Nos marchamos

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-Ya tengo que cerrar.
-¿Por qué?
-Porque si no cierro te castigarán...
-¿Que es castigar?

Se quedó en silencio

-No importa.
-¿Es divertido? ¿Es luminoso?
-No, es lo contrario. El castigo puede ser muy oscuro, y poco divertido.
-¿Si? ¿Qué castigo me darían?
-... Puede que la muerte.
-¿Qué es eso?

Más silencio

-Cuando mueres, todo se vuelve oscuro, tanto que ni puedes ver. Y no es sólo un rato... Es para
siempre.
-Entonces no es lindo...
-No. Ahora me voy, la siguiente palabra clave será "muerte". Nos vemos!
-Sí, adiós.

Y con una sonrisa en su cara cerró la puerta. El niño se volteó y camino a la oscuridad, ya allí se
sentó.

Días después

El hombre no volvió a aparecer, y el niño se empezó a preocupar. Se levantó y camino a la gran puerta. Ya al frente empezó a tirar la puerta, y lo logró. Estaba viendo el otro lado, pero no era como lo esperaba. El aire era sofocante, tenía un olor desagradable y era caliente. Avanzó y pudo ver perfectamente, como el mundo tan lindo y luminoso que el observaba desde la oscuridad, no era más que un infierno de humo, gente y edificios. El imaginaba algo más colorido, más alegre, pero no era así. Iba a volver al oscuro lugar del que provenía, pero recordando al hombre se detuvo. Tenía que encontrarlo, era su único amigo, y no podía con la carga de perderlo.

- ¡No puedo rendirme ahora! ¡Encontraré mí luz! - Exclamó
Igual, no sabía cómo era ese mundo, ni conocía a nadie para guiarle, así que sería difícil.

•PURGATORIO N°108 -- HABITACIÓN N°361•

-Dale, métete.
-¿Que hago aquí?
-Redimir tus pecados.
-¿Que pecados?
-No lo sé.
-¿Que hay allí adentro?
-...-
-¿No dirás nada?
-¡Entra de una buena vez!
-Bien bien...

Y entró, sin saber a dónde ni porque, pero se sumergió en la oscuridad detrás de esa puerta. Ya estando bien sumergido en el vacío negro, escuchó la puerta cerrar. Volteó, pero no había nada, solo negro. Avanzó lentamente, pero ligero. No veía nada, era todo oscuro y solitario. Hasta que vio, vio una gran puerta. Él se acercó más, y cuando llegó a cierta distancia...

¡BROOM!

Detrás de él un estruendo de rocas sonó, se giró, y vio un acantilado gigaaante. Se asustó y corrió, casi llegaba a la puerta, pero se dio cuenta que la puerta era muy grande, y
pensó que detrás de ella había un monstruo esperando, así que dio la vuelta al acantilado. Cerca del acantilado se sentó a esperar, ¿Qué? Quizá una señal, o una persona, no sabía, solo
esperaba. Todo era muy silencioso. Y eso le durmió.

Mundo humano -Día 3-

Era tan solitario, aunque hubiera gente e incluso espíritus. Cuando trataba de hablarle a la gente, le ignoraban, y cuando trataba de hablarle a los espíritus, le miraban feo, con
desprecio. Estaba muy cansado... (Tener en cuenta que vivía en un mundo sin necesidad de moverse). Al entrar a cierta casa, se encontró con un niño. Él era un espíritu, como los otros, pero era algo diferente...

-Ey, ¿me puedes ayudar en algo? – Dijo.
-¿Hmh? ¡Oh! Hola... ¿Tú eres...? – Respondió el niño
-Kail, me llamo Kail.
-Ooh, ¡Yo soy Pon! Así me llamaba mi familia...
-Ya veo, y sobre lo de la ayuda... – Dijo Kail.
-¿Que necesitas? – Pon preguntó.
-Estoy algo perdido. ¿Podrías ser mi guía?
-¿Guía? Oh, ¡claro! A dónde.
- Realmente no sé. Estoy buscando a alguien.
- Ya veo, entonces no estás seguro de nada. ¿Quieres que te ayude a buscarlo?
- ¿¡Lo harías!? ¡Muchas gracias!
- Heh, no hay problema. Total, ya me aburrí de asustar gente.
- ¿Asustar gente? A que te refieres.
- ¿Tu nunca lo hiciste? Lo haces así mirá.

El chico agarró un jarrón y lo tiró contra el suelo fuertemente. A continuación unos gritos espantados se escucharon.

- Inténtalo.
- Mmm.

Decidió tirar algunas fotos, realmente no hubo un cambio de reacción. Solo gritaron aterrorizados.

- Bueno, deberíamos empezar viaje. No tenemos ni idea de a dónde vamos, pero tengo algunos lugares para verificar.
- ¿Cuál es el primero?
- El centro de ángeles. Ahí está el registro de ángeles y podremos ver quien es tu amigo.
- Está bien. Vamos.

Y así marcharon. A su primer destino.

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