Capítulo 3 ( Gracias, Kuroo )

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De pronto, se comenzaron a escuchar voces y pasos fuertes y rápidos que venían donde él estaba. Esto lo mareaba un poco.
En ese momento alguien abrió la puerta de los baños. Era Kuroo, viendo como el amor de su vida estaba en la peor situación que se había llegado a imaginar.

- ¡Kenma! - exclamó el pelinegro acercándose al lugar donde se encontraba el otro - ¿Kenma? ¿Kenma me oyes? - Kuroo se empezaba a desesperar.

Ver al rubio envuelto en una capa de sangre no era una escena agradable para la mayoría de la gente.
Kuroo lo incorporó con cuidado y agarró el cuerpo en brazos para llevarlo a una ambulancia.
Al levantarlo vió la herida en su espalda, bastante grande, hay que decir. No tocó esa zona por miedo a que le doliera en exceso. Después Kenma agarró con la fuerza que le quedaba los brazos de Kuroo, haciéndole saber al otro que estaba consciente.

- Voy a llevarte al hospital, intenta respirar lentamente. - dijo el chico sujetándolo para que no se cayera.

Intentó hacerle caso, pero no servía, ya que el otro sentía cómo la sangre brotaba de sus heridas. Estaba asustado, nada podría apartarlo del pelinegro. Apoyó su cabeza en el pecho del chico, de forma en la cual su cara quedaba cubierta.

Al fin bajaron las escaleras, llegando a la ambulancia que había traído la policía. El trayecto fue agobiante: Kenma no se despegaba de Kuroo, la espalda del rubio dolía, el pelinegro estaba cansado y preocupado, había médicos tomando la tensión de los dos chicos constantemente y encima había mucho ruido allí.

Después de ese extraño viaje en ambulancia, intentaron apartar a Kenma del otro, pero nada. El pequeño se negaba, de verdad estaba asustadísimo y Kuroo era el único que podía ayudarlo ahora. Pusieron vendas en la espalda de Kenma, parando así el sangrado, pero la cara quedaba cubierta.

Decidieron poner a Kuroo recostado en una camilla, con el otro arriba de él, porque podría estar experimentando un estado de shock, y no era conveniente mover a alguien en esas condiciones. Al final consiguieron dormir al herido por todas las emociones vividas. Apartaron a Kuroo y colocaron a Kenma en otra camilla. Limpiaron el corte de su cara y echaron crema en el moretón que también tenía. Después de eso, lo volvieron a poner encima del otro para no asustarlo al despertarse. Los dos acabaron dormidos profundamente.

Aprendiendo A Amar  - kuroo x kenma -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora