⋆ one ֨҂

63 11 0
                                    

Lalisa, por más enamoradiza e imaginativa que era, jamás imagino que su primer amor platónico lo encontraría allí, ella se imaginaba todo un escenario romántico como en los dramas y libros los cuales disfrutaba con tanta frecuencia. Pero no, todo lo contrario, fue en un lugar común y corriente, totalmente inesperado para la joven; la estación de trenes que ella siempre tomaba.

Allí sería donde la magia surgiría sin siquiera saberlo.
Se encontraba sentada tranquilamente, esperando a que las mancillas del reloj marcaran las 7:00 am y el tren de la hora correspondiente llegará, tenía consigo en sus manos un libro que aunque no estaba leyendo, era lo más interesante que tenía para observar, o eso creía.

Fue cuando elevó la mirada que lo vio pasar frente a ella, el joven avanzó para de igual forma esperar su tren correspondiente y quedarse de pie frente a escasos metros de ella.

De inmediato Lalisa quedó hipnotizada ante la belleza tan etérea y genuina del joven, piel pálida, alto, delgado, cabello azabache tan sedoso que moría de ganas por tocarlo, ojos rasgados, tan negros que podía sumir se en ellos, y esas facciones tan finas y definidas que lo hacían relucir más perfecto, "¿realmente es humano?" fue el primer pensamiento que le pasó por la cabeza, estaba segura que no, imposible que existiera alguien así en la vida real y que no fuera producto de su imaginación.

Podía seguir observando lo por horas y jamás aburrirse de hacerlo, como si de una obra de arte en movimiento se tratara. Sin embargo, el sonido del reloj marcando las 7:00 en punto, y la voz por el parlante indicando que el tren estaba llegando y debían apartarse de la orilla, la hizo desconcentrarse de su tan preciada acción.

Lalisa estaba segura de que no lo volvería a ver, que era de esos amores platónicos pasajeros que podías encontrar en todos lados como en la calle, supermercado, centro comercial, y ahora en una estación, pero que nunca más volvías a ver.

Más vaya grata sorpresa que se llevó, al observar que el apuesto joven subió en el mismo vagon que el de ella, ¡justo enfrente de donde se sento! Hoy definitivamente era su día de suerte.
Lalisa estaba totalmente feliz, sus mejillas se sonrojaron ligeramente de la emoción que sentía en esos momentos, mientras el tren avanzaba, ella lo observaba embelesada y con sigilo.

Él se encontraba tranquilamente leyendo un libro, con unas gafas redondas reposando en el puente de su nariz. Si Lalisa creía que el hombre no podía ser más perfecto de lo que ya aparentaba ser, estaba totalmente equivocada y él fue quien se lo demostró, parecía un dios griego ante sus ojos, tan magnífico que juraba en definitiva que era un producto de su imaginación.

Alguien así sólo podía existir en sus novelas y mangas que leía.

Quería tomarle una fotografía, retratar esa belleza, algo que le asegurara que no era una mala jugada de su imaginativa mente y que el era real, pero tenía tan mala suerte o la cámara tenía el flash encendido, o que su teléfono se le cayera, que seguramente se daría cuenta y podía llamar a la policía por que una loca acosadora lo fotografiaba en el tren.
No quería eso, era muy joven para ir a la cárcel.

¿Debería hablarle?, ¿pedirle su número de teléfono o cuál era su nombre de usuario en Instagram? Quería hacerlo, realmente quería poder hablarle, si su rostro era totalmente majestuoso, no podía imaginar como debía de ser su voz, ¿dulce y delicada?, ¿grave y varonil?, ¿fuerte e intimidan te?, ¿amena pero sin perder personalidad? Necesitaba saberlo, se moría de curiosidad por averiguarlo, pero su timidez y nerviosismo podía más que ella y le orillaba a objetar por no hacerlo.

Se cruzó de brazos desanimada, llevando uno de sus dedos pulgares a sus labios para mordisquear la piel de este, un mal hábito que tenía desde años, lo hacía cuando se sentía frustrada, nerviosa o ansiosa, estaba trabajando en dejar de hacerlo, pero aveces era tan necesario para su ansia que le era imposible dejarlo.

Miles de dudas cruzaban por su confusa cabeza, pero solo eran más complicaciones que soluciones, para la terrible desgracia de la tailandesa.
Se sumió tanto en sus pensamientos, que al mirar hacia arriba en dirección al lindo desconocido para admirarlo una vez más, él ya no se encontraba en su lugar, sólo un asiento vacío.

Lalisa entró en estado de pánico, miró desesperada a todos lados tratando de encontrarlo, más no se encontraba por ninguna parte, incluso se colocó de pie para asomarse a los otros vagones, teniendo la esperanza que se haya cambiado de lugar. Algunos de los pasajeros que se encontraban a bordo junto con ella, miraron extrañados a la joven que buscaba tan desesperadamente algo, había extraviado un objeto al parecer.

Quería llorar, ni siquiera pudo fijarse en que estación se bajó, su timidez le impidió pedirle su número o animarse a hablarle, debió haberlo hecho, no sabía si lo volvería a ver y eso la ponía realmente triste.
Dándose un golpe mental por su cobardía, no le quedó más remedio que regresar a su lugar sentándose con los ánimos totalmente cabizbajos.

Ese fue todo el trayecto de su camino, su día de aparentar empezar tan espléndidamente bien, ahora solamente era tristeza profunda por no ver donde se bajó el desconocido, y peor aún, no haberle hablado, quizá y si lo hubiera hecho, tendría una pista para encontrarse con él al menos una vez más.

Su única esperanza era que en el tren de regreso pudiera volver a verlo, de lo contrario, en el del día siguiente, pero necesito admirar ese hermoso rostro al menos una vez más.

Bajó de su tren en la estación que le correspondía, caminando a paso lento a su universidad, el tiempo avanzaba y no quería llegar tarde por estar tan perdida en sus pensamientos de encontrar al lindo chico.

- Te volveré a ver, así sea lo último que haga.

Continuará...


¡Aquí yo de nuevo reportándome con una nueva historia para ustedes!
Pido disculpas también por haberme desaparecido un largo, largo tiempo, tuve dificultades este año, pero espero poder continuar escribiendo para ustedes.
En esta ocasión, quise experimentar con una historia corta, y en esta historia será con una pareja que aunque no es para nada sonada, a mí me parece muy tierna, espero sea de su gusto y le den mucho amor, la estoy escribiendo con todo mi cariño para ustedes.

¡Nos veremos en el próximo capítulo! Escritora despidiéndose, besos.

٬٬ Aʟʟ Oɴ Bᴏᴀʀᴅ ﹕JɪɴLɪᴄᴇ𝄒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora