Una tarde en el museo

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Era la excursión de quinto grado y el pequeño Francisco se encontraba lejos de su clase, explorando los rincones del museo rebeldemente por su cuenta. Eso, hasta que una voz femenina y gentil lo interrumpió.

¿No te parece fascinante? Preguntó una niña con una ropa extraña que parecía hecha de metal.

De hecho, no. Es bastante aburrido. Perdona, no te puedo tomar en serio con esa ropa, ¿Estas en nuestro salón?

Yo vine por mi cuenta, muy lejos de aquí. Respondió la niña con una triste expresión en su rostro.

Pero, ¿Qué ha pasado? Si estás lejos de casa yo podría ayudarte.

No, no es nada. Igual, no creo que puedas creerme.

A ver, probemos, soy un chico muy curioso. O bueno, curioso para aquello que me parece interesante.

FRANCISCO GUEVARA, ¿TE HAS PERDIDO DE NUEVO? Interrumpió una voz enojada a lo lejos.

Uy, es mi maestra. Creo que debo irme, ¿Estarás bien aquí sola?


No te preocupes. Si vuelves mañana, me vas a encontrar. 


Pues entonces volveré mañana.


Francisco se propuso a ir al museo al día siguiente, aunque era fin de semana y le prometió a su amigo Ismael que jugarían Xbox toda la tarde. Caminó, hasta que llegó a la cafetería y vio a la misma niña, debajo de una mesa.

Oye, ¿Qué haces ahí debajo?

Trataba de ubicar una frecuencia. No es tan difícil como se ve.

Que extraño es ese teléfono.

¡Ja, ja, ja! Creo que de donde vengo esto no sería un teléfono.

¿Y cómo se llama realmente? 


Si que haces preguntas… pues, esto es algo que inventó mi papá. Se llama el Pleyatono.  Pleya, como las Pléyades, un cúmulo estelar….


Sí si, situado en la constelación de Tauro. Entiendo Astronomía. ¿Por qué tu papá utilizó ese nombre? 


Pues mira, los pobladores de la isla de Pascua tomaban como referencia a las Pléyades para determinar el inicio del año nuevo e igualmente se usaban como guías de navegación. 


Básicamente la cosa va por el “tiempo”. Pero exactamente, ¿Qué quiere decir?


Este artefacto es como mi brújula, mi guía, pero también hace que termine en lugares donde no me gustaría estar. Yo no soy de este tiempo, yo nací en el año 2130.


¡No juegues conmigo! 


Es verdad, te lo mostraré. Tengo artefactos que todavía funcionan.


La joven sacó de su bolsa una nano-computadora que encajaba perfectamente en la palma de su mano y que al pasar su mano derecha por ella, esta se expandía cual holograma. 

¡Ay, si! Cualquier artefacto podría hacer eso. Estamos en el año 2019, eso solo significa que eres… millonaria. 


Computadora, materializa por favor un perro caliente y un refresco frío. ¡Sin mostaza, por favor!


Y luego, a Francisco casi se le corta la respiración. Allí estaba él, preguntándose si todo esto es un sueño, una alucinación, o simplemente se estaba volviendo loco. ¡ELLA ERA DEL FUTURO! 

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