Capitulo 12

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En Julio llegó una ola de calor, que era un poco inusual para esa la parte del estado de Nueva York.

Durante junio, una empezaba a acostumbrarse al verano.

Julio era cuando una realmente lo disfrutaba. Entonces agosto llegaba, y poco a poco una se deprimía ante la perspectiva del fin del verano.

Era el ciclo de la naturaleza, del norte del estado, y aunque Brittany había vivido ahí toda su vida, nunca se acostumbró a ello.

Rara vez salía de su casa en el lago.

Pasaba todas las noches ahí, con o sin Sam, en su mayoría trabajando sin parar en el interior de la casa. Fue poco a poco haciendo que cada habitación quedara exactamente como ella quería.

Nunca se había sentido tan satisfecha en su vida.

Normalmente, corría las cosas, cambiaba los colores y los patrones para conseguir la aprobación de Sam, pero había decidido que dada su continua ausencia, había perdido su capacidad de decir.

Si a él le gustaban sus diseños o no, no habría ninguna diferencia.

Esta casa era de ella.

Arreglarla a su gusto era una experiencia liberadora. Desde la aceptación de la verdadera naturaleza de sus sentimientos hacia Santana, pensaba en ella constantemente, pero trató de no pasar demasiado tiempo pensando en ello.

También se preguntó si esos sentimientos podrían ser mutuos, porque tuvo la clara impresión de que Santana la estaba evitando, fuera del voleibol.

Todavía jugaban muy bien juntas, pero las bromas y el coqueteo habían llegado a su fin, de manera abrupta.

Brittany tenía sus propias sospechas de por qué, pero estaba siendo demasiado cobarde para explorar, incluso en su propia cabeza.

Ese lunes, a mediados de julio, era un magnífico caliente y soleado día con una ligera brisa... perfecta para estar al aire libre.

El lago estaba lleno de gente.

Barcos, motos de agua, niños nadando, personas pescando.

Era vigorizante sólo estar en la zona.

Llevaba una camiseta blanca sobre su traje de baño, con toda la intención de pasar el día bronceándose bajo los rayos del sol, dando como resultado el mejor bronceado de su vida.

Salió a la terraza, toalla en la mano y cerró los ojos, dando un gran suspiro, a la vez que absorbía la esencia misma del lago.

No tenía palabras para describir la paz que sentía.

Abrió los ojos cuando oyó el ladrido ahogado de Kinsey.

Él estaba dentro y Santana estaba fuera, lo que explicaba su irritación.

Brittany había visto unos días antes de que Santana hubiera sacado una moto de agua azul y amarilla, con aspecto deportivo esquí, fuera de su casa en la zona de botes, pero simplemente no le había prestado atención hasta ese día.

Brittany la estudió.

Santana había sacado la máquina, así que estaba medio en la orilla y la otra mitad en el agua, con un chaleco de color amarillo brillante en el suelo, a sus pies.

Estaba inclinada sobre el vehículo, haciendo algo que Brittany no podía entender, pero asumió que Santana se disponía a llevarlo a dar una vuelta.

Sonrió mientras su mente evocaba una imagen de la morena descremada, sin esfuerzo sobre el agua, con una sonrisa de felicidad en su rostro y el viento contra el pelo.

La esposa del vecino- adaptación brittana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora