Capítulo 4

613 65 39
                                    

Osamu había estado en cientos de fiestas elegantes a lo largo de los años. En este punto ya debería haber adquirido el gusto por ellas, pero descubrió que odiaba cada una un poco más que la anterior. Todos eran siempre arrogantes, repugnantemente ricos y usaban tanto perfume o colonia que le daban ganas de vomitar.

O tal vez era sólo el alcohol, porque su cuerpo aún no lo había perdonado por la noche del miércoles.

"Haz algo con tu cara," dijo Suna, sonriendo al curioso trío de mujeres que las observaban desde un sofá cercano. "Parece que estás sufriendo."

"Quizá esté sufriendo." Osamu se obligó a tomar otro trago de whisky. "Mi marido está aquí para ligar con un imbécil rico. Estoy sufriendo un dolor emocional."

Suna se rió y agarró el hueco del codo de Osamu para guiarlo a través de la habitación. "En ese caso estás haciendo un gran trabajo, continúa." Se llevó su propio vaso a los labios, pero solo fingió beber. El estómago de Osamu se revolvió con el conocimiento de que tendría que beber el doble de nuevo.

Estaba bien. No tendría que beber tanto como en el bar, cuando estaban a solas con Kondo. Había mucha gente aquí compitiendo por su atención. Mientras Osamu y Suna tuvieran una bebida en sus manos, no destacarían.

"Aún no le veo," dijo Osamu mientras se dirigían a una parte más tranquila de la habitación. Bueno, más silenciosa de alguna manera. Estaban junto a un brillante piano de cola que estaba en uso en ese momento, las notas subían y bajaban y se tejían juntas en un tapiz musical. Era una zona ruidosa pero había menos gente, y Osamu lo prefería así.

"Está por aquí en alguna parte," dijo Suna. Retiró su mano del brazo de Osamu pero se quedó cerca de él, con sus hombros rozándose. "Mezclándose, luciéndose, lo que sea. Él nos encontrará."

Osamu tarareó de acuerdo. Sin duda Kondo los encontraría, basándose en los mensajes de texto cada vez más explícitos que le había enviado a Suna a lo largo del día. No se habría sorprendido si Kondo se hubiera lanzado sobre él en el momento en que cruzaron la puerta pero había sido su esposa la que los había saludado y, a pesar de no tener idea de quiénes eran, había hecho una buena actuación fingiendo. Estaban en la lista, gracias a Suna, y se les había permitido entrar sin ningún problema.

Pero Osamu no había dejado de notar que la seguridad privada caminaba por el perímetro, vistiendo abrigos lo suficientemente voluminosos como para ocultar armas. Osamu no se habría preocupado en un trabajo normal, cuando él y Atsumu estaban preparados para devolver los disparos.

Pero Kita había dicho que sin conflicto, sin bajas, lo que significaba que no podían cometer ningún error.

"¿Cuál crees que cuesta más?" preguntó Suna. "¿El candelabro o el Lamborghini de enfrente?"

Osamu inclinó la cabeza hacia atrás. El candelabro colgaba en medio de la gran sala, con cuatro capas de oro goteadas de diamantes. La mansión en sí era el sueño húmedo de la burguesía, tachonado de picaportes dorados, pilares decorativos y amplias escaleras.

Era una demostración de dinero tan exagerada que hizo que Osamu sintiera nauseas.

"El Lamborghini," dijo, tomando otro trago de whisky. Empezaba a tener mejor sabor. "El candelabro es falso."

Suna consideró eso mientras Osamu estudiaba la línea afilada de la mandíbula de Suna. "Tal vez lo sea," estuvo de acuerdo Suna. Esta vez tomó un trago de verdad de su vaso. Se inclinó hacia Osamu y murmuró: "Kondo está aquí. Luce convincente."

Osamu no estaba seguro de lo que quería decir con eso, pero pasó un brazo alrededor de la cintura de Suna para acercarlo más y deslizó su mano debajo de la chaqueta a medida de Suna hasta hacerlo descansar en su cintura. Suna no llevaba un arma debajo del abrigo, lo que preocupaba a Osamu. Suna le había dicho con anterioridad mientras se preparaban para esta fiesta que no llevaba armas. Prefería el sigilo al conflicto y, en las raras ocasiones en las que se le encargaba un asesinato, el veneno era su arma preferida.

An Inconvenient EspionageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora