Capítulo 1
#NoFun
"No estoy de moda, nunca podré estar de moda. Yo estaba en ella desde sus inicios." Sid Vicious
1
Roy se despertó abruptamente cuando el auto de su padre paro en la entrada de la escuela secundaria. Tenía su mochila sobre las rodillas, se dio cuenta de donde estaba y por unos segundos miro fijamente el escudo que tenía bordado en color blanco en el pecho de la sudadera azul rey; su padre le abrió la puerta y le dijo: -Te veo en la tarde -. La verdad era que no quería ir a la escuela, no solamente ese día sino toda esa semana, no era que algo lo mortificara o hubiese olvidado alguna tarea simplemente era que –salvo por los exámenes semestrales- no había que hacer. La llamaban "Semana Cultural" y era una de las épocas favoritas de Roy al ingresar a esa escuela a sus 10 años, pero, ya tenía 12 y sentía que ya no era lo mismo; en la secundaria solo te ponían talleres feos y pláticas aún más feas. Taller de Zumba; - ¿Por qué piensan que me interesa "ponerme en forma" bailando música toda culera? - se decía, taller de Paletas de Chocolate; -Wow, mejor la compro en la tienda y me dejo de tanto desmadre. -, pláticas para evitar la anorexia; - ¿Me han visto? ¡Trago como cerdo! -, platicas antidrogas; -Créanme. Con tanta mierda compactada que nos dan, la droga y el alcohol evitan que matemos a todos o nos matemos mutuamente-. Ahí radicaba la desventaja de crecer, las cosas se ponían aburridas; él estaba delgado, pero no sabía bailar, no era un gran chef, pero tampoco incendiaba la casa al tratar de cocinar un huevo, era delgado, pero no le obsesionaba estar así y no consumía drogas, pero ocasionalmente se tomaba una o dos cervezas. La hora del examen paso sin pena ni gloria, Roy tuvo aciertos y fallas, él no lo sabía, pero, con trabajo saco un 6.4 en el examen de física. No se sentía con ánimos de estar frente a un pendejo, fingiendo poner atención y deseando no estar ahí, así que se escondió en el baño hasta que su grupo paso por delante, finalmente salió y vago por el patio de la escuela mirando los puestos que exhibían libros, juegos y juguetes al doble o triple del precio en la calle.
Mientras caminaba se colocaba los audífonos en los oídos, pero antes de poder reproducir la música se encontró con Manal quien le pregunto ¿qué hacia fuera de la plática?, Roy solo encogió los hombros –No estoy de humor para que un tipo con traje me dé un sermón. – dijo; Manal lo invitó a seguirlo al salón de música. Manal era un chico atlético, alto, moreno, con el cabello negro y rizado, jugaba futbol americano, tocaba el bajo y cantaba, Roy envidiaba mucho a Manal desde que lo conoció, pero Manal nunca se sintió superior a Roy en ningún sentido, y tenía la firme creencia de que nadie estaba impedido para nada. –Todos podemos hacer cualquier cosa. Un diamante no nace, se hace. - dijo Manal cuando le comenzó a dar lecciones de guitarra a Roy para mejorar su técnica, ahora Roy solo envidiaba de Manal su altura, ahogo una risita al recordar todo lo que paso en esas primeras sesiones, pues en ellas se hicieron amigos. Casi todo el equipo que se encontraba en el salón de música lo había traído Manal de su casa ya que su familia –como casi todas las familias de ese colegio- tenía dinero, otras cosas como el sintetizador era de la escuela o del profesor de música, la batería y caja de ritmos pertenecían a Fernando quien los había conseguido de segunda mano; la familia de Fernando también tenía dinero pero él creía que era algo muy Punk formar una banda con instrumentos de segunda mano, era Punk en eso pero, sinceramente no podía vivir sin sus 2000 pesos semanales que prontamente gastaba en ropa de marca para pretender ser Punk –la misma camiseta de un radio apuñalando a una televisión que Manal y Roy se compraban en puestos callejeros o locales a 80 pesos, Fernando se la compraba en 300- y en skateboards que no sabía usar. Lo mejor que hizo con su dinero semanal ocurrió año y medio atrás cuando un sábado Manal lo convenció de ir a la casa de uno de los viejos amigos de su hermano a comprar una batería destartalada la cual estaba a punto de tirar ya que se había comprado otra más grande. Manal ya hacía dos semanas que estaba en la negociación de la batería y llegaron al acuerdo de que el set completo de batería en 1000 pesos y la caja de ritmos de regalo. Todo cambio de manera inesperada al estar presente Fernando ya que al ver el set de batería en tal estado no medio palabras y ofreció pagar 1500 pesos por ella y otros 500 por la caja de ritmos; Manal le hizo un discreto gesto de aprobación al amigo de su hermano y este aceptó el dinero con extrañeza y un poco de desconfianza. La batería llegó al garaje de Manal quien, con la ayuda de Fernando, la restauro lo mejor que se pudo, aun así, la batería quedo muy bien y lo más importante de todo, la betería quedo funcional, tanto que sigue en la escuela sin ningún contratiempo.
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NO MUSIC NO LIFE
FantasiLa fortuna conspira para que una broma, sea la voz de una generación Dos primos sin nada en especial le trepan a la música y forman su propia banda punk.