⋆⌘⋆ alfa estúpido

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Un par de días habían pasado desde aquél incidente, mismo en el que Xiao Zhan se había sentido mal por Wang Yibo y, por el cuál, decidió alejarse de sus amigos en el preciso momento en qué Yubin comenzó a responder las preguntas de aquellos omegas curiosos.

El pelinegro sabía que no podía husmear en la vida ajena, no era de su incumbencia y hacer aquello estaba completamente mal. Pero al parecer ni Zhou Cheng, ni Fan Xing podían entender eso.

Ahora mismo el pequeño omega se encontraba recostado en su casillero, observando de manera inconsciente el cómo Wang Yibo conversaba amenamente con un pequeño grupo de jóvenes.

No podía evitarlo, había algo en el alfa que terminaba por atraparlo.

Quizá era su sonrisa ladina, aquella que hacía relucir su blanca dentadura. O tal vez su sedosa cabellera castaña, la cual siempre estaba peinada y desordenada; creando un perfecto resultado, dejando a la vista parte de su frente y aquellas espesas cejas.

Sea cual se la razón, Xiao Zhan estaba ahí, mirándolo casi a cada instante.

Lo negativo de todo eso era que el omega no se había atrevido a hablarle, ni siquiera a darle un pequeño saludo. Pero... ¿Cómo lo haría? Yibo jamás demostró un mínimo interés en querer conversar con él a pesar de ser compañeros de la misma sección.

Era frustrante.

—¡Xiao Zhan! —el saludo enérgico de Yubin lo sacó de su trance. Rápidamente lo miró, son una sonrisa suave entre sus labios.

—Hola Yubin. —el aludido se tambaleó en su lugar con las manos detrás suyo, generando intriga en el más bajo. —¿Pasó algo?

Yubin negó casi con timidez, para luego llevar sus brazos adelante y mostrar un pequeño oso japonés que Zhan adoraba mucho.

—¡Bin! —exclamó con sorpresa, un brillo reluciendo en sus orbes a la par que -inevitablemente- rodeaba al alfa menor en un fuerte abrazo. —¡Gracias, gracias!

Todo el rostro de Yubin se ruborizó al sentir un casto y corto beso en su mejilla

Todo el rostro de Yubin se ruborizó al sentir un casto y corto beso en su mejilla por parte del omega. No supo cómo interpretarlo, sin embargo, la única verdad era que Zhan lo había hecho con aire de inocencia, sin segundas intenciones. Ojalá y el menor no se creara falsas ilusiones.

—Me e-enteré que era de edición limitada. —con cierta dificultad, pudo hablar. —Así que no quería perder la oportunidad de obsequiártelo, Zhan.

Xiao Zhan hizo un impulsivo y bonito aiyo, llevando ambas manos a sus mejillas en nuestras de que aquello que había dicho Yubin, era sumamente dulce y adorable.

—Muchas gracias, Yubin. Primero regalarte algo tan lindo como tú.

Algunos betas y alfas observaban la escena, incrementan su odio y envidia por Yubin a niveles desmedidos. Ni podían creer que un alfa tan tímido como Yubin podía llamar la atención del precioso omega. Era una verdadera molestia para todo el tener que soportar lo que el menor lograba con simples cosas.

—No, Zhan. Tú eres el más lindo aquí. —comentó sutilmente, un tono meloso y cohibido rozaba en su voz de manera palpable.

—¿Qué haces aquí? La campana ya sonó hace más de un minuto. —una tercera voz se escuchó al igual que un aroma a café amargo se colaba entre ambos jóvenes.

Xiao Zhan dio un respingo a causa del susto. ¿Por qué a Wang Yibo siempre se le ocurría aparecer así?

—Hola, estoy bien, gracias. ¿Y tú? —de inmediato el tono de Yubin cambió a uno neutro y sarcástico.

—No estoy para tus juegos, ve a tu salón ahora.

—Pero Yibo...

—No he pedido tu opinión, anda ya.

El azabache resopló sintiéndose cansado por la actitud de su primo mayor, fueran a dónde fueran, el trato siempre era el mismo y no podía hacer nada porque no quería ser un mal educado que pudiera avergonzar a su familia en un futuro cercano.

—Yubin... —le advirtió.

La mano del omega se posó en el hombro del mencionado, dándole un apretón suave que transmitía cierto apoyo. —Ve Yubin, nos vemos luego. ¿Te parece?

—¿D-de verdad? —cuestionó al instante, su rostro destellan entre felicidad e incredulidad genuina.

—Por supuesto qué sí. —le sonrió de manera linda. —Y nuevamente, muchas gracias por el regalo.

Yibo viró los ojos. Para él era demasiado asqueroso esa clase de afecto entre los tontos de hoy en día.

—¡Hasta luego! —fue el último grito que soltó Yubin antes de correr hacia su respectiva aula.

Zhan agitó su mano derecha en modo de despedida hasta perder completamente la vista del menor. Mordió su labio inferior con nerviosismo al sentir la mirada fija del castaño y trató de darse soporte con el peluche que llevaba en sus manos. Dió media vuelta, era momento de alejarse de ese alfa.

—¿Qué pretendes hacer con Yubin? —la pregunta había salido de forma áspera e inesperada. Deteniendo rápidamente al omega de su huida. —¿Estás tratando de jugar con sus sentimientos? —lo tomó de la muñeca de manera tosca, haciendo que este girada. —Conozco a la clase de omegas como tú. No finjas.

El ceño de Xiao Zhan se frunció con enojo, podía empezar a entender a lo que se refería el alfa, pero su indignación y sorpresa podía más.

—¡¿Qué estás tratando de decir?!

—No hagas ruido. —apretó más el agarre cuando sintió que el pelinegro intentaba zafarse. —¿Y que quieres que te diga exactamente? ¡Por favor! —rió con sarcasmo. —No te hagas el inocente.

—Estás insinuando cosas absurdas. Yo no soy de esa clase de personas. ¡Eres un estúpido!

—Hey, ten cuidado de cómo me hablas. —lo retuvo sosteniéndolo de ambas muñecas. —Y te advierto, te mucho más cuidado de cómo te comportas con Yubin. Él es como un cachorro y tú —lo miró con repudio. —, tú eres un omega que se aprovecha de eso con tal de obtener regalos ridículos. Eres igual que todos.

El pelinegro no lo soportó más y al sentirse atrapado y ofendido, lo único que se le ocurrió fue darle un fuerte rodillazo en la entrepierna de Yibo.

El alfa bramó un quejido acompañado de miles de groserías que a la opinión de Zhan eran horribles y, lo soltó para doblarse debido al dolor que aquel golpe le había provocado.

El miedo invadió por completo al omega y de inmediato abrió su casillero para guardar el peluche y tomar los cuadernos que le tocaba para las siguientes clases.

No esperó a nada y literalmente corrió.

—¡Xiao Zhan! —fue la exclamación enojada que el alfa soltó detrás de él a la lejanía.

𝐁𝐀𝐃 𝐁𝐎𝐘 ₪ YiZhan [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora