El viento fresco del atardecer golpeaba su rostro con suavidad y gentileza la misma que usaba para menear el pasto que estaba a su alrededor y la sensación de tranquilidad que sentía en ese momento era tan inmensa que por un instante sintió como si el mundo a su alrededor se desvaneciera para terminar flotando en un cómodo vacío que le hacía sentir libre. Un suspiro abandono sus labios mientras fijaba su mirada en aquel basto cielo azul que comenzaba a tintarse de los cálidos colores del atardecer, solía imaginarse como seria surcar con libertad aquel inmenso mar sin ningún obstáculo frente suyo, extender sus alas cuan largas eran para compensar todos los años que los mantuvo ocultas, recostarse momentáneamente en aquellos algodones blancos que lo adornaban o jugar con aquellas luciérnagas que permanecían estáticas en el cuándo la luna plateada hacia acto con su hermosa presencia en aquel mar estrellado para darle un destello aún más hermoso al paisaje.
Sin duda era lo que más deseaba, quitarse todas aquellas cadenas invisibles que el régimen de división de razas imponía sobre los habitantes de su planeta y aunque fuera solo por un pequeño instante permitirse ser libre.
Aquel dulce momento de paz se rompió al escuchar como una rama se rompía detrás suyo, sus instintos se dispararon poniéndolo en un estado de alerta casi masivo haciendo que su mano viajara a la navaja que siempre llevaba oculta dentro de un pequeño bolso secreto en su abrigo, pero ni bien rozo la empuñadura de esta con sus dedos volvió a verse abrumado por tanta paz y tranquilidad que le hicieron sentir escalofríos por lo antinatural que se sentía.
Era consciente de una segunda presencia en el lugar y si uno se concentraba podría sentir como es que de aquel punto era de donde se emitían aquellas "reconfortantes" sensaciones, se forzó en concentrar su atención en cualquier otro punto o energía a su alrededor para evitar sentirse abrumado y quedar a merced al enemigo que seguramente lo tenia en la mira en ese momento; solo había escuchado de una especie en todo el mundo elemental que podía producir esas sensaciones en un Kurayami y eran las personas pertenecientes al Clan Shiroki, o las luces de sangre pura dejándole la pregunta ¿Qué rayos hacia una luz en la zona designada a las sombras?
Se enderezo de forma lenta en su lugar tratando de parecer relajado mientras analizaba todo su entorno con una mirada aburrida hasta dar con el lugar exacto en que sentía la presencia de aquel ser de luz, se levanto con toda la intención de acercarse al lugar cuando los arbustos se sacudieron con furia y en menos de un segundo par de alas oscuras se interpusieron en su campo de visión.
- ¡Connor! ¿Qué haces aquí? - preguntó confundido al ver a su compañero frente suyo -. ¿No se suponía que debías estar revisando el sector sur del campo?
- Tú lo dijiste, se suponía, pero me mandaron a buscarte – sintió una presión sobre su mano seguida de un jalón que casi le hicieron tropezar -. Tenemos que irnos
- ¿Irnos? ¡¿Connor que rayos está pasando?!
Hizo una mueca ante la sensación de la mano ajena sobre la suya, se sentía anormalmente fría como si todo el calor corporal del cuerpo ajeno hubiera sido absorbido o nunca hubiese existido además de que algo no le gustaba de la presencia que emanaba su amigo había un algo demasiado "neutral" en ella.
- ¡Estamos bajo ataque! Unos Neutros invadieron la zona este de la estación - dijo aquel Kuro-Tenshi en tono tranquilo que no concordaba con lo severa que era la situación de la que hablaba -. Se nos ha ordenado que evacuemos cuanto antes la zona todos aquellos que aún somos cadetes
- ¿El comandante Ortiz ordeno eso?
- ¡Obviamente! Sabes que ese hombre no dejaría que las nuevas generaciones mueran en vamos
- Si lo que digas – una sonrisa maliciosa se deslizo sobre sus labios mientras las sombras comenzaban a deslizarse por sus manos -. Solo que no tenemos ningún comandante llamado Ortiz
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Chronicles of lights and shadows
FantasyLa unión entre razas de distintos elementos está prohibida y penalizada con el exilio, pero aun así varios tipos de híbridos caminan entre las calles, temerosos de que se descubra su existencia y de ser juzgados como si fueran criminales, obligándos...