i. The Woman In Red

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CHAPTER ONE
THE WOMAN
IN RED

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—Tengo sospechas, Majestad.

Daenerys elevo sus cejas.

—¿Sospechas? —preguntó, sin entender. Gusano Gris estaba cerca de Missandei. Tyrion se encontraba a unos pasos de Daenerys, con un entrecejo fruncido—. ¿Qué clase de sospechas?

Melisandre entrelazó sus manos sobre su estómago.

Había pensando que el futuro estaba arruinado. Las visiones en las llamas le fallaron. El Lord de la Luz le falló. Había pensando más de una vez en caer, pero vió el azul en las llamas y lo que vió le hizo saber que el futuro era frágil pero posiblemente glorioso si ella ayudaba. Pensó que su salvación podía ser del lado de Jon Snow, pensó, por un breve y tenue momento que él iba a a tener victoria. Pero una flama azul se hizo visible entre el fuego.

Se levantó bruscamente de la silla, y cuando lo hizo vio el dorado en las llamas.

Azul y dorado, extraviados. Lejos del blanco frente a ella.

Melisandre jamás se considero una salvadora ni mucho menos, pero sabía lo que se venía hacia Westeros y quería ser parte del nuevo régimen. La Edad de Oro que se avecina.

—Sé lo que piensa del Lord de la Luz —hablo Melisandre. Tyrion fue quien corto el silencio con una sonrisa ladeada—. No quiero que crean en él, pediría demasiado. No todos fuimos hechos para la fé. Incluso yo dejé de creer en él, perdí todo rastro de mi fé cuando las visiones no fueron certeras a lo que se me prometió. Pero la recupere. Fue un tropezón, pero me levanté.

—¿Y cómo se levantó, exactamente? —dudo Tyrion Lannister, más sarcástico que pensativo en aquel momento—. ¿Fue gracias a la incondicional ayuda de su Lord o gracias a los norteños?

Melisandre lo miro fijamente, manteniéndose serena.

—Ví algo que pensé no ver jamás. Siempre veía a Stannis, a él y solo a él, hasta que ví a alguien más. Y eso me levanto, un nuevo régimen que se hace más claro en las estrellas —explico Melisandre, con sus ojos abiertos mientras expresaba su propio asombro—. Ví a quienes van a ser sus herederos, Majestad, gobernando Westeros.

Daenerys, entonces, sonrió con gracia.

—¿Mis herederos, dice?

Melisandre, lejos de entender la burla, habló:

—Así es, Majestad.

—Con respeto a usted y a su Lord de la Luz —hablo Tyrion otra vez, está vez un poco más frívolo—, nuestra Reina no puede tener hijos, por lo tanto, no hay herederos, por ende, usted es una descarada que miente a diestra y siniestra.

Daenerys le dió una mirada. Tyrion se quedó en silencio.

Melisandre había desconocido esa parte de la historia, y tampoco la comprendió. Podía ver a través de la oscuridad y la luz que poseían las personas, y Daenerys poseía fertilidad. Aún así, no dijo nada.

—Dije herederos, no dije hijos —avisó Melisandre, aún manteniendo sus ojos fijos en los ojos violeta de Daenerys—. Un joven y una jovencita, ambos se encuentran más allá de los océanos. Son su sangre, Majestad.

Daenerys parecía propensa a reírse o a matarla, era un punto entre medio mientras una de sus cejas se elevaba con burla.

—La Reina no tiene parientes, mi Lady —negó Missandei, casi horrorizada por las ideas que Melisandre decía.

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⏰ Última actualización: Apr 30 ⏰

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