Kim Taehyung decide unir su vida con la de su hermosa prometida en santo matrimonio, y para ello, solicita los servicios del mejor organizador de bodas de su país, Jung Hoseok, quien con el pasar del tiempo junto al joven Kim, no puede evitar desarr...
"Tu mirada parece gritarme algo, mas no lo entiendo. Pido perdón, por si tu corazón me habla y yo no soy capaz de escucharlo."
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Hoseok maldijo en voz baja cuando vio la hora en la pantalla de su móvil.
8:15 AM
Estaba 15 minutos atrasado, se supone que se encontraría con Taehyung a las 8 de la mañana en punto. Pero justo ese día, su teléfono había decidido perderse, para ponerlo a correr por todo su departamento durante 20 minutos.
Dejó caer su cabeza contra el respaldo de los asientos de aquel taxi, suspirando con frustración al pensar que su cliente le recriminaría por su impuntualidad.
Él jamás llegaba tarde, y justo hoy tenían un montón de cosas pendientes.
-Pare aquí, por favor. -Dijo suavemente, para luego entregar el dinero y salir del transporte. -Gracias. Qué tenga un buen día.
Jung se giró para ver la entrada del hotel donde se llevaría a cabo la boda de la que estaba encargado, y ahí vio como Taehyung le esperaba sentado en un refinado banquillo de madera.
El pelirrojo llevaba unas gafas delgadas las cuales tenían sus cristales amarillos, un elegante pantalón de vestir negro y una camisa del mismo color con estampado de flores exóticas. Ese simple conjunto le lucía tan bien, pero esta vez, no fue su increíble estilo de vestir lo que llamó la atención del peli-negro.
Sus ojos pararon con curiosidad en el ramo de alhelíes que sostenía Kim en sus manos.
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Taehyung sintió la mirada del contrario, por lo que se giró a verlo, levantándose de su asiento con una gran sonrisa mientras le saludaba con su mano izquierda.
Hoseok se sintió nervioso, ya que debía enfrentarlo.
¿Qué excusa le daría por su tardanza?
Afirmar que a su teléfono le salieron piernas y huyó de él, no sonaba como algo que convencería a tu jefe.
-Hey, ¿Qué ha sucedido? Me tenías preocupado, pensé que ya no vendrías. -Esas fueron las palabras con las que el más alto lo recibió cuando se halló frente a él.
