1 Zumo de naranja, melaza, huevos, aunque caducados hace semanas, y algo que
parece una especie de lechuga.
- ¿Lechuga?- Clary se asomó sobre el hombro de Simón para mirar dentro de la
nevera.
- Oh. Mozzarella Eso es cierto.
Simon se estremeció y Lucas cerró con una patada la puerta de la nevera.
- ¿Encargamos una pizza?
- Ya la he encargado- dijo Lucas, que llegaba a la cocina con el teléfono
inalámbrico en la mano - Una vegetal grande, tres colas. Y han llamado del
hospital- agregó, colgando el teléfono. -No hay ningún cambio con Jocelyn.
- Oh - dijo Clary.
Ella se sentó en la mesa de madera de la cocina de Lucas. Por lo general, Lucas
era bastante limpio, pero en ese momento de la mesa estaba cubierta de correo
sin abrir y el fregadero estaba lleno de platos sucios. El macuto verde de Lucas
estaba colgado en la parte de atrás de una silla. Clary sabía que debería haber
ayudado con la limpieza, pero últimamente no habia tenido mucha energia. La
cocina era pequeña y estaba un poco deslucida comparándola con sus mejores
tiempos, aunque no era la de un cocinero, como lo demostraba el hecho de que
en la estanteria de las especias, que descansaba sobre una antigua estufa de gas,
no tenia un solo pote de espacias. En cambio, él la utilizaba para mantener las
cajas de café y té.
Simon se sentó junto a ella cuando Lucas saco las cartas fuera de la mesa y se
puso en el fregadero a lavar los platos.
- ¿Estás bien?- preguntó en voz baja.
- Estoy bien -dijo Clary gestionado una sonrisa. - Yo no esperaba que mi madre
despertara hoy, Simon. Tengo la sensación que ella esta esperando algo.
- ¿Sabes el qué?
- No. Sólo que algo falta.
Ella miró a Lucas, pero vió que estaba muy concentrado en el lavado de los
platos.
- O a alguien.
Simon esperó inquisitivamente a ella, luego se encogió de hombros.
- Por lo tanto, suena como que la situación en el Instituto fue muy intensa.- Clary
se estremeció.
- La madre de Isabelle y Alex asustada.
- Repite su nombre de nuevo
- Mayo-ris,- dijo Clary, imitando la pronunciación de Lucas.
- Es un viejo nombre de cazadores de sombras - dijo Lucas secandose las manos
con un trapo.
- ¿Y Jace decidió quedarse allí y hacer frente a esta persona Inquisidor? ¿Él no
quiere irse?- dijo Simón.
- Es lo que tiene que hacer si alguna vez quiere tener una vida como un cazador
de sombras,- dijo Lucas. -Y ser uno de los Nefilim lo es todo para él. Sabía de otros cazadores de sombras como él, en Idris. Si tuvo que fuera de él.
El zumbido de los familiares el timbre sonó. Lucas lanzaró el trapo en el
mostrador.
- Vuelvo en seguida.
Tan pronto como él estaba fuera de la cocina, Simon dijo:
- Es realmente extraño pensar de Lucas como alguien que alguna vez fue un
cazador de sombras. Más extraño de lo que es pensar en él como un hombre
lobo.
-¿En serio? ¿Por qué?- Simon se encogió de hombros.
- He oído hablar antes de los hombres-lobo. Son una especie de elemento
conocido. Así que se convierte en un lobo, una vez al mes, a fin de qué. Pero los
cazadores de sombras,lo de ellos es como una secta.
- No son como una secta.
- Claro que lo son. Ser cazador es toda su vida. Y mirar hacía abajo a todos los
demás. LLamárnos Mundanos . Al igual que no son seres humanos. No son
amigos de la gente, no van a los mismos lugares , no saben la misma bromas,
ellos piensan que están por encima de nosotros.- Simon tiró una pierna
desgarradose y retorcidose el deshilachado borde del agujero en la rodilla de sus
vaqueros.
- Hoy conocí a otro hombre lobo.
- No me digas que se cuelgan con Freaky Pete Hunter's en la Luna.
Tuvo una sensación incómoda en el hoyo del estómago, no podía haber dicho
exactamente lo que estaba causando. Probablemente fué libre flotación estrés.
- No. Es una niña, -dijo Simon.- Es más o menos de nuestra edad, se llama Maia.
- ¿Maia?
Lucas estaba de regreso en la cocina con una caja de pizza. La dejó caer en la
tabla y llegó a Clary el olor de la pasta caliente, salsa de tomate, queso y le
recordó el hambre que tenía. Arrancó un trozo, no esperó a Lucas para deslizarse
a través de una placa de la mesa con ella. Se sentó con una sonrisa, sacudiendo la
cabeza.
- Maia es uno de los mienbros de la manada, ¿no? -Simon solicitó, cogiendo una
revanada para él.
Lucas asintió. - Claro que sí. Es una buena chica. Ha estado aquí un par de veces
vigilando la librería, mientras que he estado en el hospital. Ella me permite
pagarle con libros.
-¿Estás mal de dinero? Lucas se encogió de hombros.
- El dinero nunca ha sido tan importante para mí, y la manada se ocupa de su
propio sustento.
Clary dijo: - Mi madre siempre decía que cuando estuvo mal de dinero vendió
algunas de las existencias de mi padre. Pero, dado que el tipo que creía que era
mi padre no era mi padre, y dudo de Valentíne tenga existencias...
- Tu madre poco a poco vendió todas sus joyas,- dijo Lucas. - Valentíne le había
dado algunas de las piezas de su familia, joyas que había estado con los
Morgensterns durante generaciones. Incluso una pequeña pieza que tubo un alto
precio en la subasta.- Él suspiró. - Estos se han ido de Valentíne, aunque ahora
puede haber recuperado de los restos de las joyas del antiguo apartamento.
- Bueno, espero que le diera satisfacción, de todos modos,- dijo Simon.- Vender
y deshacerse de sus cosas por el estilo.- Tomó una tercera ración de pizza. Era
realmente sorprendente, pensó Clary, cuántos adolescentes fueron capaces de
comer sin aumentar de peso o ponerse enfermos
- Debe haber sido extraño para ti,- dijo a Lucas. - Ver a Maryse Lightwood
después de tanto tiempo.
- No precisamente raro. Maryse no está muy diferente ahora de cómo era
entonces, en realidad, ella es más como ella que nunca, si es que tiene sentido.
Clary pensó en la forma en que Maryse Lightwood había examinado la recogió a
su niña delgada oscura en el foto Hodge le había dado, el que tenga la
inclinación a su altiva barbilla.
- ¿Cómo crees que se siente acerca de ti?- pregunta. - ¿De verdad crees que tenia
la esperanza de que estuvieras muerto?
Lucas sonrió. - Tal vez no fuera del odio, no, pero habría sido más conveniente y
menos sucio para ellos si me hubiera muerto, sin duda. Pero que estoy vivo y que
soy el líder de una jauría no puede ser algo que hubiera esperado. Es su trabajo,
después de todo, mantener la paz entre los subterraneos, y aquí viene, con la
historia de ellos y con mucha razón para desear la venganza. Ellos se preocupan
por si estoy furioso.
- ¿Lo estás?,- Preguntó Simón.
Ellos estaban fuera de la pizza, así que sin mirar a más y tomó una de las
mordisqueadas cortezas de Clary. Él sabía que ella odiaba a la corteza.
- A furioso, me refiero.
- No hay nada en mi de furia. Estoy impasible. Soy un hombre de mediana edad.
- Salvo que una vez al mes te conviertes en un lobo y vas por ahí destrozando
cosas alrededor de sacrificio,-dijo Clary.
- Podría ser peor,- dice Lucas. - Los hombres de mi edad se dedican a la compra
de automóviles deportivos y a dormir con las supermodelos.
- Solo tienes treinta y ocho-, señaló Simon. -Eso no es de mediana edad.
- Gracias, Simón, te lo agradezco.- Lucas abrió la caja de la pizza y,
encontrándola vacía, la cerró con un suspiro. -Aunque te comes la pizza de
todos.
- Yo sólo tenía cinco cortes,- protestó Simón, que se apoyó con su silla hacia
atrás precariamente equilibrado en sus dos patas traseras.
- ¿Cuántas porciones que te crees que tienen una pizza, idiota?- Clary quería
saber.
- Menos de cinco porciones no es una comida. Se trata de un bocado.- Simon
espera con aprensión en Lucas.
- ¿Significa esto que te vas a comer al lobo y a mi?
- Desde luego que no.
Lucas pasó a tirar la caja de la pizza en la basura. - tu eres filamentosa y difícil
de digerir
- Pero cumple los requisitos de los alimentos judios (kosher),- señaló Simon
alegremente.
- Me voy a asegurar de apartar de tu camino a cualquier licántropo judio- Lucas
inclinó su espalda contra el fregadero. - Pero para responder a tu pregunta
anterior, Clary, era extraño ver a Maryse Lightwood, pero no a causa de ella. Fue
en los alrededores. El Instituto me recordaba demasiado el Salón de Acuerdos de Idris. Podía sentir la fuerza del libro gris de las runas a mi alrededor, después de
quince años tratando de olvidarme de ellas.
- ¿Lo hiciste?- Clary preguntó. - ¿Conseguiste olvidarlas?
- Hay algunas cosas que nunca se olvidan. La runas del libro son más que
ilustraciones. Se convierten en parte de ti. Parte de su piel. Ser cazador de
sombras nunca te deja. Es un regalo que la llevó en la sangre, y no se puede
cambiar de lo que tu puedes cambiar tu tipo de sangre.
- Me pregunto,-Clary dijo: - Si quizás debería obtener algunas marcas para miSimon bajó la corteza de la pizza que había estado en royendo.
- Tú estás de broma.
- No, no lo estoy. ¿Por qué bromear acerca de algo como eso? ¿Y por qué no me
hacerme algunas marcas? Soy un cazador de sombras. Yo podría ir y de ellas
puedo obtener protección.
- Protección ¿de qué? Simon exigió, inclinándose hacia adelante para que las
patas delanteras de la silla golpearan contra el suelo con una explosión.
- Pensé que todo esto de los cazadores... Pensé que estabas tratando de llevar una
vida normal.
Lucas en un leve tono. - No estoy seguro de que haya tal cosa como una vida
normal.
Clary miró hacia abajo en su brazo, donde Jace le había hecho una marca. Ella
todavía puede ver el blanco de la marca que había dejado atrás, más que un
recuerdo una cicatriz.
- Sí, quiero irme de la rareza. Pero, ¿y si la rareza viene después de mí? ¿Qué
pasa si no tengo una elección?
- O tal vez tu no quieres alejarte de la rareza, - Simón murmuró. - No mientras
Jace sigue involucrado con él, de todos modos.
Lucas limpiado su garganta. - La mayoría de Nefilim pasan por los niveles de
formación antes de recibir sus marcas. Yo no recomendaría obtener ninguna
hasta que se haya completado la instrucción. Y si aún quieres hacerte alguna
depende de ti, por supuesto. Sin embargo, hay algo que debes tener. Algo que
cada cazador de sombras debe tener.
- ¿Una odiosa actitud arrogante?- dijo Simon .
- Una estela,- dijo Lucas. - Cada uno debe tener una estela.
¿Tienes tu una?- Clary preguntó, sorprendida.
Sin responder, Lucas se dirigió fuera de la cocina. En unos momentos, trajó un
objeto envuelto en tejido negro. Dejó el objeto sobre la mesa, el paño
desenrollado, revelando una varita brillante, de un pálido cristal opaco. Una
estela.
- Es bonita , dijo Clary.
- Me alegro de que lo creas,- dijo Lucas,- porque quiero que la tengas
- ¿Que yo la tenga? - Ella le miró asombrada.- Pero es la tuya, ¿no?
Se sacudió la cabeza.
- Ésta fue de tu madre. Ella no quería mantenerla en el apartamento, así que me
pidió que se la guardará.
Clary recogió la estela. Se sentía fría al tacto, aunque sabía que el calor a un
brillo cuando se utilizaba. Se trataba de un objeto extraño, no lo suficientementelargo para ser un arma, no lo suficientemente corto como para ser una
herramienta de dibujo fáciles de manipular. Ella supuso que el tamaño impar era
algo a lo que te acostumbras a lo largo del tiempo.
- ¿Puedo quedarmela?
- Claro que sí. Es un modelo antiguo, por supuesto, casi veinte años de
antigüedad. Es posible que los diseños se haya perfeccionado desde entonces.
Sin embargo, es suficientemente confiable.
Simon vio como la estela se desempeñó como la batutta de un director de
orquesta, la localización de patrones ligeramente invisibles en el aire entre ellos.
- Este tipo cosas me recuerda a la vez que mi abuelo me dio su viejo juego de
palos de golf.
Clary se rió y bajó la mano.
- Sí, salvo que no los utilizas
- Y espero que nunca tengas que utilizarla,- dijo Simon, y lo dijo rápidamente
antes de que pudiera contestar.
El humo pasó de las marcas en espiral negro y olía el aroma de la asfixia de su
propia piel la quema. Su padre estaba sobre él con la estela, su punta de color
rojo brillante, como la punta de un póquer se dejan mucho tiempo en el fuego.
- Cierra los ojos, Jonathan,- dijo.- El dolor es sólo lo que le permites ser.
Pero la mano de Jace curvada sobre sí mismo, de mala gana, como si escribiera
sobre su piel, torciendo a alejarse de la estela. Escuchó el complemento como de
un hueso roto en su mano y, a continuación, otro ...
Jace abrió sus ojos parpadearon en la oscuridad, la voz de su padre, desvanecido
como el humo en el aumento de viento. Tenía un sabor metálico en su lengua. Se
había mordido el interior de su labio. Se sentó arriba, haciendo una mueca de
dolor. El broche de vino de nuevo y él miró hacia abajo involuntariamente en la
mano. Fue eliminado. Se dio cuenta del sonido procedente de fuera de la sala.
Alguien llamando, aunque vacilante, a la puerta. Después de rodar fuera de la
cama, temblando cuando sus pies descalzos tocaron el frio suelo. Había dormido
con la ropa y él miró hacia abajo a su camisa arrugada con disgusto.
Probablemente todavía olía como el lobo. Y le dolia todo. El golpe vino de
nuevo. Jace andando a pasos largos se encontró en el otro lado de la habitación y
tiró de la puerta abierta. Él parpadeó con sorpresa.
- ¿Alec?
Alec, con las manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros, se encogió de
hombros auto-consciente.
- Lo siento es tan temprano. Mamá me mandó a buscarte. Ella quiere verte en la
biblioteca.
- ¿Qué hora es?
- Las cinco
- ¿Qué diablos estás haciendo?
- Aun no me he ido a dormir.
Parecía que estaba diciendo la verdad. Sus ojos azules estaban rodeados por oscuras sombras. Jace pasó la mano a través de su despeinado pelo.
- Está bien. Esperad un segundo, mientras que cambio la camisa.
Se fué hacia el armario, revovió los cuadrados que formaban las perfectamente
dobladas camisas hasta que encontró una de color azul oscuro de manga larga.
Se peleó con la camisa que llevaba puesta para quitarsela cuidadosamente ya que
en algunos lugares estaba pegada a su piel con sangre seca.
Alec le miraba.
- ¿Qué te ha pasado?- Su voz era extrañamente limitada.
- El precio de una lucha con un lobo.
Jace deslizó la camisa azul sobre su cabeza. Vestido, que después de Alec
acolchada en el pasillo.
- Tienes algo en el cuello,- observó. Alec voló a la mano de su garganta.
- ¿Qué?
- Parece que es la señal de una mordedura,- dijo Jace.- ¿Qué has estado haciendo
toda la noche, de todos modos?
- Nada. La mano sigue anclada en su cuello, Alec comenzó a caminar por el
pasillo. Jace le siguió.
- Me fui caminando por el parque. Intentando aclarar mi cabeza.
- ¿Y te encontraste con un vampiro?
- ¿Qué? No me caí.
- ¿En el cuello? - Alec hizo un ruido, y Jace decidió cambiar la cuestión.
- Bien, lo que sea. ¿Qué sobre que necesitabas aclarar tu cabeza?
- Tú. Mis padres, dijo Alec. - Ellos vinieron y explicaron porque estaban tan
enojados después de que la salida. Y se explicó acerca de Hodge. Gracias por no
decirme que, por el camino.
- Lo siento-. Jace era el turno para limpiar.
- No podía hacer yo para hacerlo, de alguna manera.
- Bueno, no se ve bien.- Alec finalmente se redujo la mano de su cuello y se puso
a mirar acusatoriamente a Jace.
- Parece que se escondían las cosas. Cosas acerca Valentíne.
Jace dejado en su vías. - ¿Crees que estaba mintiendo? Acerca de no saber que
Valentín era mi padre?
- ¡No!
Alec parecía asustado, ya sea en la cuestión o en la vehemencia Jace en pedir la
misma.
- Y no me importa que tu padre... No me importa. Eres la misma persona.
- Quienquiera que sea.- Las palabras salieron de frío, antes de que pudiera
detenerlos.
- Estoy diciendo.- Alec el tono era aplacar. -Pueden ser un poco duros a veces.
Piensa antes de hablar, eso es todo lo que estoy pidiendo. Nadie aquí es tu
enemigo, Jace.
- Bueno, gracias por el consejo,- dijo Jace. - Puedo caminar solo el resto del
camino a la biblioteca.
- Jace
Pero Jace ya se había ido, dejando atrás la angustia de Alec. Jace odiaba cuando
otras personas estaban preocupados él. Se le hizo sentir que tal vez realmente
había algo de qué preocuparse. La puerta de la biblioteca estaba medio abierta.
No se molestó en llamar. Siempre había sido una de sus salas favoritas en el Instituto, ya que había algo reconfortante sobre su antigua mezcla de madera y
herrajes de latón, el cuero y el terciopelo, libros varios a lo largo de las paredes
como viejos amigos esperando por él para volver. Ahora, una ráfaga de aire frío
le golpeó en el momento de abrir la puerta. El fuego que por lo general estaba en
la enorme chimenea durante todo el otoño y el invierno era un montón de
cenizas. Las lámparas se habian apagado. La única luz provenia a través de las
estrechas ventanas y la torre del lucernario, muy por encima.
Jace no quería, seguir pensando en Hodge. Si él hubiera estado ahí, el fuego
permaneceria encendido, tambien las lámparas de gas, la fundición de oro de la
sombra piscinas de luz en el suelo de parquet. Hodge mismo etaría agachado en
un sillón junto al fuego, con Hugo en un hombro, y un libro apoyado a su lado.
Pero había alguien en el viejo sillón Hodge. Una fina sombra, de color gris , que
pasó de la butaca, fluida como desenrollar una cobra el encantador de serpientes
, y giró hacia él con una fría sonrisa. Era una mujer. Vestía un largo y antiguo
manto gris oscuro, que cayeró a las cimas de sus botas. Debajo de el un traje
color pizarra equipado con un collar de mandarinas, la rigidez de los puntos que
se pulsa en su cuello. Su pelo era una especie de color rubio pálido, tiró
fuertemente de nuevo con peines, y sus ojos eran de color gris piedra.
Jace podía sentirlos, como el toque de congelación del agua, ya que su mirada
viajó desde sus sucios pantalones vaqueros, salpicados de barro, con su cara
magullada, a sus ojos, y encerrado allí. Por un segundo algo notó un golpe
caliente en su mirada, al igual que el resplandor de una llama atrapados bajo el
hielo. Luego desapareció.
- ¿Tú eres el chico?
Antes que Jace pudiese responder, otra voz respondió: Era Maryse, que había
entrado en la biblioteca detrás de él. Se preguntaba por qué no la había oído
acercarse a él y porque había abandonado sus zapatos de tacón. Ella vestía una
larga túnica de seda con dibujos y una fina expresión de labio.
- Sí, Inquisidor,- dijo. - Se trata de Jonathan Morgenstern.
El Inquisidor se trasladó hacia la deriva como humo gris . Se detuvo delante de
él y mostro una mano de dedos largos y blancos, que le recordaban a una araña
albina.
- Mírame, muchacho,- dijo,
Y de repente esos largos dedos estaban bajo su mentón, obligandolo a levantar
su cabeza. Fue increíblemente fuerte.
- Ustedes me llaman Inquisidor. Tu no me llamará nada más.
La piel alrededor de sus ojos se convertia en las líneas finas, como grietas en la
pintura. Dos surcos estrechos se desarrollaron entre los bordes de su boca y la
barbilla.
- ¿Entiendes? -
Para Jace, la mayoría de su vida, el Inquisidor ha sido una figura distante, medio
mítica. Su identidad, incluso muchas de sus funciones, se envuelve en el secreto
de la Clave. Siempre había imaginado que sería como los Hermanos Silenciosos,
con su auto-poder y ocultos misterios. No había imaginado a alguien de manera
directa o de manera hostil. Sus ojos parecían cortalo, para el tramo de distancia
de su armadura de la confianza y la diversión, el paso de él hasta el hueso.
- Mi nombre es Jace,- dijo. - No chico . Jace Wayland
- Tu no tienes derecho al nombre de Wayland,- dijo.- Tu eres Jonathan Morgenstern. Reclamar el nombre de Wayland le hace un mentiroso. Al igual
que su padre.
- En realidad,- dijo Jace,- Yo prefiero pensar que soy un mentiroso de una
manera única
- Ya veo
Una pequeña sonrisa curvo su pálida boca. No se trataba de un bonita sonrisa.
- Eres intolerante a la autoridad, al igual que lo fué su padre. Al igual que el
ángel cuyo nombre tanto soportar.
Sus dedos se apoderarón de su barbilla con una repentina ferocidad, sus uñas en
la excavarón dolorosamente.
- Lucifer fue recompensado por su rebelión cuando Dios lo metió en los fosos
del infierno. -Su respiración era agrio como el vinagre. - Si desafia mi autoridad,
le prometo que envidiarás su destino.
Ella liberó a Jace y retrocedido. Podía sentir en el lento goteo de sangre que las
uñas habían cortado la cara, agitó sus manos con ira, pero se negó a limpiarse la
sangre.
- Imogen, -comenzó Maryse, luego corrigió a sí misma-. Inquisidor Herondale.
Está de acuerdo en un juicio por la espada. Usted puede averiguar si está
diciendo la verdad.
- ¿Acerca de su padre? Sí. Sé que puedo.- Inquisidor Herondale, de la rigidez de
cuello, excavado en su garganta se volvió a mirar a Maryse.
- Usted sabe, Maryse, que la Clave no esta satisfecha con usted y Robert son los
guardianes del Instituto. Tuvieron esta suerte. Su registro a través de los años ha
sido relativamente limpio. Pocas perturbaciones demoníacas hasta hace poco, y
todo ha sido tranquilo en los últimos días. No hay informes, incluso de Idris, por
lo que la sensación es indulgente. Tenemos a veces la pregunta de si realmente
había rescindido su fidelidad a Valentíne. Como es que el prepara una trampa
para usted y cae derecha en la misma. Uno podría pensar que usted sabe más.
- No hay trampa,- interrumpiño Jace- Mi padre sabía que los Lightwoods se
encargarian de mi si pensaban que yo era el hijo de Michael Wayland. Eso es
todo.
El Inquisidor le miraba como si fuera una cucaracha hablando. - ¿Sabe tu acerca
de las aves cuco, Jonathan Morgenstern?
Jace se pregunta si tal vez el Inquisidor, no podía ser un trabajo agradable, ha
dejado un poco Herondale Imogen unhinged.
- ¿El qué?
- Las aves cuco,- dijo.- Verá, los cucos son parásitos. Ellos ponen sus huevos en
los nidos de otras aves. Cuando el huevo eclosiona, la cria del cuco empuja a las
demás crias de ave fuera del nido. Los pobres padres trabajan hasta la muerte
tratando de encontrar alimentos suficientes para alimentar a la enorme cria de
cuco que ha asesinado a sus bebés y ha tomado su lugar.
- ¿Enormes? -Jace dijo. -¿Acabas de llamarme gordo?"
- Se trata de una analogía.
- No estoy gordo.
- Y yo, - dijo Maryse, - no quiero su pena, Imogen. Me niego a creer que la
Clave vaya a castigarme o a mi marido por pretender que aparezca el hijo de un
amigo muerto.- Ella cuadrado sus hombros. -No es como si no les decimos lo que estábamos haciendo.
- Y nunca he perjudicado a ninguno de los Lightwoods de cualquier manera,-
dijo Jace.- He trabajado duro, entrenado duro y decid lo que quierais acerca de
mi padre, pero él hizo de mi un cazado de sombras. Y me he ganado mi lugar
aquí.
- No defienda a su padre ante mi,- dijo el Inquisidor.- Lo conocía. Fue-es el más
vil de los hombres.
- ¿Vil? ¿Quién dice que fué "vil "? ¿Qué es lo que significa incluso?
El inquisidor del color latigazos rozó sus mejillas, ya que redujo sus ojos, su
mirada especulativa.
- Ustedes son arrogantes, -dijo por último.- Así como intolerantes. ¿Su padre le
enseñó a comportarse de esta manera?
- No soy él,- dijo en breve Jace.
- Entonces te estás pareciendo a él. Valentíne era uno de los más arrogantes e
irrespetuosos hombres que he conocido. Supongo que te enseño hasta ser como
él.
-Sí,- dijo Jace, no se ayudó a sí mismo, - yo estaba capacitado para ser un genio
del mal desde una edad temprana. Agarrar de las alas a las moscas, el
envenenamiento de la tierra del suministro de agua, que me estaba cubriendo
cosas en el jardín de infantes. Supongo que fué para todos una suerte que mi
padre fingiera su propia muerte antes de que él llegara a enseñarme la violación
y el pillaje como parte de mi educación, o nadie estaría seguro.
Maryse dejó salir un sonido muy similar a un gemido de horror.
- Jace
Sin embargo, el Inquisidor fuera quién lo cortó.
- Y al igual que tu padre, puedes mantener la calma,- dijo.- El Lightwoods le han
consentido y han dejado que sus peores cualidades campen libremente. Puedes
verte como un ángel, Jonathan Morgenstern, pero sé exactamente lo que eres.
- Es sólo un niño, -dijo Maryse.
¿Fue ella en su defensa? Jace miró con rapidez, pero sus ojos eran evitables
- Valentín fué sólo un niño una vez. Ahora, antes de hacer cualquier excavación
en torno a que la rubia cabeza para averiguar la verdad, le sugiero que enfrie su
temperamento. Y sé que puede hacerlo mejor . Jace parpadearon.
- ¿Me estas mandando a mi habitación?
- Estoy enviandolo a las cárceles de la ciudad silenciosa. Después de una noche
allí sospechoso que será mucho más cooperativo.- Maryse aliento
- ¡Imogen-no puede hacer eso!
- Yo puedo.- Sus ojos brillaron, como maquinillas de afeitar.- ¿Tiene algo que
decirme , Jonathan?
Jace sólo podía mirar. Hay niveles y niveles de la Ciudad de Silencio, y él había
visto sólo los dos primeros, donde se guardaban los archivos y donde los
hermanos se sentaron en el Consejo. La cárcel de células estaba en el nivel más
bajo de la Ciudad, bajo el cementerio, donde los niveles de miles de cazadores
de sombras muertos enterrados, descansado en el silencio. Las células fueron
reservadas para el peor de los delincuentes: vampiros, ido deshonestos, brujos
que rompieron el Pacto de Derecho, cazadores de sombras que derramarón la
sangre de otro. Jace no era ninguna de esas cosas. ¿Cómo podría sugerir incluso
el envío de él a ese lugar?
- Muy sabio, Jonathan. Veo que ya está aprendiendo la mejor lección que la ciudad silenciosa que tiene que enseñarle.- La sonrisa del Inquisidor era como
una sonrisa del cráneo. - Cómo mantener la boca cerrada.
Clary iba a ayudar a Lucas a limpiar los restos de la cena, cuando el timbre sonó.
Se enderezó, mirando a Lucas, parpadeo.
- ¿Esperas a alguien?
Él frunció el ceño, secó sus manos con el trapo de los platos.
- No. Espera aquí.
Ella lo vió coger algo fuera de uno de los estantes cuando salía de la cocina.
Algo que centelleó.
- ¿Has visto ese cuchillo?- Simon silbaba, levantándose de la mesa. - ¿Está
esperando problemas?
- Creo que siempre esperamos problemas,- dijo Clary, -en estos días.
Ella se asomó por el lado de la puerta de la cocina, vió a Lucas con la puerta
delantera abierta. Ella podía oír su voz, pero no lo que estaba diciendo. No
molesta el sonido, sin embargo. Simon puso la mano sobre su hombro tirado de
su espalda.
- Mantente alejada de la puerta. ¿Qué loco? ¿Qué pasa si hay algún demonio que
por ahí?
- Entonces probablemente Lucas podría necesitar nuestra ayuda.
Ella miró hacia abajo a su mano sobre el hombro, sonriendo.
- ¿Ahora me estas protegiendo? Eso es lindo.
- ¡Clary! - Lucas la llamó desde el frente de su habitación. - Ven aquí. Quiero
que conozcas a alguien.
Clary acarició la mano Simo y la dejó a un lado.
- En seguida vuelvo.
Lucas estaba apoyado contra el marco de la puerta, con los brazos cruzados. El
cuchillo de su mano ha desaparecido por arte de magia. Una chica estaba en la
parte frontal de la casa, una chica con el pelo marrón rizado en varias trenzas y
una chaqueta de pana tostado.
- Esta es Maia,- dijo Lucas. - ¿Quién estabas diciendo acerca de?.
La muchacha miró Clary. Sus ojos brillantes bajo el porche tenian una extraña
luz ámbar verde. - Tú debes de ser Clary.
Clary admitió que este era el caso.
- Así que el chico con el pelo rubio, que rasgó el Hunter's Moon, él es tu
hermano?
- Jace,- dijo en breve Clary, no le gustó la curiosidad intrusiva de la chica.
- ¿Maia?- Dijo Simon, que iba detrás de Clary, empujó las manos en los bolsillos
de su chaqueta tejana.
- Si. tu eres Simon, ¿no? Se me olvidan los nombres, pero me acuerdo de ti.
La muchacha sonrió a Clary pasando de él.
- Bien,- dijo Clary. - Ahora todos somos amigos.
Lucas tosió y se enderezó.
- Quería cumplir con las presentaciones de unos a otros porque Maia va a estar
trabajando en la librería durante las próximas semanas,- dijo. - Si ves que va de
dentro y fuera, no te preocupes. Ella tiene una llave.
- Y voy a mantener un ojo para que no pase nada raro, -prometió Maia. -
Demonios, vampiros, lo que sea.
- Gracias,- dijo Clary. -Me siento tan segura ahora.
Maia parpadeó.
- ¿Estás siendo sarcástica?
- Estamos todos un poco tensos,- dijo Simon. - Me siento feliz de un saber que
alguien estará por aquí vigilando a mi novia cuando no hay nadie más en casa.
Lucas levantó sus cejas, pero no dijo nada.
Clary dijo, - El justo de Simon. Lo siento, por atacarte
- Está todo bien.- Maia parecía simpática. - Me enteré de lo de tu madre. Lo
siento.
- Yo también,- dijo Clary, dio la vuelta y regresó a la cocina.
Ella se sentó en la mesa y se puso las manos en la cara. Un momento después la
siguió Lucas. - Lo siento,- dijo. - Creo que no estaban losl ánimos como para
satisfacer a nadie.
Clary miró a través de los dedos.
- ¿Dónde está Simon?
- Hablando con Maia,- dijo Lucas, y de hecho Clary podía oír sus voces, como
suaves murmullos, desde el otro extremo de la casa.
- Pensé que sería bueno que tubieras un amigo en estos momentos.
- Tengo a Simon.- Lucas empujó sus gafas, copia de seguridad, a su nariz.
- ¿He oído que te llamaba "su novia"?
Ella casi se rió de su expresión desconcertada.
- Creo que sí.
- ¿Es algo nuevo, o es algo de lo que supone que ya sé, pero se me ha olvidado?
- Yo no lo había escuchado antes.
Ella puso sus manos lejos de su cara y miraba. Ella pensó en la runa, el ojo
abierto, que adornan la parte de atrás de la mano derecha de cada cazador de
sombras.
- Novia de alguien,- dijo. - hermana de alguien, hija de alguien. Todas estas
cosas que yo nunca supe que era antes, y que todavía no sé realmente lo que soy.
- ¿No es siempre esa la cuestión?,- dijo Lucas, y Clary oyó cerrarse la puerta en
el otro extremo de la casa, y los pasos de Simon acercándose a la cocina. El olor
de la noche, el aire frío llegó con él.
- ¿Podria quedarme esta noche?,- preguntó. - Es un poco tarde para irme a casa.
- ¿Sabes que siempre eres bienvenido.- Lucas miró su reloj. - Me voy a dormir
un poco. Tengo que estar en pie a las cinco para llegar al hospital sobre las seis.
- ¿Por qué a las seis? - Simon pidió, después que Lucas había salido de la cocina.
- Porque es cuando se inician las horas de visita del hospital,- dijo Clary.- No
tienes que dormir en el sofá. No, si no quieres.
- No me importa dormir en el sofa si mañanate hago compañia,- dijo, agitando el
cabello oscuro de sus ojos con impaciencia. - No, en absoluto.
- Lo sé. Quiero decir que no tienes que dormir en el sofá si no lo deseas.
- Entonces cuando ...
La zaga de su voz apagada, los ojos detrás de sus gafas.
-Oh.
- Es una cama de matrimonio,- dijo. - En la habitación de huéspedes.
Simon sacó las manos de sus bolsillos. Hubo color en sus mejillas. Jace hubiera
tratado de buscar algo fresco; Simon ni siquiera intentarlo.
- ¿Está segura?
- Estoy seguro.- El vino hacia ella en la cocina y, agachandose, besádola ligera y
torpemente en la boca. Sonriente, se puso a sus pies.
- Basta con las cocinas,- dijo. - No más cocinas.
Y sugetándola él firmemente por las muñecas, ella estiró de él, fuera de la
cocina, hacia la habitación donde dormirian.
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cazadores de sombras Ciudad de ceniza
FantasíaSi Clary Fray pudiera dejar atrás el mundo de los cazadores de sombras, tendría más tiempo para Simon, su mejor amigo, que se está convirtiendo en algo más. Pero ni el mundo subterráneo ni ese apuesto y exasperante Jace están preparados para dejarla...