Estábamos nosotros cuatro, sentados en la mesa vieja y rayada de roble del comedor. Hay tantos recuerdos en esa mesa, cuando éramos chicos, con Luc, la dibujamos toda y hasta terminamos dibujados nosotros.
Hoy comemos pastas. Están bastante frías, pero no me quejo porque mamá se esfuerza mucho y no deja que nadie la ayude cuando se trata de la cocina. No sé por qué, supongo que quiere tener el control por lo menos en algo de nuestras vidas, ya que somos bastante distantes.
Como siempre, papá estaba con el celular, mamá comiendo sin decir una palabra y nosotros dos aburridos. En ese momento, Luc me pateó el pie suavemente por debajo de la mesa. Al instante lo miré e hizo ese gesto que siempre hace cuando me quiere decir algo. Se muerde los labios y revolea los ojos. Ahí fue cuando comencé a reír suavemente y le contagie la risa a Luc, cada vez empezamos a reírnos más fuerte hasta el punto en el que ya no podíamos respirar de la risa.
Al hacer tanto alboroto mamá nos interrumpió diciendo:
-¿Qué es tan gracioso chicos?-Lo dijo de tal manera que nos borró la sonrisa de inmediato.-
- Ma, a vos qué te importa, si vos estás todo el tiempo callada. No te debería molestar que nosotros seamos felices al menos por unos segundos.
Lo dije así porque me molesta que se meta en cosas que no le incumben. Además, cada vez que quiero ser feliz, no me deja. Mi hermano se lleva mejor con mi mamá que yo, y fue por eso que dijo:
-No se peleen en la mesa, por favor. Ma, no lo vamos a volver a hacer.
-Sarah, ahora, por contestarme de esa manera, te vas a ir a tu cuarto. Y más vale que te duermas temprano, no quiero escuchar ni el teléfono ni la televisión. Si llego a escuchar algo...
- Sabés mamá, no me importa lo que digas o hagas, sos siempre una enojona malhumorada o una deprimida que nunca sabe qué quiere hacer, estoy harta de vos.
Me fui de la mesa furiosa sin mirar atrás y subí las escaleras pisando con fuerza cada escalón hasta llegar a mi cuarto.
Mi relación con mamá siempre fue fría, cortante, distante, seca, HORRIBLE. Fue así desde que tuve sentido de la razón porque entendí que lo que ella me brindaba no era amor. Cada vez que queríamos jugar con ella estaba con sus "charlas de adultos", nos gritaba y estaba enojada sin razón. Nunca se interesó en nuestra vida, ni en lo que nos gustaba.
A los seis años fue cuando comprendí que la relación que llevábamos no era de madre e hijos. Ella no tenía nada de madre.
Cuando éramos chicos, cada vez que teníamos que hablar con alguien recurríamos a la abuela, era la única que nos entendía, con la que podíamos expresarnos y contarle todo sin que nos juzgara o se enojara. Fue así hasta que murió. Así que ahora solo nos tenemos entre hermanos.
Cuando la abu falleció, nos dejó un cuaderno con sus aventuras y una carta. En la carta nos pidió que abramos el cuaderno recién cuando tuviésemos 17 años y que nos cuidemos mutuamente cuando ella se fuera.
Yo sé que ahora mamá está intentando entrar en nuestras vidas como si fuese la mejor madre desde siempre, pero no lo voy a permitir porque ella nos hizo un gran daño desde pequeños y jamás la voy a perdonar. Una madre debería estar para las cosas buenas y malas, pero ella no estuvo con nosotros en las malas y pretende estar ahora en las buenas. Yo sé que si la dejo entrar a mi vida, me va a volver a lastimar. En cambio Luc, deja entrar a mamá en su vida como si nada hubiese pasado y yo le digo que no lo haga porque lo va a herir nuevamente, pero no me quiere hacer caso. Luc nunca pudo comprender eso y siempre tuvo la esperanza de que ella lo quisiera de la manera que cualquier madre quiere a sus hijos.
Estaba en mi cuarto, pensando en toda la cena de hoy. No podía conciliar el sueño. Tenía ganas de agarrar el celular, así que lo hice. Sé que mamá había dicho que no, pero no me importa lo que diga, no es quién para mandarme. Si me llega a ver, no me voy a esconder, porque no me importa nada de lo que ella haga, estoy muy enojada con ella por todos estos años.
Fue en ese momento, que estaba en las redes, que escuché un ruido afuera. Era el auto, me asomé, y ví a papá saliendo de la casa y encendiéndolo. Me pareció raro porque eran las tres de la mañana, entonces decidí preguntarle cuando volviera. Lo esperé un buen rato despierta, pero me quedé dormida y no lo escuché llegar.
Al día siguiente me desperté para desayunar y papá se estaba yendo de la casa. Yo lo detuve y le pregunté:
- ¿A dónde habías ido a las tres de la madrugada? -Él se soltó de mi brazo-
- Hija, ahora estoy apurado, no puedo, voy a llegar tarde a la estación de policía.¿Vos no deberías estar en el colegio?
-Papá, estoy de vacaciones de verano como desde hace dos semanas. ¿No ves que hace más calor?- insistí con mi pregunta- ¿A dónde fuiste Adam?
- Basta, dejá de preguntar, te dije que no puedo.- Él me empujó con fuerza hacia atrás para que dejara de molestarlo. Me sentí muy sorprendida porque nunca me había tratado de esa forma.
-Sarah, solo fui caminando hasta el kiosco de la esquina. Dejá de interrogarme. ¿Qué eres ahora, policía como yo?- dijo de manera irónica
Se fue cerrando la puerta de entrada de un portazo.
Yo sabía que lo que dijo era mentira porque había escuchado el auto, así que decidí seguirlo.
En ese momento agarré la bicicleta y velozmente comencé a seguir el auto en el que él se encontraba. Luego de hacer unas cuantas cuadras, paró en un edificio. Yo lo reconocí al instante, era el edificio en el que él vivía cuando se había divorciado de mamá.
Era un edificio moderno, alto y con muchas ventanas por las que se podían ver los departamentos.
Cuando bajé de mi bicicleta, estaba muy agitada por el viaje. Pero llegué a ver a mi padre en el primer piso. Fue ahí cuando decidí subir por las escaleras de incendio que se encontraban del lado exterior derecho del departamento. Al trepar hasta el primer piso, encontré a mi padre frente a una chica. La chica estaba de espaldas, pero ví que era bajita, llevaba gorra y estaba un poco bronceada. No logré ver mucho más porque me sorprendí mucho al ver que mi papá la agarró de los hombros para besarla. Fue ahí cuando me asusté y caí con los pies a la vereda.
Al darme cuenta de un dolor intenso e insoportable en el tobillo decidí llamar a mi hermano, Luc, para que me lleve al hospital lo más rápido posible.
Hola gente, ¿cómo andan?
Cuéntennos en los comentarios qué creen que Adam estaba haciendo a esa hora. ¿Qué les parece que hacía en el departamento?
Los leemos, esperamos que les haya gustado este capítulo. Besos💕
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Contra la Corriente
DragosteVivir bajo el mismo techo a veces se torna complicado y más si tu casa está llena de secretos, mentiras, sentimientos encontrados y peleas. Esta es la historia de Sarah, quien deberá sobrevivir a esta disfuncional familia, pero solo hay una persona...