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Sonaba el viento contra los glaciares rompiendo con el conticinio de la noche que por breves momentos se formaba, solo pero no por la ausencia de seres sino con la falta de personas. Era una soledad acompañada de su presencia junto al mar, repleto de vida que aún no conocía la totalidad de la que ahí existía. Nadie lo acompañaba a él, su persona acompañaba al continente, como si fuera su defensor y su deber de cumplir lealmente al hielo. Era su trabajo de tiempo eterno tal como su vida.

Estaba en un día de un mes de un año cualquiera, no era distinto a otras fechas, no pasaba nada inusual o extraordinario que rompiera con su burbuja de la ignorancia hacia el exterior. Ignoraba el hecho de que podían existir otros como él, pero no porque quería sino porque su "deber" se lo impedía. Nació siendo como un animal aparececiendo en el mundo con su naturaleza programada, al poco momento de nacer ya debiera saber todo su destino sin que se lo dijesen cómo, cuándo, dónde hacerlo todo.

No era un animal, ni un humano, tampoco un país, entonces, ¿Por qué tendría una naturaleza como la de un "ser vivo"? —Ni él aún sabía lo que eran estos términos— Estaba vivo, eso lo tenía claro pero no tenía el porqué debía permanecer con una regla de mundo en su interior pero, ¿Cuál era esa regla? Veía en su interior, su cuerpo, en sus pies adheridos al frío y nada le indicaba porqué debía olvidar el exterior que nunca ha conocido. Porqué no nació con una alma aventurera o exploradora, no existe como un ser dependiente, tampoco como uno explorador, menos como un conquistador, no era un depredador, muchísimo menos era un curioso. No sabía lo que era o lo que tenía que hacer. No sabía nada y le daba completa indiferencia no saberlo.

Aún así en su fuerza de voluntad quería romper con esa personalidad con la que llegó pero nunca pensó en cómo hacerlo, sólo se quedaba ahí sentado todos los días sobreviviendo a la falta de suministros que necesitaba su organismo. Pero apesar de todo, nada le impedía pensar, imaginaba todo así no supiera nisiquiera lo que era una letra. Veía todos los días la misma imagen de altocúmulos en el cielo, nada era diferente a lo que sentía, nada lo hacía experimentar el miedo, la soledad ni la felicidad. Y eso no lo aburría.

No se puede describir con exactitud ni con totalidad lo que se decía a sí mismo, tampoco podemos ordenar sus memorias. Él comenzó a narrar su vida, desde que el primer pensamiento de la "Antártida" pasó por la mente de un hombre en este planeta.

Apareció un día que no sabe cuándo fue, no recuerda cuál fue su primer recuerdo ni el primer sentido desarrollado, nació sabiendo, sintiendo, recordando que debía defender "su vida" del exterior que era su depredador único y mayor.

Estando en una orilla de la zona oeste, pensó por primera vez en un milenio en su propio idioma exclamó mentalmente.

"Vida"

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⏰ Última actualización: May 30, 2021 ⏰

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Corazón de hielo (Antártida) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora