Final

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Ya estábamos en el purgatorio, los pasillos eran largos y blancos en el habían puertas con ventanitas, también era silencioso. Avanzamos por esos pasillos, tratamos de ver por las ventanas pequeñas y cuadradas pero del otro lado solo se veía negro.

-¿Qué sentido tiene poner ventanas si solo se va a ver algo negro? ¿Kail me explicas? Tú estuviste aquí.
-Pasa que es realmente negro allí adentro…

Pon se sorprendió Laura no tanto.

-¿No eres del tipo que estudia, verdad Pon? – Pregunto Laura con un tono de burla
-¡HEY! Eso es rudo.

Unos gritos se escucharon a lo lejos, cuando nos acercamos un poco para escuchar oímos esto:

-¡Que ardan!
-¡Púdranse bastardos!

Enseguida nos apresuramos a correr hacia allí, en cuanto llegamos reconocí la escena; personas gritando que se mueran otras y estas otras estaban en una gran guillotina, estaban siendo ejecutadas 2 personas, a un lado una tercera persona, probablemente iba a parar al infierno. Ya había sucedido antes.

-¡Esperen! – Gritó Laura

Todos se sorprendieron, al darse vuelta todos para ver que estaba sucediendo se sorprendieron aún más al ver a un ángel (Laura).

-¿¡Que haces Laura!? ¿Estás loca?

Los ejecutados alzaron la mirada y al hacerlo la mujer se echó a llorar. Algo sucedía, algo importante, pero ¿Qué?

-¡Por favor no les hagan esto, no hicieron nada malo! Por favor… - se echó a llorar
-Laura ¿Que sucede?
-Querida, - empezó a decir la mujer – no te preocupes por nosotros, preocúpate por vos misma…
-Eres un angelito ahora, no lo eches a perder y vuelve con Dios. – dijo el hombre

Y ahí recordé.

“-¿Tienes padres Laura?
-Oh, sí. Aunque están en el purgatorio…”

Esas personas siendo ejecutadas ¡eran sus padres! No podíamos dejar que esto sucediera, pero ¿Cómo impedirlo? No era fuerte, ni tenía reputación ¿cómo haría alguien como yo algo? Tampoco sería fácil sacarlos de la guillotina. De repente la hoja cayó y la pareja, murió… La tercera persona salió corriendo bruscamente hacia nosotros, agarró como pudo a Laura y así abandonamos el lugar. Laura lloraba desesperadamente, al hombre no se le veía la cara ni el pelo ya que llevaba un abrigo con capucha, tampoco hablaba, pero su físico y altura era la esperada de un hombre. Unas
cuantas personas nos perseguían, y en el apuro nos metimos en una habitación, esta no era como las que recordaba, pero antes de investigar la habitación teníamos que asegurarnos de estar seguros así que trabamos la puerta. Laura ya se había calmado, estaba sentada a un lado de la puerta.

-Laura ¿eran esos tus padres?

Ella asintió, el hombre se interesó al escuchar esto.

-Si me permite preguntar – Habló por primera vez el hombre - ¿Cómo murieron?

Laura se encogió aún más y permaneció en silencio, Pon prestaba poca atención a la conversación estaba más concentrado en investigar la tan peculiar habitación. La voz del hombre se me hacía conocida.

-Accidente automovilístico – Dijo Laura con una voz baja y monótona – Mamá y papá fueron al purgatorio por razones externas a sus vidas en la tierra, no sé por qué ¿Qué hay de ti?
-No sé, no recuerdo nada, solo puedo acordarme de ese lugar oscuro – Hizo una pausa – Y de tus padres… Lamento mucho sus muertes, es mi culpa.

Nos quedamos en completo silencio, hasta que Pon al fin nos dirigió la palabra:

-Hey miren esto, ¡son muchas vacunas!

Pon nos mostraba una caja con jeringas que contenían un líquido verde, me daban una extraña sensación de nostalgia, o más bien, una sensación de haberlas visto antes.

-Me suenan… - Dijo el hombre

Así que a él también, no era de extrañar ya que los dos teníamos experiencia en el purgatorio. Asentí.

-Me pregunto para que son… Ahora que lo pienso, ¿eran aquellos tus padres Laura?

Laura y el hombre suspiraron, no había escuchado nada de lo que se había dicho en la conversación.

-¿¡Y eso que fue!? Y ahora que lo pienso ¿no han estado demasiado callados los que nos perseguían?
-Ahora que lo decís me doy cuenta, voy a echar un vistazo por el hueco de la llave.

Me acerqué a la puerta corrí unas cuantas cosas e hice lo que había dicho.

-¡No hay nadie del otro lado! – Se giró - ¿Chicos?

Todos se habían desvanecido, ni Laura quien estaba a su lado se encontraba allí. Estaba el solo. Caminó hacia las jeringas lentamente, en cuanto estuvo en frente una espesa atmósfera le rodeó, veía todo claro: El suelo de cerámica negra, las paredes blancas, la caja frente suya con una única jeringa la cual contenía un liquido verde flúor, y de la nada, lo único que veía era esa jeringa. Solitaria en esa caja, resaltante en ese entorno. La agarró y se la inyectó.

Nada había pasado, nadie había venido. ¿Será que mí vida seguiría así, y estaba destinado a estar en la soledad completa por el resto de mis días? Apenas recordaba cómo había sido mi llegada a ese lugar oscuro y tenebroso, el recuerdo era solo un destello;

-Mi cuello duele…
-No te preocupes por ello.
-¿Qué es este lugar?
-No estoy obligado a responder eso.
-Es oscuro dentro…

Luego de eso abrió la puerta y me metió adentro, no recuerdo más. Bueno, recuerdo algo más, pero estoy seguro que fue una pesadilla, era una imagen grotesca, una mujer con una botella de vidrio alzada y amenazante y en “mis” brazos un hombre sangrando, los pedacitos de cristal roto esparcidos por el suelo… Me agarro un escalofrío, era mejor no recordarlo. Este era un lugar muy oscuro y silencioso, tanto que me quedé dormido.

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