Capítulo 4

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12 meses

Helmut barría debajo de las repisas, decidió pasar noche buena y navidad con su padre y los padres de James, se negaba a celebrar estas festividades con las gallinas.

No había recibido nada de James, más que su habitual mensaje, "Estoy bien. Te amo, James" así que había estado los últimos días visitando más seguido a su padre, a pesar de ser un alfa fuerte, la vejez le estaba pasando factura y Helmut se sentía culpable de haberlo dejado solo después de la boda.

Se dio la vuelta extrañado cuando la puerta se abrió, pues habían cerrado hace una hora por las fiestas, sin embargo se quedó callado al ver al alfa que se encontraba en la puerta su olor a café amargo lo hizo arrugar la nariz ligeramente, portada un uniforme parecido al que usaba James cuando se fue.

"Buenas noches. " dijo el alfa mirando al rededor, cuando estuvo seguro que el omega estaba solo sonrió con sorna "Revisión de rutina".

Helmut sospechaba que no existía tal cosa, aún así fue hasta su bolso y tomó sus documentos, el alfa fingía que los leía detalladamente cuando realmente sus ojos estaban en el omega.

"¿Aleman?"

"Americano, obtuve la residencia de mi alfa, esta en servicio" apuntó al letrero de la entrada que el soldado había ignorado olímpicamente, trataba de sus feromonas a raya para que no se notará su nerviosismo.

"¿Alfa? No veo una marca" se acercó peligrosamete, y Helmut rezaba porque su padre saliera de la cocina al sentir las feromonas de pánico, sin embargo se mantuvo firme ante la mirada del alfa extraño.

Helmut retrocedió a su bolso de nuevo, y tomó la acta de matrimonio que siempre llevaba consigo. Se la entrego al alfa quien río mientras leía.

"James. Buchanan. Barnes. Parece que una puta alemana no fue suficiente y fue por más"

Las mejillas de Helmut se tornaron rojas de la ira, pero la mano de su padre evitó que la propia viajará hasta la cara del alfa.

"¿Algún problema, soldado?" El acento de su padre era marcado y en su voz había usado solo un poco de su voz de alfa.

El alfa desconocido estaba apuntó de hablar cuando la puerta se abrió, un hombre rubio entró, Helmut lo reconoció como beta por la ausencia de su olor.

"Rumlow, hora de partir." se limitó a decir mientras se apartaba de la puerta para dar paso al pelinegro.

"Entendido, sargento Walker" el soldado dio la vuelta y salió del local a paso veloz.

"Lo siento, ¿Les ha causado algún problema?" el beta se acercó, levantando los papeles que Rumlow había tirado y pasándoselos al omega, el olor dulce de la calma empezaba a llenar el lugar.

"Todo esta bien sargento" fue su padre quien habló mientras este recibía sus papeles.

Walker se limitó a asentir y le dedico una paqueña reverencia al omega "Felices fiestas" tan pronto como salió del lugar el señor Zemo se acercó a la puerta para cerrarla desde dentro y bajando las persianas.

"Me ha insultado, ese apestoso alfa me insulto y no dejaste que me defendiera" Helmut soltó recriminando a su padre.

"A veces es mejor quedarse callado hijo, más en tiempos como estos para personas como nosotros" se limitó a decir posando su mano en la espalda de su hijo y llevándolo hacía la cocina en la parte de atrás. "Son estúpidos americanos, dales un arma y se sienten importantes"

"oye, yo estoy casado con uno de esos estúpidos americanos" Helmut rio y el ambiente ya no estaba tan tenso como antes, el olor de su padre envolviendo a lugar, olía a madera y a su madre.

"A veces dudo de que James lo sea realmente, demasiado bueno para ser americano"

El joven rio ante las palabras de su padre, ciertamente parecía tener preferencias con James ahora, pero al principio no fue así, después de todo el esperaba que Helmut se casara con un alfa que no fuera un estúpido americano.

Tomaron sus abrigos, Helmut portaba un par de guantes blancos, regalo de James en su primera (y única) navidad juntos. Salieron por la parte de atrás y se dirigieron a la casa de los Barnes.

La velada pasó tranquila, la familia estaba pasando un rato agradable, olvidándose de la guerra que estaba afuera, pero Helmut sólo podía pensar en la silla vacía junto a él.

Más tarde cuando volvió a la casa de su padre y en la comodidad de su antigua habitación, abrió la caja que su suegra le había entregado a modo de regalo, eran fotos de James de bebé y un pequeño mono azul cielo, soltó una risita melancolíca y le deseo feliz navidad a James, donde sea que estuviera.

The Ghost of YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora