Capítulo 3.

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9 meses.

Helmut tenía en brazos a Helena, la bebé dormía plácidamente pero sus mejillas seguían rojas por su anterior berrinche.

Natasha yacía en su cama aún agotada por la maternidad.

"Es hermosa" el menor acariciaba con cuidado los mechones rubios de la bebé de su amiga.

"Y ruidosa, en serio esperaba que fuera tranquila como mi sobrina" Helmut río meciendo a la bebé en sus brazos, miro a ver a su amiga, que lucia pálida pero feliz. "¿Te han llegado noticias de James?"

"Solamente su pequeña nota constante" él omega se encontraba hipnotizado, pasando sus dedos delicadamente por cada facción de la bebé, cada vez que sostenía el sentimiento de añoranza crecía en él. "Estoy bien. Te amo, James."

Natasha rio cuando el omega más joven intentó imitar la voz de su alfa, haciéndola más grave y atolondrada, pero se arrepintió rápidamente al sentir un ligero dolor en el vientre.

Había sido un parto complicado ya que se adelantó unas semanas, y el post parto aún más, especialmente sin su alfa que la ayudara con el cuidado del cachorro, por suerte Helmut había visitado a su amiga durante los primeros días antes de que la madre de la omega llegara para ayudarla.

"Natasha tiene que descansar" la madre de la pelirroja entró al cuarto con lo que parecían mantas limpias "y tú también querido, haz bajado mucho de peso desde la última vez que te vi." Eso fue en su boda, no había tocado el traje blanco porque era lo único que aun olía a James.

Helmut asintió entregando la bebé a la omega mayor para después depositar un beso en la frente de su amiga.

"Por favor, déjeme saber si necesitan algo."

"También tú, me preocupa que estés tan solo lejos de la ciudad."

La madre de Natasha dejo a la bebé dormida en la cuna y lo acompaño hasta la entrada de la panadería, pero lo detuvo antes de que se marchara.

"Helmut, espera."

"¿Sí, señora Romanov?"

"Lo decía en serio, necesitas descansar, te haría bien pasar una temporada aquí con Nat, estar tan solo y sin alfa... "

"Estoy bien, señora Romanov" interrumpió el menor con una sonrisa que no llegaba a sus ojos "Sé que no lo parezco pero estoy bien, supongo que la guerra nos a afectado a todos, además, Natasha necesita toda su atención en este momento, no puedo dejar que cuide de dos omegas y una bebé. "

La señora asintió resignada, pero la expresión de preocupación no abandono su rostro.

"Por favor ten cuidado al tomar al autobús, ya esta oscureciendo. "

"Lo haré, que pase buena noche. "

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Helmut tuvo suerte al sentir el calor subiendo por su cuerpo al llegar a su casa, si su celo hubiera llegado en el autobús probablemente no la contaría.

Se apresuró a cerrar puertas y ventanas, pero la primer ola del celo lo hizo caer de rodillas en el suelo de la cocina, el lubricante empezaba a correr por sus muslos y sentía que estallaría de la fiebre. No era su primer celo, tampoco era el primero sin suspensores, eran caros y no podía permitírselos cuando la guerra arrasó su país.

Estaba mal visto que un omega que era cortejado los tomará pero James nunca dejaría que sufriera solo por el que dirán, así que empezó a comprar los suspensores para él a pesar del orgullo de Helmut.

Solamente que el omega había olvidado reponerlos desde su último celo.

Cuando una nueva ola de calor atacó su cuerpo supo que sería una semana difícil.

The Ghost of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora