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En la salida de sus clases, lo primero que la tailandesa hizo fue arrastrar a su amiga junto con ella a Anam-dong.
En la mañana logró encontrar pistas sobre donde estudiaba, fue algo bastante obvio por el lugar donde se bajó; la Universidad Nacional de Corea del Sur. Eso hacia que el joven cada vez le intrigara mucho más.

Buscaba por todos lados rastro de él, si estudiaba aquí debía estar por estos lares, ¿no es así?

— Lalisa esto es tonto, llevas un buen rato buscándolo, dejame descansar me duelen las piernas —, menciono la australiana aprovechando que se detuvieron para sentarse en una banca del parque que estaban recorriendo.

La actitud de su amiga era muy extraña, y eso que apenas era el comienzo, quería ayudar, pero con las actitudes que estaba tomando no sabía si eso sería posible.

— Es que tiene que estar por aquí, te digo que se bajó en esta parada, lo voy a encontrar —, la tailandesa se sentó junto a su amiga, quien no daba indicios de querer colocarse de pie.

— Y si viste que estudia en la universidad, ¿no se te ocurre en esa cabezota que tienes, que está en clases? —, observó con obviedad a su amiga, aveces era demasiado distraída, o muy tonta.

— Si, pero... Seguramente debe salir a almorzar o a comprar algo, y cuando lo haga lo voy a encontrar.

Roseanne rodó los ojos cansada, apoyando su peso en la banca.

— Esta bien, supongamos que lo encontramos, ¿qué vas a hacer?, ¿sólo observarlo y verlo pasar? Para eso mejor espera hasta mañana, o ya háblale y hacemos que esto valga la pena —.  Rosé hacía lo posible por hacerla entrar en razón, le daba risa como su menor se complicaba la vida más de lo necesario, y hacia de un momento simple, una problemática completamente imposible de solucionar.

— ¡¿Perdiste la cabeza?!, ¿después de lo que ocurrió en la mañana? Ni de broma, se va a reír de mí —, Lisa bajo la mirada hacia sus manos que se posaban en sus piernas, comenzando a jugar con estas para distraerse.

Estaba haciendo todo lo posible para evitar mordisquear sus dedos, y le sorprendía ver que lo estaba logrando, al menos por ahora.

— Ay Lalisa, eso ocurrió en la mañana, y tampoco es que fuera tan grave, de seguro él ya ni lo recuerda, o si lo hace no es de tanta importancia, no es como si hubieras empujado a alguien o provocado un accidente fatal, ya te lo he dicho, deja de complicarte la vida.

Sabía que su amiga tenía razón, que le estaba dando demasiada importancia, pero si la vio, no sabía que pasó por su cabeza, pero tal vez pensó que era muy tonta o muy despistada, aún sentía vergüenza de recordar ese suceso.

Rosé decidió ya no decir nada más, no quería mortificar más a su amiga quien se notaba estaba teniendo un duelo mental muy grande, se acercó a ella para rodearla con sus brazos y a traerla a ella.

— Vamos, no te desanimes, no es el fin del mundo, todos hacemos el ridículo alguna vez, y frente a quien nos gusta. Anda vamos a comer, dijiste que me invitarías la comida.

Lisa sonrió al sentir los cálidos brazos de su amiga, sin duda era la mejor.
Ladeo la cabeza al escuchar lo último que dijo, la miró extrañada.

— ¿Yo?, ¿cuándo dije eso?

— No te hagas la que no sabe, me dijiste que si te acompañaba a venir me invitarías a comer, y ya tengo hambre así que andando.

Fue cuando recordó ese momento, estaba tan apurada en venir que fue lo primero que se le ocurrió para que Rosé accediera a venir con ella, se golpeó mentalmente recordando no decirle otra vez que fuera con ella.

— Esta bien, vamos.

[...]

Lograron encontrar un establecimiento que venía kimchi económico, está zona era algo cara por ser muy frecuentada por estudiantes, jóvenes en general y algunos turistas, a ello los precios se elevaban.
En una mesita del fondo se encontraban sentadas ambas jóvenes degustando tranquilamente de su comida.

Lisa fue quien decidió romper el silencio que se formó entre ellas, nada incómodo pero tenía una pregunta.

— Oye, Rosé —, al tener la atención de la mencionada, habló. — ¿Cómo debes acercarte a una persona?

La tailandesa no tenía nada de experiencia en el amor, nunca había salido con nadie, motivo por el cual se le complicaba acercarse al joven de labios hermosos.

Su amiga pareció meditarlo por unos segundos para hablar.
— Uhm, no lo sé, solo te acercas, lo saludas, le preguntas su nombre o directamente su número.

— Pero sabes que no tendría ese valor, ¿otra opción?

Rosé de nuevo volvió a pensarlo, más esta vez con más tiempo, su amiga se la ponía complicada.

— Uhm, no es tanta la diferencia, solo pregúntale su número y ya, o escribe un papel con el tuyo, se lo entregas y listo, te vas corriendo.

No parecía mala idea, al contrario; tal vez debería hacerlo, pero estaba el problema que él se bajaba primero que ella, quizá antes de que se bajara podía dárselo.
Estaba meditando en lo que le dijo su amiga cuando Rosé la tomó del brazo repentinamente con fuerza, asustando la un poco.

— Rosé, ¿Qué sucede? Porque-

Guardo silencio en cuanto su amiga le hizo una mueca indicándole que lo hiciera.

— Por todos los cielos, ¡¿ya viste a esos chicos?! Están guapísimos —, susurró en tono bajo para que solo la escuchara la tailandesa.

— ¿Dónde?, ¿cuáles? —, trato de voltear pero se ganó un pellizco por parte de la australiana. — ¡auch!, ¡¿por qué lo hiciste?! —, habló en tono bajo igual que ella, sobando su brazo.

— Shhh, guarda silencio, hazlo con discreción que te van a ver. Esos que acaban de llegar y están ordenando.

Lisa asintió girando con discreción, fingiendo que voltean a ver la televisión que estaba pegada en la pared.

Abrió los ojos de golpe al ver quien estaba entre ese grupito que acababa de llegar al establecimiento.

De nuevo pudo verlo en el día, el joven desconocido de la estación.

Miró a su amiga emocionada tomándola de ambos brazos con fuerza.

— Rosé, Rosé, es él, es él, está aquí, aquí está.

Fue el turno de la australiana de mirar confundida a su amiga.

— ¿Quién?, ¿de qué hablas?

— El chico de la estación, es él.

Rosé abrió la boca sorprendida tratando de reconocerlo, por fin lograría conocer al joven que traía loquita a su amiga.

— ¿Quién, quién?, no lo veo.

— El de suéter gris, alto de cabello negro, ese es.

Continuará...

٬٬ Aʟʟ Oɴ Bᴏᴀʀᴅ ﹕JɪɴLɪᴄᴇ𝄒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora