SECRETO

188 16 4
                                    

Ya os podéis imaginar nuestra estancia allí, así que no me repetiré mucho más. Lo único que me gustaría destacar es el hecho de que Zoro me dijo por primera vez "te amo" al segundo día de estar allí. Es cierto que quién dijo "te amo" antes fui yo, pero también es cierto que él dijo "te quiero" primero. Sinceramente, no me importaba quién hubiera dicho primero qué, lo que realmente me importaba era que ambos lo habíamos hecho y lo más importante, los dos lo sentíamos. Tras una semana en la isla nuestros compañeros regresaron a por nosotros. Podía observar en sus caras tristeza, pena, Nami incluso se metió en el camarote al vernos para, supuse yo, no llorar delante de nosotros. Yo sabía lo que les ocurría, pero no creo que sea el momento de contarlo todavía.

-¿Qué os pasa a todos en la cara?-pregunté irónico.

-Sí, parece que se ha muerto alguien-añadió Zoro.

-¡Por poco!-grita Chopper enfadado-Nos hemos enfrentado a unos enemigos que casi acaban con nosotros y vosotros estabais aquí...a lo vuestro-dijo empezando a llorar.

Los dos corrimos a subirnos al barco.

-Chopper, lo siento-dijo Zoro abrazándolo-¿dónde están?

-No os preocupéis-soltó Luffy riéndose-ya les hemos dado una buena paliza. Vamos a nuestro nuevo objetivo: ¡Wano Kuni!

Con esas palabras continuamos nuestro viaje y nos dirigimos a Wano Kuni. Sabía que aquella aventura iba a ser la mejor de todas, tenía que serlo. Cuando llegamos, los habitantes del país nos informaron de la situación y en ese momento decidimos acabar con Kaido. Todos éramos conscientes de que no sería fácil, pero era lo que queríamos, lo que nuestro capitán quería. Ya que este acontecimiento está siendo emitido en la actualidad no quiero adelantaros nada, así que avanzaré hasta la parte en que todos salimos de allí. Con todos me refiero a Luffy, Zoro, Robin, Nami, Franky, Chopper, Brook, Usopp, Jinbe y yo. Hubo alguna nueva incorporación a la tripulación y alguna despedida, como la de Law. No fue fácil, pero tanto él como yo sabíamos que nuestras historias no se escribirían juntas. Él se había fortalecido mucho y yo ya había madurado lo suficiente.

Nuestra aventura por el mar continuaba y yo ya empecé a hacerle frente a la realidad. Todos mis compañeros la sabían, yo se la había contado antes de pasar la semana de vacaciones con Zoro. Todos menos él. Por eso nos dejaron solos, por eso llegaron con las caras descolocadas. Posiblemente, incluso Chopper mintió cuando dijo que se enfrentaron a unos enemigos que casi acaban con ellos, pero al no poder retener las lágrimas tenía que inventar algo. Pero Zoro, no era tonto. Ya en la isla me había preguntado varias veces si aquellas vacaciones se debían a algo en concreto o si yo estaba bien. En Wano Kuni también me notó bastante distraído. Él me conocía demasiado. Decidí, entonces, estar más alegre de lo normal y mucho más tiempo con mis compañeros en lugar de durmiendo o estando yo solo. Está bien tener tiempo para uno mismo y reflexionar sobre mí mismo, pero no era el momento. Tan sólo quería vivir al máximo, aprovechar todos los momentos y que no se me escapara ni el más mínimo segundo cerca de ellos, pero sobre todo, de Zoro. Así se lo hice saber cuando, a los pocos días de salir de Wano Kuni, quiso hablar conmigo.

-Sanji-me llamó-¿puedes venir un momento?

Yo fui a su habitación, desde donde me estaba llamando. Sabía que no me gustaría aquella conversación, pero tenía que hacerle frente alguna vez.

-¿Se puede saber qué te pasa?-me preguntó directamente.

-¿A mí?-contesté yo haciéndome el sorprendido.

-Sí, a ti. Y no me vengas con que no te pasa nada porque te conozco-argumentaba ya en un tono más serio.

-Pero es que no me pasa n...

-¡No me mientas en mi cara!-me interrumpió de inmediato.

En su cara podía ver sufrimiento, tristeza, dolor. Sus ojos eran como dos capas de vinilo a las que, si tan sólo rozaba el aire, podían romperse.

-¿Qué es lo que te pasa?-continuó esta vez con una lágrima por su mejilla derecha-Sé que estás actuando como si todo estuviera bien y como si no pasara nada...puedes contármelo, soy tu novio.

Aquellas palabras resonaron en mi cabeza como si un tambor taladrara mis oídos: "soy tu novio". Por supuesto que lo era, es más, por ese mismo motivo no se lo contaba. A él no le tocaba sufrir mi parte también.

-Zoro-dije al fin-sé que lo haces por mí, pero te lo pido por favor: no sigas.

Él se quedó impresionado, pude notarlo en su cara. En estos meses había logrado conocerle bastante bien. A decir verdad, ya lo había analizado bastante antes de que nuestra historia empezara.

-Nuestra historia es algo especial-le expliqué-y quiero que continúe siéndolo.

-Pero sé que no estás bien, algo te pasa-me rebatía entre lágrimas.

-¿Acaso ves que yo esté mal?-me levanté y di una vuelta sobre mí mismo sonriendo.

Pude ver que mis palabras no lo consolaron ni lo más mínimo, por lo que me apoyé en sus rodillas, ya que él permanecía sentado en su cama.

-Zoro, no tiene nada que ver contigo-me sinceré-te prometo que lo sabrás todo, pero este no es el momento-le sequé las lágrimas con mis manos y lo abracé-tú y yo estamos bien, mejor que nunca. Eso es lo que importa, tenemos que disfrutar el uno del otro y no te tienes que preocupar por nada.

Zoro lloraba desconsolado, nunca lo había visto así.

-Sólo estás consiguiendo que me preocupe aún más-logró decirme al fin-¿cómo voy a ignorar el tema si me estás diciendo que te pasa algo y que no me lo quieres contar?

-Zoro, mírame-cogí su cara entre mis manos y lo miré fijamente a los ojos-¿confías en mí?

Él continuaba llorando. Era incapaz de mirarme a la cara.

-No me hagas esto...

-¿Confías en mí o no?-insistí.

Esta vez me miró a los ojos y sin dejar de llorar me respondió.

-Sí...

-Entonces confía hasta el final.

Lo abracé y se mantuvo llorando en mi pecho varios minutos. Le costó varios días volver a estar conmigo como si nada, pero finalmente lo hizo. Al menos, lo fingió. Sé que él no olvidaba que yo tenía un secreto, pero se comportó lo mejor que pudo conmigo. Lo hizo por mí. Y le estaré siempre agradecido, pues eso me dio la fuerza para hacer lo que tenía que hacer.

ZOSAN: MI PEOR ACIERTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora