Cap. 2- Vestidores.

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Su figura no se aparta ni un milímetro cuando mis torpes manos intentan apartarlo de mi camino. ¿Por qué no se quita y deja que vaya al baño? Como llegue otra vez tarde a clase, mi madre recibirá una llamada de mi profesora de historia. Y no especialmente diciendo que soy la mejor alumna de su clase, ya estuve castigada dos semanas el mes pasado por suspender un examen. Intento sacar las mejores notas posibles, pero mama llega hacer bastante estricta cuando se lo propone.

Lo miro, gotas de sudor brillantes se deslizan lentamente desde su frente. La ropa de deporte le sienta realmente bien. Cualquier chico de este instituto envidiaría sus perfectos rasgos masculinos: Nariz recta, labios gruesos naturalmente rosados, ojos de color miel intimidantes, y un pelo rubio como el oro macizo.

De vez en cuando el Señor Bieber (apenas tiene veintiún años) viene hacer una sustitución de última hora. Y al parecer hoy le a tocado gimnasia. Genial, hoy mi jornada estudiantil terminara con él.

-Señorita Mills, espero que el agua haga desaparecer esa cara que tiene de no haber dormido en semanas- masculla- la quiero fresa y receptiva en mi clase.

Quiero gritarle que si tengo esta cara es por culpa suya. Bueno, cincuenta por ciento mía y el otro cincuenta suya. Culpa mía por ser tan curiosa, y culpa suya por hacer cosas tan raras...como salir todos los miércoles a las tres de la mañana vestido como si fuera a un funeral: Pantalones negros ajustados, camisa negra de cuello alto, un chaleco negro sin mangas y las zapatillas de correr. Justin (creo que mentalmente tengo el derecho de llamarlo por su nombre de pila) desgraciadamente, y hago énfasis en desgraciadamente porque desde el primer día que que mama me obligó en ir a casa del vecino con una cesta con verduras de nuestro huerto casero como regalo de bienvenida, me trato con arrogancia y desprecio, como si yo en otra vida le hubiera echo algo. Desde ese día es un tira y afloja, comentarios de aquí para allá por parte de los dos.

-Me alegra que se preocupe por mi aspecto físico, Señor Bieber.- suelto irónicamente.

-No lo hago, no pierdo mi tiempo y menos con usted. Pero estoy seguro que el director no querrá una baja porque uno de sus alumnos ha sufrido un ataque al corazón nada más verte.

Me hierve la sangre, un puñetazo en la mandíbula acabaría con todo esto. Ya tengo suficientemente baja mi autoestima como para que él venga a pisotearla sin piedad. Pero mi orgullo personal está por encima de todo y me las arreglo para formar una sonrisa. Ni siquiera me había dado cuenta que todo este tiempo su mirada estaba fijamente clavada en mi larga y rebelde melena morena. Un escalofrío recorre mi cuero.¿Tengo algo en el pelo? Estoy a punto de preguntárselo pero da media vuelta en dirección opuesta y desaparece entre los pasillos.

Yo también hago lo mismo, y corro hacia los baños femeninos más cercanos. El agua fría azota mi cara, pero necesito esto si quiero acabar el día sin una baja por mi culpa.

Lσvε MυяdεяεяDonde viven las historias. Descúbrelo ahora