Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo, quiero ser tú, tu sangre, esa larva rugiente que regando encerrada bellos miembros extremos siente así los hermosos límites de la vida.
- Vicente Aleixandre
No había día en la que él no la observara o protegíera, como él decía, él no lograba comprender el porque de aquel deseo de protegerla a toda costa, era claro que algo le sucedía y comenzaba a preguntarse si lo que le sucedía era esa algo a los que los seres humanos llaman amor.
Se le hacía algo confuso, y era algo lo cual le parecía imposible para alguien como él.
Él creía que aquel extraño sentimiento solo eran capaces de sentir los seres humanos, era un sentir demasiado confuso...
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La joven de habla hispana se hallaba hablando atraves de la radio con su primo de trivialidades y uno que otro anécdota de cuando eran niños.
- ¿Recuerdas la vez en la que te clave un cuchillo en el brazo por comerte mi alfajor? -Inquirió con cierta molestia en su voz, se notaba que aún le guardaba rencor al mayor.
-Pfff, claro, aún tengo la cicatriz-bufo.
-No te hagas la vístima sabemos bien tu y yo que fue tu culpa, vos me arrebataste el alfajor de mis manos-exclamó con falsa molestia ella.
-Si como no-río-Te dejo enana, tengo sueño.
Ella solo se despidió y apagó la radio junto a la luz de la lámpara. Abriendo el cajón de su cómoda saco un viejo reproductor de MP3 que le había regalado su padre a los 10 años para navidad. Y reproduzco por primera ves en años "Killer Queen" de Queen obviamente. Subió el volumen al máximo acostándose boca arriba viendo el techo, cruzando las piernas y con las manos tras la cabeza.
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La alarma sonó, y ella salía de bañarse con la toalla en mano y con la otra secándose el cabello, mientras de dónde se escuchaba Queen, se seco el cuerpo y se vistió con tranquilidad, había acordado ir temprano con los perdedores, vistiendo una prenda con su color favorito.
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Se cepillo el cabello cogiéndolo con una cola de caballo de la cuál escapaban uno que otro mechones rebeldes.
Bajo las escaleras encaminandose a la cocina a desayunar, calentando el agua la sirvió en una raza preparándose un té de manzanilla sacando unas galletas de coco de la despensa; luego de desayunar tomó sus patines colocándoselos sobre los hombros, tomo su mochila, sus llaves junto a su reproductor de Mp3 y salió directo a dónde había acordado con Eddie, ya que no sabía en dónde quedaba la casa de Tozier.
