¿Recuerdos?

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-Y… ¿cómo se llaman?
-Ah, llámame Pon ¿vos?
-Soy Laura.
-¡Qué lindo nombre! Yo soy Kail.
-Un pecador con nombre, que raro… -Susurró Laura
-(Pecador… ¿qué pecado habré hecho para ser tan odiado?)-
-¿Tienes padres Laura?
-Oh, sí. Aunque están en el purgatorio…
-¿¡Eehh!? ¡Nosotros vamos allí!
-¿En serio? Ah, ¿vas a llevar al pecador de vuelta?
-Que, no. ¡Vamos a buscar a un amigo de Kail!
-¿Acaso quieres destruir el reino de Dios? –Le miro con disgusto.
-No es mi plan, ¡pero es injusto que gente tan buena como Kail sea encarcelada allí!
-¿Huh? ¿Cómo que gente buena? Son pecadores, gente mala. ¿Para qué ayudarles?
-(¿…Habré…? No puede ser ¿verdad?)

Laura y Pon empezaron a discutir, ambos tratando de defender su punto de vista.

-No es posible… no…
-¿Mh? ¿Kail…? ¡Kail!

Kail yacía en el suelo desmayado, la tierra se había mojado por su llanto, y su cara estaba muy caliente, tenía fiebre.

-Habrá que apurarnos a encontrar lugar para calentar a Kail y poder dormir un poco.
-¿Cómo encontraremos un lugar apropiado? Te recuerdo que estamos en medio de la nada.
-Si si, como sea. Encontraremos algo, eso espero.


-¡Eres increíble Kai!
-Heh, gracias.
-¡Kail! Nos vamos querido. -Si. ¡Nos vemos!
-Chao~
-¡Adiós niños!

Papá volvió del trabajo borracho, al parecer lo habían despedido. Mamá estaba enojada, aunque en sus gritos se notaba su preocupación por el “pobre” de mi padre.

-¡Bueno mujer! ¿Por qué no es útil en algo y va y me hace la comida?

Y esa fue la gota que colmó el vaso.

-¿¡Por qué no sos útil vos y te haces tu propia comida!? ¡De paso aprendes a mantener a tú familia!

Los gritos se volvieron más intensos hasta que se callaron, me asomé a ver lo que sucedía y me encontré con una imagen grotesca.

-Kail, estamos con vos, tranquilo.

Abrí mis ojos lentamente, Pon me sostenía la mano, delante estaba Laura viendo la lluvia. Traté de pararme pero caí rápidamente.

-¿Qué sucedió?
-Tenés fiebre, estamos descansando un poco.
-Te desmayaste de repente mientras discutíamos, estabas hablando dormido.

Laura se mostraba fría y cortante, me imagino que por la discusión aun así seguía mirándonos a los ojos con cierto agrado.

-Ah… ¿Que dije?
-Gracias, mamá, el pobre de mi padre. Eso es todo.

Pon me miraba con desconfianza, estaba ocultando algo. No insistí, estábamos en un momento delicado teniendo en cuenta la pelea y mi fiebre, aun así no me gustaba la tensión
del ambiente.

-¿Hay algo para comer?
-¡Ah, sí! Ahora te sirvo…

Pon agarró una taza y sirvió una especie de sopa.

-¿Cuánto estuve dormido?
-Un buen rato, no te podría decir cuánto pero fueron unas cuantas horas.
-De todas formas nosotros también dormimos un poco – Dijo Laura para no hacerme sentir culpable – No hubo retraso alguno por esto, era mejor esperar al amanecer antes de continuar ¿no es así Pon?
-Ajá. Dejando de lado eso, tendremos que partir en cuanto te sientas lo suficientemente mejor como para caminar.
-Okey, ¿Qué hay de ti Laura? ¿Nos acompañas al purgatorio?

No respondió pero hizo un gesto de no tener idea, incluso si me engañaba a mí mismo diciéndome que todo estaría bien, en mi mente no dejaba de pasarse que algo malo pasara, en
especial si Pon y Laura no se reconciliaban. En cuanto yo me recompuse lo suficiente para pararme y caminar partimos.

-¿Cómo bajamos? Necesitamos un permiso para bajar, y a mí nunca me lo ceden.
-A menos que seas un fantasma ¿no? - Pon guiño su ojo con una gran sonrisa - ¡Para eso estoy yo querida Laura!

La tensión de antes se había desvanecido.

-¿Cómo se supone que yo y Laura bajemos? No haremos de vuelta lo del bolso ¿verdad?

Pon se quedó en silencio, incluso si ese era el plan dos personas no entrarían en un solo bolso, y era tonta la idea de llevar dos bolsos era, en mi opinión, algo absurdo ya que también se veía sospechoso.

-¿Tienes alguna idea mejor Kail? O incluso tú, Laura, puedes contribuir.
-¿Y si decimos que vamos a llevar al pecador al purgatorio? Y así de paso vamos allí.

No era mala idea, aunque me gustaría que me llamara Kail y no pecador, sonaba algo despectivo. Pon acepto ese plan un poco de mala gana probablemente porque estaba celoso
de que Laura tuviera una mejor idea.

-Buenas tardes.
-¡Oh! Buenas tardes Pon, si es que es la tarde… ¿Que necesitas?
-Yo y ella queríamos llevar a este, eehh… pecador, a donde pertenece. El purgatorio.
-¡A ya veo! Bien hecho, déjenme que yo me encargo de el de ahora en adelante.
-No no. Nos gustaría llevarlo nosotros mismos, y así mostrar nuestra lealtad a Dios. – Laura se apresuró a decir.
-Oh vaya, lo siento querida pero incluso si me piden eso... Estaría incumpliendo mi deber.

Y tras unas cuantas negociaciones y negaciones, el hombre nos dejó pasar.

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