❝Mientras yo te acompañe, nadie puede lastimarte❞
» La última cosa que él necesitaba, era verlo feliz.
⊱꒱ main: bang chan, lee felix
⊱꒱ menciones de otros ships
⊱꒱ pobres intentos de angst en mayoría
⊱꒱ fanfic relativamente corto
✧ libro finalizado...
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—Boilà— dijo cuando terminó aquel aperitivo, si es que podía decírsele así.
Realmente aquella mezcla de cosas extrañas había sido idea Chan, en un día de flojera con Felix.
Era una especie rara de pan de hamburguesa, con queso mozzarella, un huevo y mantequilla, que extrañamente sabía muy bien.
Lo bueno es que aún le quedaba un poco más del paquete completo para poder seguir haciendo aquello como su comida.
—Aún no puedo creer como se me ocurrió esto— dijo tomando el plato que Felix había preparado para compartir los dos.
—Ni yo— tomó un bocado, disfrutando la mezcla de sabores—, pero sabe muy bien— habló con la boca llena.
Chan hizo una seña de que no hablara de esa forma. Le parecía un poco asqueroso, pero era algo que pocas veces hacía.
Juntó sus cinco dedos en frente la carita de Felix, moviéndolo en círculos, haciéndolo entender que mientras comía no hablara.
Luego de que el bocado del sandwich se le bajara, Felix finalmente pudo hablar.
—¿Qué haremos para mí cumpleaños?— preguntó levantándose para ir por un vaso de agua.
—No lo sé, aún quedan unos días— habló terminando de tragar por completo el bocado que también se había llevado—. Podemos planear quedarnos aquí, o también podríamos salir.
—Me gusta más la opción de quedarnos aquí.
—Bueno, quién sabe si los chicos quieren que celebremos con ellos.
Felix lo señaló con su dedo, asintiendo, dándole razón y sentándose frente a él nuevamente.
Comenzaba a acostumbrarse a que en sus cumpleaños, sus amigos le invitaran a celebrar con cervezas y mucha, mucha pizza.
Pero precisamente el día de su cumpleaños era el día antes de la presentación anual, por lo que Felix debía presentarse en sus cinco sentidos.
Sus amigos lo sabían, y ellos también, por lo que se auto aseguraba que este año, no tendría una fiesta como la de siempre.
—¿Sabes qué más hay el día de mi cumpleaños?— preguntó con una sonrisa.
—Sabes que es imposible que lo olvide— dijo del mismo modo—. Esta vez prefiero unas margaritas, son mejores.
—Anotado— guiñó su ojo, continuando con su comida.
Ya que era un aperitivo compartido, el terminárselo no fue tan difícil, por lo que su disposición para ir a su cuarto y comenzar a hacer nada, fue mucho más rápida.
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