está bien. –Barbulló Jung con desdén.
-Y se dice por favor, maldito maleducado. –Gruñó Kim, acercándose al pelirrojo con su ceño fruncido.
-Lo que sea. Apresúrense, antes de que muera. –Espetó Park, de mala gana.
-Eso no estaría mal justo ahora. –Opinó Seokjin, a lo que el más bajo se giró hacia él con molestia.
-¡Te escuché!
-¡Dah, por eso mismo lo dije en voz alta!
Y aunque Jimin continuó discutiendo, Hoseok no se enteró de nada, ya que en menos de un segundo, salió con un portazo detrás de él, soltando un suspiro.
Faltaba muy poco para la boda, y todos estaban desquiciados.
Estaba agradecido de tener ayuda en esta ocasión, porque no se creía lo suficientemente profesional como para lidiar con Park Jimin él solo sin matarlo.
