Día 8

6 0 0
                                    

 Desperté cerca de las diez de la mañana, estábamos todos realmente agotados por el viaje de la noche anterior; cogí mi móvil, miré mis redes, terminando por abrir los mensajes que tenía de mis primos. Mire un poco la habitación y noté que Sam no estaba, así que era muy probable que hubiese bajado a desayunar con los chicos.

Me metí a bañar para posteriormente empezar a arreglarme un poco; eso de maquillarme no era realmente lo mío. Estaba terminando de arreglarme cuando recibí una llamada de Camila, una amiga de hace varios años, pero casi no hablaba con ella; Camila era una gran chica, pero se había mudado hace un par de años a otra ciudad, por lo cual, solo nos veíamos en vacaciones.

- Hola, tu - Saludó alegre - ¿Cómo estas?

- Hola, Cami - contesté amable - he estado mejor, pero cuéntame de ti ¿Dónde andas?

- Bueno, he venido a visitar a mi abuelo y quería aprovechar para pasar por tu casa ¿Estas? - preguntó

- ¡Ay, Cami! estoy viajando, linda - me disculpé - pero dime que has hecho

- Bueno, te lo iba a contar en persona, pero el otro día me encontré con tu amiga, esa que nunca recuerdo como se llama - empezó

- ¿Hanna? 

- Sí, ella. - confirmó - Bueno, no sabía que estaba saliendo con Braulio - mencionó curiosa

- ¿Braulio? - pregunté - ¿Cuál Braulio? 

- Ese que era novio tuyo, con el que llevabas como media vida saliendo - explicó

- ¿Hablas de Brad? - pregunté incrédula empezando a sentir una extraña sensación en mi pecho.

- Si, bueno, ese. ¿Pero, luego ella no era tu mejor amiga? es más ¿Cuándo terminaste con Braulio? - preguntó curiosa

- Terminamos hace como dos semanas - mencioné con un nudo en mi garganta - pero no tenía idea que estaban juntos - continué sintiendo como mi cabeza empezaba a doler

- ¡Hey! – escuché en la puerta – ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? – habló Sam haciéndome sentir diminuta en ese momento, había empezado a sollozar y no tenía idea de en que momento había sucedido

- ¿Adry? ¿Estas bien? - escuché a través del móvil al tiempo

- Yo... Cami, no me siento muy bien, te llamo luego ¿Sí? - supliqué 

- Claro, linda - aceptó - pero por favor llámame, me dejas preocupada. Juro que si hubiera sabido, no te lo habría dicho ahora, o te lo hubiera dicho diferente, perdón - se disculpó

- Cariño, no te preocupes - traté de tranquilizarla - luego hablamos, saludos a tu abuelo.

- ¿Qué fue lo que pasó? - preguntó tan pronto colgué la llamada - ¿Por qué llorabas? - habló acercándose a mi posición.

- Solo... me enteré de algo que me afectó más de lo que debería - dije tratando de tranquilizarme - ¿Dónde estabas? - cambié de tema

- Estaba con Mark - contestó - ¿Estás bien? ¿Quieres hablarlo? ¿Segura que estas bien? - volvió al tema

- Sí, estoy bien – dije en un intento de calmarlo - ¿Bajamos a comer? – le pregunté para cambiar de tema

- Sí, vamos – aceptó

Me arreglé y bajamos a desayunar. El desayuno fluyó con normalidad, exceptuando por Sam, el cual no dejó de preguntar por cómo estaba. Estuvimos toda la mañana y tarde paseando por las hermosas calles de Toledo, tenía unos paisajes hermosos; era una ciudad muy colonial. Fuimos al arqueo ducto romano, a un mirador y muchos otros lugares hermosos. Toledo era un lugar muy lindo, pero me estaba muriendo del frio; me arrepentía de no haberle hecho caso a Mark sobre el otro sweater.

- ¿Tienes frio? – preguntó con burla Sam

- Yo te he dicho que trajeras otro sweater – me reprochó Mark

- Ya entendí, es mi culpa morirme de frio – renegué poniendo mis ojos en blanco

- Que dramática eres – dijo Marty – te dije que te podía prestar ese sweater beige – recordó arrugando su nariz

- Toma mi abrigo, tengo otro debajo – ofreció Sam – además, yo no me estoy muriendo del frio – aseguró pasándome su abrigo

- ¿Siempre me proteges del frio? – le pregunté – gracias – agradecí poniéndome la prenda

Almorzamos en un hermoso restaurante rustico, la decoración era hermosa y parecía sacado de una pelicula de basada en 1800. Luego de un largo día por la ciudad volvimos al hotel para sacar nuestro equipaje y vestirnos con ropa más cómoda para el viaje.

El viaje se hizo un poco más corto a pesar de que duró las mismas 4 horas, cantábamos a todo pulmón y nos movíamos en un triste intento de bailar ¿Era esto a lo que conocían como felicidad?

- I know, I know, I know for sure – cantaba Sam

- Everybody wanna steal my girl everybody wanna take her heart away – cantamos todos en coro - couple billion in the whole wide world find another one 'cause she belongs to me

Era genial poder ser yo misma cuando estaba con ellos, porque llevaba mucho tiempo siendo alguien que no conocía ¿Alguna vez fui quien realmente quise? ¿O siquiera sabía quien era? Las respuestas, por mucho que me esforzara en encontrar mínimo un momento, ocasión o circunstancia donde la respuesta fuera positiva, mi mente se enfocaba en todas esas veces que hacia cosas que odiaba, que no decía lo que realmente quería decir, o que simplemente callaba mi opinión.

Llagamos a casa de Sam a eso de las diez u once de la noche, la madre de Sam no se encontraba en casa ya que había viajado a visitar a un familiar. Dejé mi equipaje en el lugar que Sam me había indicado y me senté en el sofá; me fijé en el lugar, era hermoso y muy acogedor. Tenía hermosos ventanales con vistas al patio, había fotos de Sam y sus padres por toda la sala y estaba todo muy organizado.

- Es muy linda tu casa - comenté

- Gracias, mamá se encargó de decorarla - comentó - ¿Quieres hacer algo? – preguntó sentándose a mi lado

- Podríamos ver alguna pelicula, de esas que son tan malas que te hacen reír - recomendé

- Me parece una excelente idea - aceptó con una sonrisa en sus labios

Nos acomodamos mejor en el sofá, estábamos los dos acostados viendo lo primero que salió en Netflix. Cuando terminó la pelicula, hablamos de cualquier tema hasta caer profundamente dormidos.

40 DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora