Conociéndote.

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Ahora ambos chicos caminaban por los pasillos en dirección a la enfermería, pues después de aquella extraña reunión de la que Yoongi aún no sabía a qué se comprometió, se ofreció amablemente a curar las heridas del peli morado, por lo que después de despedirse del director ambos se encaminaron hacia la enfermería, iban en un silencio no incómodo, pero si extraño, pues de vez en cuando Jungkook le daba pequeñas miradas discretas al pálido, analizando todo en el, desde lo bajito que era a comparar con su 1,80, podía afirmar que el castaño no medía más allá del 1,75, aparte de lo delgado que era lo hacía ver más pequeño de lo que era, había notado en ese pequeño trayecto y poco tiempo con el director lo blanca que era su piel y lo fácil que se tornaba roja, y que sus ojos eran como los de un gatito, todo eso había cautivado el corazón de Jungkook en aquella hora, definitivamente Yoongi había robado su corazón.

—Llegamos.—Indicó el más pequeño abriendo la puerta de la enfermería dejando pasar primero a Jungkook.

El chico de cabellos morados sonrió y se sentó en una de las camillas viendo cómo el pálido agarra un par de instrumentos, como parches y líquidos de los que Jungkook no sabía qué eran, el pálido seriamente se sentó en una de las sillas frente a Jungkook quien no dejaba de sonreír mirándolo su rostro, en especial los ojos, cosa que hizo ponerse nervioso, y se podía notar por los temblores en sus manos y el leve sonrojo en sus mejillas.

—¿Te pongo nervioso?—Pregunto Jungkook con un tono juguetón inclinándose hacia el pálido.

Yoongi detuvo sus acciones y miró al más alto casi pegado a su rostro, sus mejillas ardieron más fuerte al sentir la respiración del contrario tan cerca de la suya, inconsciente trago saliva y lamió sus secos labios con nerviosismo, por su mente solo podía pensar en lo rojo que estaban sus labios debido a la sangre y lo brillosos que lucían, no podía pensar en otra cosa y aquello lo atormentaba, por qué la situación se le había ido totalmente de las manos, no había dejado de sonrojarse y temblar desde que había chocado miradas con el chico en la oficina y tampoco estaba prestando atención a lo que hacía, se había metido en problemas, y ahora en lo único que pensaba era en besar esos labios con sangre seca que se veían apetitosos, pero tenía que ser más fuerte que aquellos impulsos hormonales, sacudió su cabeza y se alejó del pelimorado que aún sonreía con coquetería.

—Cualquiera se pondría nervioso si alguien viola su espacio personal, Jeon.—Se explicó agarrando un algodón y vertiendo un poco de alcohol en este, se levantó para acercarse a una distancia prudente del chico y comenzar a curar los rasguños de este.

Jungkook entre quejas y muecas mirada a los ojos a su contrario quien apretó sus labios mientras aplicaba el líquido en sus heridas intentando concentrarse en eso, el más alto con sus manos en el borde la camilla levantó una y sujeto la muñeca del pálido deteniendo la acción de este desconcertándolo.

—¿Como planeas ayudarme?—Dijo Jungkook levantando una ceja, algo le indicaba que el chico pálido estaba perdido en sus pensamientos o quizás en mirarlo a él. —Si sabes a qué me refiero.

—No, perdóname, no te mentiré, no tengo idea de lo que hablaron tú y el director y cómo yo me involucré en esto, entre en pánico y solo acepté para no quedar mal con el director, sería muy amable de tu parte si me explicas qué es lo que sucedió.—Contestó con un tono monótono chocando miradas con el contrario quien sonrió satisfecho de su respuesta.

—Te lo dire, pero eso tiene un precio.—Coqueteo el pelimorado acariciando el agarre que no habían separado, Yoongi sorprendido se apartó rápidamente con un golpe. —¿Qué pasa?

Yoongi se apartó espantado, miraba con terror a un Jungkook confundido que se paró de la camilla donde estaba y se acercó al paralizado pálido, intento acercar uno de sus manos al castaño quien al percatarse solo volvió a apartarse.

La boda || Kookgi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora