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Sus pupilas se dilataron, y él estuvo seguro de que no era el efecto de alguna droga en su cuerpo.

Ella, sorprendida, se sentó a su lado, y aún sin dirigirle la palabra le tendió un auricular. No hablaron, en el primer viaje todo se resumió en una canción y en susurros de la letra. No se necesitaron palabras para conocerse, no se vieron obligados a presentarse.

Y quizá fue eso, el detonante de todo, por lo que duraron tan poco.

escríbeme sobre el amor: E&PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora