CAPÍTULO 2
-¿Estás lista Paola? Venga baja que no tenemos todo el día -Me grita mi tía desde el salón mientras termino de mirar la que era mi habitación, esta tan vacía, toda absolutamente, sin nada en las paredes, ni muebles, nada. Ya me he despedido de todos mis amigos y de Giovanna, me costó mucho dejar de abrazarla pero tenía que venir a hacer las maletas para irme al aeropuerto y coger el avión a las siete y media. Son solo las cinco y cuarto, pero mientras llegamos a el aeropuerto pasa media hora y además mi tía es demasiado, demasiado puntual. No le gusta llegar tarde a ninguna parte y menos si se trata de esto. Cojo mis maletas y mi mochila, mi cámara la he puesto en el primer bolsillo de la maleta para tenerla al alcance, no quiero perder la oportunidad de hacer fotos desde el avión o de mi llegada a Londres. Qué asco, ya me imagino a la familia de mi padre haciéndome preguntas tontas y los cumplidos de siempre. Si no quieren tener respuestas sarcásticas, que no me hagan preguntas estúpidas.
Justo cuando me estoy montando en el taxi con mi tía hacia el aeropuerto, se me cae el alma a los pies, el regalo, el maldito regalo de mi tía, no por favor esto no puede estar pasando. Se me ha olvidado, joder lo he olvidado, soy idiota. Ahora voy a tener que mirarle algo de la asquerosa Londres, bueno mejor dicho de Westminster, que es donde voy a vivir. Está a unos kilómetros de la capital pero no demasiados. Tendrá que conformarse con algo de allí, lo siento tía Michelle. Voy mirando el paisaje y pensando en mis cosas en el taxi, cuando en un semáforo veo a una niña pequeña paseando con su bicicleta y me recuerda a una primavera en la que estando con mis padres me caí y me hice una herida, mi padre me dijo que no pasaba nada, que estaban conmigo y que siempre estarían conmigo pasara lo que pasara. Intento no llorar recordando aquello, pero no es nada fácil hacerlo, así que se me escapan algunas lágrimas y mi tía por raro que parezca no se da cuenta.
Al llegar al aeropuerto son solo las seis y media, todavía queda un rato hasta y cuarto, así que me voy a una terraza donde hay un banco y me siento con mis cascos puestos escuchando Echo de Vérité mirando hacia el bonito atardecer de Roma, oliendo ese aire puro. Sera lo único que veré de aquí en mucho tiempo.
-Paola vamos, ya he facturado las maletas, el avión nos espera -Lo dice como si fuéramos las únicas que volamos en él, pero aun así es adorable. Antes de irme le hago una foto al atardecer y me dirijo a este maldito avión. Cuándo voy entrando por el pasillo que nos conduce hacia el avión empieza a entrarme ganas de vomitar, pero no lo hago, aguanto y aguanta hasta que cuando pongo un pie en el avión aún sin despegar, voy corriendo al baño y hecho la comida de un mes, asqueroso lo sé. Creo que las tres horas de vuelo me he quedado dormida porque no he tenido oportunidad de echar alguna foto desde el cielo, pero bueno, para cuando vuelva a Italia haré.
Al bajar del avión me entra un poco de mareo, no estoy acostumbrada a estas cosas, y mi tía anda tan normalmente. Joder, ahora tendré que empezar a poner en práctica mi inglés. No tengo miedo, porque lo hablo bien, pero no es lo mismo hablarlo con un familiar que con un inglés de verdad, no tiene nada que ver. Antes de ir a por el otro taxi voy a un baño que hay cerca de la salida y al entrar me hecho agua en la cara para despejarme.
-Vale, escucha, estas en Londres empieza a hablar inglés, y recuerda que es viernes, tienes todo el fin de semana para ponerte al día. -Me digo a mi misma mirándome en el espejo, ignorando a la tía que está mirándose en el del al lado, sé que no me entiende por las caras que pone.
-¿Esta bien señorita? -Me pregunta la mujer gritándome creyendo que así la entenderé mejor y también está mirándome mal -Esta chica está loca -Se dice para sí misma creyéndose que no la entiendo.
-No estoy loca, y estoy muy bien gracias. -Le digo en un inglés perfecto y se queda con la boca abierta y se va.
-Uff... como sean así todos los ingleses estoy salvada.
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Amar También Duele (En proceso)
RomanceDe Roma a Londres, un cambio tan grande que nunca imaginé. ¿Sería todo tan malo alli? O ¿Lograría estar bien? Eso pensaba hasta que por casualidad le conocí. Y fue al mismo tiempo lo más mágico e intenso que me habia pasado nunca. Solo que a veces...