Nuestro último verano

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Desde pequeños, Israel y David son amigos. Se conocieron en un día de verano, justo al frente de la piscina pública. Israel se encontró con David después que este había sido golpeado por un muchacho por usar binoculares para ver a su novia mientras nadaba.

David mintió sobre su golpe alegando que fue por una gran pelea, Israel se río y desenmascaró su mentira. Desde ese entonces, ambos se hicieron los mejores amigos y cada verano se reunían al pie de una piscina a conversar y reír por todo y por nada.

Era el último verano de la escuela secundaria. Ambos cumplieron 17 años y tenían la cabeza llena de sueños y preocupaciones por el futuro, preocupaciones muy parecidas.

¿Qué es lo que más deseas en el mundo? dijo David con una voz realmente seria.

Amar y ser amado. Respondió Israel.

¿Amar y ser amado? Oye pero si no te ha terminado de crecer la barba siquiera.

No importa, eso quiero. Conocer a una chica que conozca todos mis secretos, que me haga reír, una chica con la que pueda llorar. Es más, en este preciso momento mirare a esa estrella que está ahí y se lo pediré.

Vaya, si que eres una florecilla. ¿Estas seguro de que te gustan las chicas?
 

Oye ya, no seas pesado. Es que imagínalo, muy pronto tendremos 20 y tantos años. Saldremos al mundo real, seremos empresarios, caballeros, tendremos que… ¡Usar corbata!

Que asco, usar corbata. Ni me imagino como sería.. A ver, ¿Donde pinta la bella chica con grandes pechos aquí?

Quién te dice que no te enamorarás de una con pechos pequeños. Respondió Israel burlándose de su amigo.

Si tiene pechos pequeños pues demandare a quien hace esas revistas que compra mi papá, toda mi adolescencia fue una mentira.

¿Tu mamá aún no le habla, cierto? Dijo Israel preocupado.


Sí, pero el se lo buscó, ella era su secretaria, pudo decirle a mamá que se vistiera como ella y habría dado lo mismo, tiene buenas piernas. Respondió David sin darle tanta importancia.


Un silencio invadió la escena de estos dos amigos, hasta que Israel interfirió nuevamente con la intención de alegrar a David.

¿Si tu papá perdió su oportunidad, eso significa que puedo atacar?

¡Oye que asco!, es mi mamá. 


¿Qué? Tu dijiste que tenía buenas piernas. Tan solo espéralo, cuando cumpla 25 apareceré en la puerta de tu casa con un ramo de flores, una caja de chocolates y un mp3 con buena música. Le diré a tu mamá que se monte en mi flamante camioneta y la sacaré a pasear.


No.. serás…. mi papá. Creí que después de 5 años tu enamoramiento hacia mi madre habría pasado.


No es mi culpa que ella se inclinara frente a mi al recoger la compra del piso. Yo tenía 12 años y pues, era un niño impresionable. 


¿Crees que será feliz de nuevo? Preguntó David.


Estoy seguro que sí, no es tan vieja después de todo. Respondió serenamente Israel. 


Sabes, nunca quiero ser como mi papá. Digo, se que no soy un buen hombre todavía, necesito ayuda para muchas cosas, pero jamás quisiera dañar a la gente que me ama. 


Si lo hicieras, igualmente me tendrás a mi, para golpearte en la cabeza.


¿Siempre serás mi amigo?


Claro, te aguanté durante tantos años, ¿Por qué razón renunciaría ahora?


No lo sé, quizás alguna vez la chica que amas y te ame, no amará a tu mejor amigo.


Oye, somos el paquete completo, si me ama te amará a ti también.


¿Y si no lo hace, la dejarías? 


Por supuesto. Hermanos antes que novias, además se que tú harías lo mismo.


Bueno, si la chica de pechos grandes me pide que te deje de hablar, te borraría de mi lista de amigos para siempre. Dijo David en tono burlón. 


Israel tira a David a la piscina, luego se lanza él. Ambos pasan aquella noche antes de la graduación nadando, conversando y compartiendo. Se graduaron, cada uno fue a sus respectivas universidades. 

Israel se hizo novio de una chica de su facultad. Ella siempre le recuerda llamar a David cuando es su cumpleaños. David aun sigue soltero, sin embargo, ha trabajado en mejorarse a si mismo cada día. Con el tiempo dejaron de hablar como hablaban durante el colegio, pero su amistad duró para siempre. 

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