La segunda vez, más que una casualidad fue el echo de buscarse. Él fue mirando en todos los vagones y todas las sillas. Ella se quedó sentada, con su mochila guardando un asiento, con la vista fija en las puertas y las ventanas.
Hasta que él llegó al último vagón y la vio, y disimuló, hasta que perdió la paciencia y su voz hizo que ella girara la cabeza. Y sus ojos volvieran a verlo, y sus labios se curváran como saludo, y por fin dejaron de pensar el uno en el otro y comenzaron a conocerse.
La segunda vez, si hablaron.
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escríbeme sobre el amor: E&P
RomanceEra baja, callada, demasiado estúpida pero muy espabilada. Era lo que él buscaba, lo que no podía romperle el corazón. Fue un efímero verano de típica ciudad metropolitana, se resume en el instante en el que ella empezó a susurrar una canción y él...