Donde solías estar

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Era un caluroso día de verano, aunque para nuestra ciudad siempre es así la mayoría de los días del año.
Hacía tiempo que no me pasaba por la sala del piano, probablemente ya hasta lo habían removido de ahí ya que luego de eso nunca volví a entrar en el aula. A pesar de eso, siempre estaba en mí presente el querer ir.

Luego de unos días pensándolo, me atreví a nuevamente escabullirme durante las clases hacia el salón abandonado.

En mi mente todavía no cabía la idea de la realidad, hasta que fui a esa sala y me encontré con el escenario que no me hubiera gustado presenciar ni ahora ni nunca.

  Vacío.
Todos los recuerdos que había hecho contigo, las decoraciones y manualidades con las que habíamos decorado, todas estaban desaparecidas.
Todo había desaparecido menos el piano.
Era como entrar en esa sala sucia y polvorosa por primera vez, como revivir los recuerdos de un sueño que tuve contigo, solo que tu existencia nunca había sucedido.

Mi corazón se encogió.

Ese día lloré. Sentada en la silla donde te solías sentar, apoyada en las teclas que solías tocar.

Promesas al cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora