Ghost - [HaruKyu]

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— Haruto ¿Estás seguro de esto? — preguntó Junghwan viéndolo mientras terminaba de arreglarse, en cualquier momento Junkyu llegaría por él.

Haruto necesitaba ese libro con urgencia, y el responsable de tenerlo era un maestro de la universidad a la que Junkyu había asistido.

Junkyu era el único que tenía una excusa para ir de nuevo a la Universidad, no sólo por haber sido parte del instituto, sinó también porque su madre y su padrastro eran profesores en el lugar. Haruto podía entrar sólo si era con él.

— Nunca había hecho algo así por ti, estoy emocionado. — habló Junkyu dando pequeños aplausos mientras salían juntos de la casa.

— Gracias por aceptar. — dijo Haruto.

— ¿Qué va? Estoy feliz de poder ayudar a mi novio. — respondió Junkyu dando pequeños brincos mientras iba hasta su auto.

— ¿Lo ves? Es que no sé quién está más loco, — dijo Junghwan intentando mantener la calma. — si el que planea todo, o el que sigue el plan.

— O nosotros, que aquí vamos. — agregó Jeongwoo.

Haruto rió ligeramente mientras aceleraba el paso para abrir la puerta del coche para Junkyu.

El mayor agradeció y entró al auto finalmente. Haruto cerró la puerta y después corrió al otro lado para subir también.

— Estoy rodeado de locos. — susurró Junghwan mirando a Junkyu que iba emocionado, Haruto igual y Jeongwoo aún más.

Iban tarde, cuando la mayoría de los alumnos ya habían terminado sus clases, así podrían buscar sin mucho problema entre las oficinas hasta encontrar la perteneciente a uno de los profesores de Psicología que era el responsable de tener el libro en esos momentos.

Los maestros solían pasar el libro a sus compañeros, debido a que en el se mencionaban varios temas pertenecientes a otras áreas. De esta manera, sólo un profesor debía pedir el libro, el resto lo tendrían cuando fuese necesario.

Sería difícil encontrarlo, pues necesitarían buscar en las oficinas de todos los profesores, así que debían actuar rápido. Por otro lado, Jeongwoo y Junghwan iban listos con un plan B de emergencia.

Al llegar al lugar, varios reconocieron a Junkyu y empezaron a saludarlo. Junkyu era popular por dos motivos; ser el hijo de los profesores más prestigiós y adinerados de toda la Universidad, debido a ellos formar parte de la clase alta y de una de las familias más ricas y poderosas de todo Seúl.

Y también por ser el novio de un loco.

Junkyu les respondía el saludo mientras caminaba hacia el interior de la Universidad tomado de la mano de Haruto, pero este iba bastante incómodo al sentir los señalamientos de los demás que los estudia tes y algunos trabajadores y padres hacían hacia él y ambos en general, pues como pareja también eran juzgados.

— Tranquilo, estoy contigo. — habló Junkyu abrazándolo mientras caminaban.

Haruto volteó dedicándole una pequeña sonrisa.

— Te quiero, Ruto. — Junkyu dejó un besito en su mejilla.

Haruto sonrió rodeando su cintura para seguir su camino.

Caminaron poco más hasta, y cuando estuvieron más cerca de las oficinas de los. Profesores, Junkyu se detuvo y lo llevo a ocultarse cerca del pasillo, pues algunos maestros salieron del pasillo, ya retirandose del lugar.

— Bien. Tienen junta todos los viernes, y empieza en dos minutos. Suelen tardar de dos a tres horas, así que tenemos tiempo. — habló Junkyu mirando a los profesores irse. — No hay algún orden en específico, así que podría estar donde sea, y, otra cosa; intenta no hacer mucho ruido.

— ¿Por qué? — preguntó Jeongwoo a punto de mirar en el interior de una de las oficinas.

— El conserge, cerca de estas horas, se encuentra limpiando en los talleres a la vuelta del siguiente pasillo, podría escucharnos y meternos en problemas. — agregó Junkyu. — Si algo sucede, llamame.

Ambos volvieron a asomarse al pasillo, ya no había nadie, sólo ellos.

— Tú revisa las oficinas de este lado, y yo del otro. — señaló Junkyu.

— Junkyu, — llamó Haruto deteniendo el paso de su pareja y el andar de Jeongwoo y Junghwan que iban siguiéndolo. — gracias por ayudarme. Te quiero.

— También te quiero, Haruto. — respondió Junkyu.

Ambos siguieron su camino, separandose. Jeongwoo siguió a Junkyu, y Junghwan se fue con Haruto.

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Durante un buen rato estuvieron buscando de oficina en oficina sin éxito alguno.

— ¿Cómo vas? — preguntó Haruto recargandose en el margen de la puerta mientras lo veía revisando entre los cajones del escritorio causandole un pequeño susto.

— Idiota, me asustaste. — mencionó tocando su pecho. — No encuentro nada ¿Estás seguro de que es algún profesor?

— Es lo que leí. Pero si no es así, tal vez esté en algún aula siendo ocupado por algún alumno. — respondió Haruto. — Seguiré buscando.

Haruto regresó a la siguiente oficina cerrando la puerta de la oficina en la que Junkyu estaba.

— Tonto, sabes que me da miedo la oscuridad. — susurró Junkyu mirando a la puerta.

Haruto soltó una pequeña risa mientras seguía su camino.

Por otro lado, Jeongwoo y Junghwan se encontraban en medio del pasillo jugando piedra papel y tijera para hacer retos y entretenerse. No tenían nada qué hacer y seguirlos ya los había aburrido.

— ¡Gané! — gritó Junghwan dando un salto de alegría.

— Suertudo. — respondió Jeongwoo cruzandose de brazos.

Junghwan empezó a celebrar, mientras que Jeongwoo calló al escuchar algunos pasos acercándose.

La junta de los profesores había terminado y algunos encontraban regresando a sus oficinas por sus cosas para terminar pendientes, o, bien, irse a sus hogares.

— ¡Ahí vienen! — gritó Jeongwoo.

Junghwan también se alertó soltando un grito al verlos bastante apurados en su camino.

Algo de lo que Junkyu no estaba al tanto era del nuevo sistema de seguridad eléctrico en las puertas.

Los gritos de ambos fantasmas lograron activar el sistema de seguridad, cerrando las puertas de inmediato.

— ¡Har...! — Junkyu calló al ver la manija de la puerta moverse y una voz que claramente no era de Haruto.

Haruto corrió a la puerta dándose cuenta de que estaba cerrada.

— Lo siento, lo siento, de verdad lo siento... — suplicaban los dos fantasmas apareciendo detrás de Haruto.

— ¿Qué hicieron? — susurró enojado.

Ninguno pudo responder cuando escucharon a la perillas moverse.

Ambos debían ocultarse antes de ser descubiertos.