31. Almas Gemelas.

669 75 173
                                    

El principio del fin.

Ambos están hechos el uno para el otro.

La primera vez que la lluvia caía sobre su cara, cuando conoció a alguien de una manera que jamás imagino, supo que de alguna forma había encontrado a alguien. Adrien pudo notar que había hecho una nueva amiga, quizás una compañera, no sabe cómo describirlo, pues le pareció más como un reencuentro.

Encontró a su alma gemela.

Ese mismo día todo el mundo estaba en su contra. Habían fallado una vez, ¿Por qué ganarían la siguiente? No había una respuesta en concreto, quizás por el discurso que dio Ladybug en medio de la batalla, o porque desde que ambos héroes se miraron a los ojos supieron que debían de confiar ciegamente del uno con el otro.

Marinette era una persona especial para él. Ladybug también.

Claro que lo siguen siendo.

A Marinette le dio desde un café, un abrazo, la llevó a una florería y a un techo para poder vivir su amor. Bailaron a la Luz de la Luna y se declararon su amor en ese mismo lugar justo cuando era la medianoche.

Cuando la Luna brillaba.

No importaba si ellos en su anterior vida fueron princesas y caballeros, o sólo dos amantes de la lectura que se encontraron por casualidad. También pudieron haber sido dos enemigos que se amaban encerrados en un calabozo por crímenes que involucraban la piratería.

Si ellos no pudieron amarse en esa vida lo harían en la siguiente.

Él no dudaba de ello.

Marinette es la persona más lista y linda que pudo haber conocido. Hacía que un poco de tierra en el rostro fuera el mejor espectáculo de la noche, inventaba juegos extraños para poder robarle un beso y sólo decir "Ups" como excusa, mimaba a Chat Noir como un bebé y le regalaba una manta en pleno invierno a pesar de haber hecho una locura.

No había motivo para no amarla.

Tampoco había alguno para temerle.

¡Su relación parecía de ensueño! Pasaron una noche de película, jugaban videojuegos, cocinaron juntos y casi quemaban la casa de la chica por sus travesuras.

¿Qué más podría pedirle?, ¿Qué más podrían decirse?

La verdad.

Se amaban, ¡Chat Noir la amaba! De eso no tenía duda, pero de una forma u otra sentía que había un secreto entre ambos, y también había algo que le decía que ese día aquel secreto se terminaría.

Sólo... Lo sabía.

. . . .

―¡Hoy es el día, Tikki! ―gritó con emoción la azabache a su kwami, mientras que la criatura roja revoloteaba a su alrededor con una mirada seria en su rostro. Ella ya se estaba haciendo una idea a lo que se refería su portadora y que de cierta forma la alegraba, pero también le preocupaba.

―¿Estas segura, Marinette? ―cuestionó tratando de hacerla entrar en razón―, Shadow Moth sigue suelto y sabes que si el junto con Chat Noir se enteran que tú eres Ladybug ambos estarán en constante peligro.

―Lo sé ―resopló―, pero no quiero que lo vuelvan a engañar. ¡Viste como se puso al pensar que estaba en peligro!

―No sé cómo esperabas que reaccionara ―contestó Tikki sin dejar de estar flotando en el aire―. Él te ama y teme a que te pase algo―le dijo con obviedad.

Susurros del Corazón | MLB.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora