El miedo y la desesperación eran lo que abundaba en la blanca habitación. La luna lo había abandonado, como la esperanza ciega de que podría salvarse, o de que aquel bello calígrafo le correspondería.
Siempre había adorado los amaneceres, pero esta vez, hubiera preferido que la noche hubiese sido eterna y no necesitar enfrentar un mañana.
Su piel morena se veía pálida, acompañandolo con ojeras notorias ante su nulo descanso. No lograba dormir o comer. Estaba con tanto estrés. La desesperación lo carcomía de una forma tan voraz, que el dolor de vomitar o toser no se comparaba con el dolor en su pecho por la enorme pena que ahí se alojaba.
Pensar que lo más hermoso en su vida, lo que lo hacía feliz, lo mataba de esa forma. La realidad era horrible. Quería permanecer estancado en el tiempo, no podía decirle, o más bien, no sé sentía capaz de confesarle su pesar a nadie.
Se suponía que debía cuidar a los demás, pero..¿quien lo cuidaría a él? ¿con lo sacaría de tal situación?
Nadie. No creía que alguien pudiese salvarlo. No había nadie a quién gritarle que por favor le quite tal dolor. No había nadie en esa habitación que pudiese ver la forma en la que ahogaba sus penas en una falsa calma.
La puerta de la solitaria habitación fue abierta de golpe, haciendo que saltara en la camilla gracias al susto. Vió en dirección a donde salió tanto escándalo viendo a sus amigos. Aquello le causó una calma y una tormenta a la vez.
ㅡ ¡Joe! Estás vivo ㅡ Dijo un pelirrojo de forma ruidosa y riéndose. El Moreno sólo fingió una risa y le sonrió al grupo.
Cierto hombre de pelo naranja regañaba al adolescente. Miemtras que un joven canadiense se le acercaba con el menor de todos, Miya le pasaba unas flores escondiendo su rostro. Se notaba que había llorado y que estaba asustado por el estado de el peliverde.
Kojiro quería llorar. El miedo en esos ojos verdes le rompía el alma. ¿Qué haría? ¿Qué sucedería si un día se iba? Se sentía menos capaz de confesar su enfermedad, nos quería atormentar la mente de tan joven ser.
Solo debía fingir que no podría morir. Nada pasaba. Solo estaba ahí por una lesión, no una enfermedad que podría matarlo en cualquier momento y que lentamente lo comenzaría a arrastrar a una depresión.
ㅡ Miya, no llores. Yo estoy bien. Estaré bien. ㅡ Le desordenó el cabello aguantando se sus propias lágrimas. Solo mostró la sonrisa más segura y brillante que jamás pudo existir. ㅡ Siempre estaré bien, sobretodo para no verte llorar de ese modo, niño.
El pelinegro fingía enojarse y que Kojiro no le importaba, que no le preocupaba, que lo quería lejos y solo había ido porque lo obligaron, siendo que se notaba que le costó dormir ante el temor de que Nanjo estuviese mal. Además que el joven skater había elegido esas flores para Joe. Chinen fingía mal su indiferencia sin saber nada de lo que sucedería.
Ambos fingían que no sufrían de un horrible miedo y de un tormentoso dolor. Uno para cuidar del otro. Y el otro para no demostrar cuanto dependía del moreno.
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𝓕𝓵𝓸𝓻𝓮𝓼 𝓹𝓸𝓻 𝓚𝓪𝓸𝓻𝓾 | 𝓜𝓪𝓽𝓬𝓱𝓪𝓫𝓵𝓸𝓼𝓼𝓸𝓶.
FanfictionDe una simple caida, se enteró que su vida dependía de un hilo. Jamás pensó que el amor sería un arma tan filosa que podría matarlo de esa forma tan hermosa y dolorosa a la vez. Todo gracias a que jamás sería correspondido. Pero a pesar de eso, el...