Capítulo 8. Final. Sacrificios Dolorosos. Enero 2001.

8 1 0
                                    

Capítulo 8. Final. Sacrificios Dolorosos. Enero 2001.

Sofía me sorprendía bastante, sabía navegar un barco en mi recuperación, todos los barcos que salían a nuestro encuentro nos respetaban, no entendía que sucedía, por unos días perdí la memoria, pero poco a poco la fui recuperando. A la segunda semana de habernos hecho a la mar finalmente pude navegar con mi barco, pusimos rumbo a Noruega, Sofía estaba conmigo en la cubierta.

Hasta que una mañana del 15 de enero noté que Sofía comenzó a vomitar.

—¿Estás bien? —Le pregunté.

—Si, estoy bien... —Me respondió secamente mientras limpiaba sus labios.

Cerré los ojos y me puse a escuchar su estómago.

— ¡Estás embarazada, vamos a ser padres! —Le sonreí, estábamos eufóricos, aquella noche de diciembre había logrado devolverme la felicidad.

—Finalmente tendremos una familia, como te lo dije aquella noche. —Me miró con sus ojos brillantes.

Pasaron tres meses hasta que llegamos a tierras de noruega, el feto de Sofía crecía a buen ritmo y sin complicaciones.

Al llegar a los Fjords de noruega nos esperaba Engla e Ivarr con una sonrisa entre los labios.

— ¡Viejo perro, como están ambos? —Me preguntó Ivarr mientras me daba un fuerte abrazo rompe costillas.

—Estoy bien, mi novia está embarazada y vengo a celebrar esta gran boda tuya. —Le miré con una sonrisa de oreja a oreja.

Llamó a su drakkar y navegó hasta llegar al pueblo, el cual iba prosperando con su regreso a la silla grande.

—Amas demasiado a tu gente, ¿verdad Ivarr? —Le pregunté mientras le daba un codazo.

—Mira cuanto hemos avanzado, la magia y algunas otras cosas interesantes, por cierto, ve buscando ropa porque será la boda esta tarde. —Me guiñó el ojo.

—Está bien, conseguiré un buen smoking. —Bromee.

—Un buen atuendo de pieles me gusta más. —Me respondió.

—Tienes razón. —Le sonreí.

Fuimos a buscar una ropa adecuada con un sastre, nos hicieron ropa a la medida tanto para Sofía como para mí.

Pasaron las horas entre charlas con las personas que había conocido y las desconocidas aún para mí.

Al atardecer.

Se escuchó un cuerno en todo el pueblo, era la boda de Ivarr, acudimos y al cabo de unas palabras del cura y sus votos ambos se dieron el sí.

Comenzó una gran fiesta.

— ¡Porque hoy solamente brindaré yo, porque mi esposa está embarazada y para que llegue con bien al día de su nacimiento y toda la vida, Skäl! —Grité con fuerza.

— ¡Skäl! —Gritaron todos.

Salimos a caminar en la nieve con un tarro de hidromiel en la mano.

—Me siento orgulloso de ti. —Comentó con una sonrisa— ¿ahora donde te vas a establecer? —Me preguntó.

—No lo sé... hay algo que no me deja dormir por las noches, una ciudad hundida, quisiera que me acompañaras a buscarla. —Le respondí con algo de inquietud.

—Por supuesto, Sirius, cuenta conmigo. —Me dio una palmada en la espalda.

Nos sentamos a beber juntos.

¿Qué es lo que somos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora