🌠;-ᴜɴᴀ ɴᴏᴄʜᴇ ᴄᴜᴀʟQᴜɪᴇʀᴀ...

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Caminaba con cuidado intentando no hacer mucho ruido, eran las 10 de la noche, la luz de la luna llena se filtraba por los grandes ventanales de aquel tétrico lugar; tenía las orejas en alto y los ojos bien abiertos intentando percibir cualquier movimiento.

Su destino era la cocina, solo tenía que pasar por el pasillo, después frente a la oficina y finalmente llegaría, ¿Cuál era la razón de esta caminata clandestina? La pequeña no tenía sueño y el hambre la carcomía internamente.

Tenía miedo de que aquel hombre, dueño del orfanato, apareciera por detrás, por suerte esa noche no se encontraba en el sitio, según lo que le dijo a su esposa, iba a una reunión con sus amigos, ¿lo raro? Él no tenía amigos.

Pasaría frente de la oficina, la luz de esta estaba prendida, deduciendo que aquel hombre se encontraba allí, decidió pasar agachada evitando el ventanal de la puerta, sin embargo, allí estaba la pelirroja de su esposa, dormida sobre el escritorio, seguramente había estado trabajando todo el día...


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Sentada en la mesa de la cocina, comía unas galletas, no sabía de quién eran, ni quien las había hecho, solo sabia que estaban deliciosas, pero, no podía disfrutarlas, tenía que apurarse si no quería problemas y eso lo sabía.

Un ruido viniendo de afuera, llamo su atención, era un auto, ''¿Qué clase de persona viene a adoptar a un niño a estas horas?'', pensó, mientras se bajaba de la silla cuidosamente y se acercaba a la ventana, movió la cortina y lo que vio le heló la sangre; era el señor Elliot, el dueño del orfanato, con una mujer de tez oscura, venían abrazados mientras se sonreían coquetamente.


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-¿Quieres tomar algo, dulzura?- dijo el hombre con su marcado acento alemán, mientras destapaba una botella de vino.

-Claro que si- miro al hombre con una expresión coqueta mientras, jugaba con el mantel.

''¿ahora qué hago?'' Se dijo a sí misma la pequeña que se encontraba acurrucada debajo de la mesa temblando de miedo, los pies de la mujer se encontraban demasiado cerca, algo que la perturbaba aún más.

-¿Pero... y si vamos a tomarnos ese vino a...mmm... un lugar más privado, cariño?-se levantó de la mesa y se dirigió hacia el hombre, mordiéndose el labio inferior

-tú mandas- sonrió, mientras le agarraba la mano a la mujer y salían ambos de allí

Sonrisa salió de debajo de la mesa, desconcertada por dos razones, la primera, fue más fácil de lo que creía salir de esa situación, la segunda, la pareja había dejado el vino sobre la mesa.

No lo pensó mucho antes de echarse a correr por el pasillo hasta la gran habitación, al llegar busco su cama y se tapó completamente con las sabanas hasta la cabeza.

Al parecer, la suerte la acompañaba esa noche, pues ninguno de los presentes escucho sus pasos; sin embargo, solo fueron segundos antes de que el miedo y la ansiedad la poseyeran, simplemente no podía cerrar los ojos, envidiaba a sus compañeros que dormían plácidamente en cada una de sus camas ignorando los quejidos, gemidos y chillidos que venían de la habitación matrimonial de la pareja dueña de lugar...


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•=|ᴍʏ ᴄʜᴀʀᴀᴄᴛᴇʀꜱ ʙᴀᴄᴋꜱᴛᴏʀʏ|=•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora