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El tiempo siguió su curso y Jimin básicamente ya vivía con Jungkook, sólo era de cargar un par de maletas y la mitad del clóset de Jungkook sería de Jimin. Después de tantos abrazos y despedidas, regresaron a Atlanta, una Lisa se quedó llorando en la puerta de su casa porque Jimin le prometió un Mowgli para su cumpleaños.

A veces las personas mayores quisieramos tener la inocencia y pureza de la infancia para siempre. El día de San Valentín decoró de todo tipo de flores rojas, rosas y blancas el hospital. Los chocolates y las notas atiborraban los casilleros.

Jungkook preparó una sorpresa para Jimin, desde que empezaron a ser pareja de manera oficial, el castaño abrió más su mente, corazón y alma, dejando que Jungkook conozca parte por parte de su pasado, su niñez y problemas en la adolescencia, cómo fue viajar al extranjero para perseguir sus sueños.

Las manos le sudaban, no sabría con seguridad si la sorpresa le iba a gustar o no, si lo golpearía y es que un detalle que Jungkook descubrió de Jimin es que no le gusta que la gente conozca más de lo necesario, si él tenía la suficiente confianza le contaría o no parte de su historia y vaya que lo hizo pero Jungkook no debió hurgar más.

-Jungkook, ¿A dónde demonios vamos?, Tus sorpresas ya me dan miedo-. Jimin ya tenía los ojos vendados, el ambiente alrededor se sentía tranquilo, un aura de confianza lo rodeaba, como si regresara al pasado.

-Tranquilo, ya llegamos-. Jungkook detuvo su andar y consigo Jimin también lo hizo. Jungkook retiró la venda de sus ojos y la expresión de Jimin se volvió de mil maneras: Sorpresa, felicidad, tristeza, amor, culpa, miedo.

Una pequeña casa estaba frente a ellos, la pintura estaba desgastada, el pasto en el jardín se encontraba seco, la puerta de madera tenía grietas.

-La casa de mi padre-. Jimin dijo en un susurro, sus ojos se llenaron de lágrimas, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

-Sé que prometí no meter mis narices en tu pasado pero cuándo hablamos de tu infancia te ví tan melancólico y triste que decidí investigar y dí con este lugar. La gente de alrededor me dijo que lleva 3 años sin que alguien la habite, así que....

¿Quién te dijo de esta casa?.

-Bueno...

-Fue Taehyung, ¿Cierto?.

-Antes que nada quiero decirte que no fue su culpa, yo me comporté como un palo en el culo para que me dijera, ya sabes cuándo soy insistente no me canso hasta no conseguir lo que quiero, por favor, no te enojes con él-. Jungkook sostuvo la mano de Jimin y empezó a caminar, el menor lo seguía sin replicar, expectante a cualquier cosa que se podría encontrar ahí.

Jungkook abrió la puerta, girando el pomo oxidado, un rechinido por parte de la puerta se hizo presente, Jimin soltó la mano de Jungkook y entró, la casa estaba limpia, el plástico que cubría los muebles ya no estaba, el aroma a lavanda se coló entre sus fosas nasales, el suelo de madera rechinaba con cada paso que daba, un ambiente calmo, su respiración entrecortada, sus brazos y piernas llenas de nervios, pasos inseguros.

-¿Estás bien?, Te vez pálido-. La preocupación se reflejaba en la voz de Jungkook.

-¿Cuánto tiempo te llevó conseguir todo ésto?.

-Una semana.

Claro, una semana llena de ajetreos, llena de prisas, escapadas de Jungkook para ir y arreglar todo, no era una casa grande, tan solo una planta y tres habitaciones, una cocina pequeña, una sala de estar mediana pero vaya que estaba llena de polvo, una semana de constante limpieza.

-Iré a preparar la cena, mientras tú puedes ver todo lo que hay por aquí-. Jungkook empezó a caminar a la pequeña cocina, la nevera aún funcionaba, el suministro de gas estaba casi lleno, el servicio de agua y luz no había sido cortado, tres años y esa casa se mantenía en pie, estable, una buena capa de pintura y arreglar el jardín no sería tan complicado.

Hospital Del Amor (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora