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Cuando Jeongin nació, el doctor a cargo del parto supo por el característico llanto de aquel bebé que éste tendría serios problemas de audición. Cuando el chico cumplió los dos años, sus padres con gran esfuerzo pudieron pagar el tratamiento para fabricar audífonos especiales que ayudaran a Jeongin a oír y próximamente a poder hablar.

A los cuatro años el chico hablaba las palabras mínimas y sólo se comunicaba con su familia cuando la situación lo requería, a los cinco el chico aprendió a leer y a escribir logrando así que para su cumpleaños número seis, sus padres le regalaran una pequeña pizarra adornada con zorros a su alrededor, en la cual el chico con ayuda de rotuladores para pizarrón pudiera comunicarse mejor con los demás.

A los siete aprendió el lenguaje de señas básico, sus padres fueron los más afectados al no poder aprenderlo tan fácilmente como Jeongin y la situación empeoró aún más cuando el menor decidió no volver a hablar más por el resto de su vida. Sus padres le preguntaron el porque, a lo que Jeongin simplemente respondió que no lo necesitaría, puesto que sus maestras sabían lenguaje de señas y sus compañeros de salón también, lamentablemente nunca se enteraron de la gran verdad que había detrás.

Los años siguieron pasando cada vez más rápidos, Jeongin acababa de cumplir los 17 años cuando por casualidades de la vida decide salir en busca de nuevas pinturas para poder pintar un nuevo cuadro, un lindo chico aparece en su vida cambiándola por completo.

Y aquí es donde realmente comienza esta historia.

──Háblame, por favor.





Buenos días, tardes, noches. Sean bienvenidos a una nueva fanfic Hyunin.

Espero que les guste la trama que plantea esta novela y disfruten leyendo cada capítulo que tendrá.

¡Nos leemos próximamente!

-Valen 💌

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