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El verano avanzaba, rápido, tajante. Pagaban más en metro de lo que habían pagado nunca, pero se veían. Y un día, cuando ella había dejado de tener cosas que hacer, y él había decidido contarle la verdad respecto a su paradero después de que ella bajara siempre en la misma estación, decidieron cambiar.

Se bajaron en Sant Andreu, una localidad cerca de la costa conocida por su centro comercial. Y a el se dirigían, caminando.

Estaban enamorados, y hacía tiempo que se habían convencido de ello. Pero ninguno de los dos era capaz de ver el cariño,  o el amor, en el otro.

Somos demasiado estúpidos cuando los corazones nublan nuestra vista.

Y ahora, que ya hace tiempo de todo eso, me pregunto que hubiera pasado si él no se hubiera declarado ese día, si ella no le hubiera dicho que si quería ser su novia, si después de todo, no hubieran coincidido nunca.

Pero pasó, y ese día memorable aún está en sus recuerdos, oculto por otros miles que vinieron después, aunque no juntos.

escríbeme sobre el amor: E&PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora